—Cuento contigo Swain.— Finalizaba la conversación la embaucadora.
Swain asintió con la cabeza, mientras apoyaba las manos en la mesa redonda de la sala de oficiales de Noxus. Era una sala grande, excesivamente grande, de sólida piedra con una gran mesa de madera rodeada por sillas acolchadas. Había sillas también a ambos lados de la pared. Al fondo unas cómodas y unas mesas de archivos pequeñas reposaban tranquilas. Toda la sala era iluminada por una gran lámpara de araña de la que pendían pequeños péndulos transparentes, su luz tenue era suficiente para la actividad de aquella sala.
A pesar del cúmulo de sillas Swain y LeBlanc debatían de pie en aquella gran sala.
— Hazles pasar. — Le dijo éste a la versada mujer. Ésta asintió con la cabeza y dio media vuelta en dirección a la salida de la sala. Entonces se detuvo
— Katarina...
— Katarina obedecerá. — Le cortó Swain
— Desde lo de su padre nunca ha mostrado lealtad hacia nadie. — LeBlanc frunció el ceño. — Sobreestimas a tus aliados.
— Nunca ha mostrado lealtad, porque nadie le ha dado un motivo para hacerlo. Excepto su padre. Yo le daré un motivo. Obedecerá. — Le respondió un intrépido Swain.
Ella asintió no muy confiada y siguió su camino. Abrió la vieja puerta de madera que sellaba la sala y llamó a los que esperaban tras ella. Todos la miraron. Algunos impacientes, otros impasibles, otros con cierta mirada acusadora.
Uno a uno entraron a la sala. Viktor, Sion, Katarina, Urgot, Vladimir, Darius y por supuesto Swain se encontraban reunidos.
Swain comenzó:
— Bien, supongo que ninguno sabrá el porqué de mi llamada a...
— ¡Maldición! — Le interrumpió Sion, estaba medio levantado de la silla — ¡Estas sillas son una mierda!
Todos le miraron sorprendidos, Swain se repetía «Ten paciencia, no son políticos, ten paciencia ». Sion buscó una silla más cercana y la cambió por la rota, acto seguido colocó otra silla a su lado y se sentó en las dos. Vladimir lo miraba divertido. Mas Sion se dio cuenta.
— ¿Qué cojones miras desgraciado?— Señaló irritado.
— ¡Señores!— Interrumpió Swain— Y señorita— Miró hacia Katarina— Cuanto antes acabe, antes podremos salir de aquí. Sé que a ninguno os gusta la política mas aun así, requiero de vuestra ayuda por Noxus, por nuestra patria.
Dejó de hablar se cercioró con ello que las cosas ya estaban tranquilas, todos le prestaban atención, así que triunfante y más tranquilo continuó.
— Todos sabemos de nuestros enfrentamientos con Demacia, por nuestra preciada Jonia. Hemos perdido vidas en todos nuestros fútiles intentos de expandir Noxus, única y verdadera nación de Runaterra. Pero no podemos seguir así, civiles mueren cada día Noxus está debilitada
— Demacia también— interrumpió Darius— Un ataque ahora los destrozaría para siempre, nos organizamos y atacamos, mis tropas están más que listas
— Tus tropas, mi gran amigo no son suficientes. — Apostilló el Alto General— Si no podemos luchar, debemos cambiar el juego. Vamos a recurrir a la diplomacia.
Todos lo miraron con ira, ceñudos, era evidente que no estaban de acuerdo con ello y Swain lo notó.
— Nuestros ejércitos podrán recuperarse, ¡no he perdido mi ímpetu por expandir Noxus!, pero necesitamos un periodo de paz, necesitamos espiar tantear y reconocer todo el terreno, y tengo planes para hacerlo. Pero de momento necesitamos un acuerdo de paz frente a Jonia con Demacia. Jonia abrirá rutas comerciales con Noxus además de permitirnos entrar y salir cuando queramos, esto nos abastecerá.
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Lux Aeterna{#1} Darius x Lux |Ángeles y maldiciones|
FantasíaDarius, la mano de Noxus es un intrépido guerrero forjado en mil batallas. Un giro en la manera de liderar de Swain hace que las batallas cesen. Pero no es el retiro de este guerrero. Ahora Swain le requiere que sea diplomático. Un fastidioso cargo...