Cuatro

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Esta habitación era tan diferente a la nuestra...

Me fijé en sus detalles cuando un silencio largo e incómodo nos rodeó a ambos. El no tener ventanas era la única similitud, pues Jimin tenía una cama de dos plazas para él solo, tenía muebles; algo viejos, pero al fin y al cabo eran muebles, sus paredes no eran oscuras como las nuestras, las suyas parecían estar cubiertas de un papel rojo y marrón que ayudaban a la habitación a dar un lugar tétrico; quizás no como en nuestra habitación pero he de admitir que no era mejor en colores, el suelo estaba cubierto por una moqueta que, al igual que el resto de colores, no destacó, era un poco más de ese color marrón pero al menos daba calor.

Después de mi pequeño análisis, vinieron las preguntas y, aunque me dije que no desconfiaría de él, fue inevitable preguntarme por qué él tenía este tipo de trato cuando nosotros vivíamos como ratas. Sí, es verdad que Jimin llevaba aquí cinco años, pero, ¿qué ocurrió o qué tuvo que hacer para conseguir esto? ¿De verdad merecía la pena esta habitación para lo que tendría que haber hecho?

Lo miré desde mi lado de la cama, estaba tumbado pero dándome la espalda, no sabía si estaba despierto o dormido y mucho menos sabía si debería preguntarle.

Entre decidir si llamarlo o no, un vago recuerdo vino a mí. Recordé el día que me llevaron ante el doctor y ojeé entre sus papeles para buscar algo de información, recordé perfectamente cuando encontré algo sobre Jimin, y no fue nada bueno. Con el tema del golpe y todo lo que vino después, lo olvidé por completo, pero ahora que lo recordaba no pude dejar que se quedara ahí por más tiempo, mi mente necesitaba expulsarla y saber qué significó.

— Jimin hyung —susurré pero él ni se inmutó, así que coloqué una mano en su brazo para llamarlo y en cuanto sintió el tacto dio un brinco que incluso me asustó a mí. Se enderezó rápido en la cama y luego pareció calmarse cuando me vio—. ¿Estás... bien?

— Sí, sí —pasó su mano por el cabello y suspiró más relajado—. ¿Qué ocurre?

— ¿Sabes lo que es la sífilis? —juré que su rostro se tornó tan blanco como la habitación del doctor, incluso pareció quedarse sin oxígeno.

— ¿De dónde has sacado eso?

— Lo leí en alguna parte —de pronto me sentí como uno de sus enemigos, la mirada que me dio fue tan fría que sentí mis vellos erizarse. Por supuesto no era mi intención, simplemente no sabía cómo preguntarle de una forma que no le molestara, pero al parecer con tan sólo escuchar la palabra ya lo conseguí—. Hyung, lo qu-...

— Sé lo que es. Ahora duérmete un rato —hizo el intento de volver a su lugar, dándome de nuevo la espalda, aunque lo detuve, no podía acabar esta conversación así. Ahora que lo tenía frente a mí sin nadie a nuestro alrededor necesitaba saber cosas.

— ¿Por qué tuviste sífilis?

— Joder, JungKook —resopló algo alterado y se sentó frente a mí con las rodillas clavadas en el colchón—. Deja de querer saber tanto, saber demasiado no trae nada bueno, así que..., ¿podrías dejar de hacerlo?

— No sé por qué estás aquí, por qué estás solo o por qué tu habitación es distinta a la nuestra.

— ¿De qué sirve saber la verdad? ¿Acaso crees que saber tus porqué va a sacarte de aquí? —igual yo me estaba comportando indebidamente, pero él estaba usando un tono tan despectivo e hiriente que no ayudó en nada— JungKook..., no quise decir eso, es sólo que...

— No quieres que sepa nada de ti, entiendo —desvié mi cabeza a un lado y miré en otro punto que no fueran sus ojos.

— Sabes mucho de mí.

18m² [JiKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora