5: Creer, confianza y polvo de hadas.

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Credence se encontraba animando, ansioso y nervioso, todos esos sentimientos y unos cuantos otros más se encontraban ahora dentro suyo.

Se había despertado antes que Newt, casi ni pudo dormir por la ansiedad y los nervios. ¡¿Y es que cómo no sentirse así?!

La noche anterior Newt había regresado a la casa luego del trabajo y le había dicho que luego de una ardua investigación y haber hablado con un antiguo profesor, Descubrió que cabe la posibilidad de que él pueda hacer magia.

En un principio a Credence le había aterrado y asombrado la idea. Y es que la magia se veía tan lejana y al mismo tiempo aterradora en si. Newt tuvo que calmarle y explicarle luego con menos ánimo y más calma lo que era el hacer magia, sus responsabilidades, pero al mismo tiempo sus beneficios y diversiones.

Credence le preguntó como era aquello posible, Newt le explicó todo, respondiendo a cada pregunta -hasta la más tonta- con calma mientras se hallaban acurrucados en el sofá.

Esa misma noche, Newt le dijo que le enseñaría a usar la magia lo más pronto posible y eso era -por supuesto- el día siguiente.

Y aunque Newt era el que parecía más ansioso a primera vista sobre todo aquello, Credence también lo estaba, sólo que el aún no se tragaba todo el cuento de ser obscurial, cuidar de criaturas sorprendentes, pertenecer y descubrir un mundo enteramente mágico y que su pareja fuera un mago grandioso.

Credence salió de la cama con todo el cuidado del mundo, no quería despertar aún a Newt.

Se dirigió al baño y antes de entrar miró al mago. La noche anterior se había visto tan animado y esperanzado de que pudiera hacer magia, que uno de los miedos de Credence ante la posibilidad de hacerla, es que fallará o que ni siquiera pudiera hacerla. No quería decepcionarlo, no podría ver cambiar la cara de felicidad de Newt a una de total decepción.

[...]

Cuando Credence salió del baño, se encontró con un muy despierto y radiante Newt que se estaba sonriente como cada mañana.

Credence sonrió también, porque si algo que tenía Newt que le encantaba a Credence de él, era lo contagiosa y perfecta que era su sonrisa. Pero claro esta, que en cuanto las primeras palabras salieron de la boca del mago, llegaron a los oídos de Credence, su sonrisa se fugó tan rápido como vino "¿Listo para lo de hoy?" Había sido la oración.

Horas después, luego de un desayuno a base de cereal y yogurt, ambos se levantaron -uno mas animado que el otro- listos para practicar algo de magia básica.

Newt había conseguido una varita básica de entrenamiento, esas que se les da a los niños antes de entregarle la que les perteneciera por siempre. Se la tendió a Credence, quien bacilo en sí tomarla o salir corriendo y esconderse en la maleta.

Newt noto la duda y miedo en los ojos de Credence, sabía que para el neoyorquino esto era algo nuevo, y sobre todo sabía que Credence temía a todo lo nuevo y desconocido. Y es que ¿como no? Teniendo una vida como la suya, le entendía.

Bajo la varita que le tendía a Credence, este le miró curioso y espero a ver que pasaba a continuación. Newt se acercó los pasos que los separaban y quedando uno frente al otro, muy cerca. Le susurró sólo a él

-No tienes que tener miedo a probar cosas nuevas Credence- comenzó diciendo, ganándose como siempre la atención del nombrado.

Credence, aún teniendo a Newt tan cerca, se mantuvo con la cabeza baja. Sentía un poco de pena al saber que Newt le había leído tan rápido. Pero así eran ellos y en cierta forma era lo mejor, porque cuando las palabras no salían, una simple mirada lo arreglaba todo.

O.S 🌸 [crewt]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora