-Tenemos que irnos, bebé -dijo mamá entrando a mi habitación.
-no tengo ganas de salir, mamá, lo siento.
El viaje que habían preparado para mí a la playa nuevamente había sido postergado por mi culpa.
Las excusas se me estaban acabando. Primero era que me tenía dolor, otras que estaba cansado, unas veces me hice el dormido.
La verdadera razón por la cuál no quería salir era que estaba demasiado triste.
-¿Qué pasó ahora, cariño? -se acercó a la cama.
-simplemente no tengo ganas.
-¿Hay algo que pueda hacer para remediar eso?
Darle más vida a Jungkook...
-Si quieren salgan ustedes, yo me quedaré cuidando la casa... -me cubrí la cabeza con las mantas.
Sentí una suave caricia por encima y luego sus pasos alejarse hasta sentir la puerta cerrarse.
Debería salir para darme ánimos, pero esos ánimos ya no existen.
Pasó una hora desde que ellos se habían ido y me dejaron solo en casa. Hubiera seguido acostado si no fuera por el teléfono que sonó unas tres veces consecutivas.
A la cuarta me levanté y a la sexta contesté.
-¿Sí? -respondí.
-¿Con el señor Park Jimin? -se escuchó una voz femenina.
-con él... ¿Con quién hablo?
-habla con Lee Jisoo de la clínica contra el cáncer, lo llamábamos para saber si usted sabe algo de Jeon Jungkook.
-¿Q-qué? ¿A qué se refiere? -se me cortó la voz.
-por lo que sabemos usted es su amigo y bueno... no tenemos una muy buena noticia...
-¿¡Qué le pasó!? -exclamé- ¿¡Él está bien!?
-No lo sabemos... -se escuchó un pequeño silencio- esperemos que si.