-¿Y bien? –Me preguntó mientras dejaba las flores encima del mueble- ¿Sabes tocar guitarra?
-no... la verdad es que no –suspiré- intenté hacerlo pero solo me salen un par de acordes... acordes que quiero dedicarte.
-¿hablas en serio? –Sonrió ampliamente- me gustaría poder escuchar esos acordes.
-Lo haré con la condición de que no te rías, eh...
Me puse en posición para tomar la guitarra y comencé con uno que otro acorde desafinado. Bueno, si no le gusta la canción tengo un plan b y ese es confesarme hacia él.
Nada va a hacerte daño, cariño,
mientras estés conmigo estarás perfectamente.
Nada va a hacerte daño, cariño,
nada va a llevarte de mi lado.
-qué lindo –comentó en cuanto terminé el fragmento la canción- me gustó mucho... gracias, Jiminie –besó mi mejilla.
-Kookie –comenté mientras dejaba la guitarra a un lado.
-¿Sí?
-Sé que en unas semanas te tendrás que ir a Tokio, pero antes que lo hagas quiero que sepas que aunque te conocí hace solo unos meses me he dado cuenta que te has vuelto fundamental para mí... me gustas, Kookie –suspiré- me gustas mucho... hice todo esto porque quiero que lo que sea que tengamos se consolide... sin darle tantas vueltas al asunto ¿Quieres ser mi novio?
Su mirada se había vuelto cristalina. Aunque sentía muchos sentimientos en sus ojos solo podía percibir frialdad.
-Perdón, Jimin... -comentó- no sabes cuánto me gustas. Pero esto es difícil... no quiero hacerte daño, no quiero que por mi culpa cuando me vaya sufras.
-Sufriré de todas formas si no estás de mi lado –respondí de inmediato.
-Jimin...
-Kookie...
-Te amo tanto, maldición –gruñó mientras se tiraba a mis brazos- ¿Por qué debes hacerlo todo tan difícil?
-perdón –mordí mi labio.
-¿De verdad quieres que sea tu novio?
-¿Por qué no querría que un niño guapo, tierno y amoroso fuera mi novio? De verdad me gustas, Kookie.
-Me iré a Tokio y no quiero dejarte aquí solo, no puedo dejarte.
-No me dejarás –tomé su cara con ambas manos y levanté su cabeza para hacer contacto visual- cuando te vayas hablaremos todos los días por teléfono... de algún modo hablaremos.
-¿Lo prometes? –colocó sus manos en mi cintura y acercó mi cuerpo al suyo.
-Lo prometo.
Sellé mis palabras con un dulce beso.
-Te amo, novio –sonrió.
-Te amo más, novio –reí.