Eres sólo mío

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JiYong y ShinDong comenzaron una plática sobre sus familias, cada uno habló de sus respectivas mujeres, ShinDong incluso de sus dos hijos menores, charlaron más animadamente sobre trabajo, poniendo punto por punto detalles que sin soportar más, tapé mis oídos disimuladamente. Por otro lado Jimin no quitaba los ojos de mí, después de que JiYong me ignorara un poco dejó de verlo como si quisiera matarlo y se centró completamente en mí.

A veces echaba un ojo al lugar, como si lo estudiara y viera quién llegaba y se iba, también suspiraba demasiado cuando sus ojos volvían a mi persona, su ceño se fruncía ligeramente y relamía sus labios secos.

— Sentémonos y tomemos una copa —invitó ShinDong, y JiYong, no muy convencido, terminó por aceptar con una falsa sonrisa. Agarró mi mano y los cuatros caminamos hasta unos sofás de cuero negro que había. Un par de mujeres estaban sentadas en otros, charlaban con unas copas en sus manos y a veces saludaban a alguien en la lejanía—. Jimin, tráeme una copa de Bourbon —éste asintió sin decir nada y fue hasta la barra—. ¿Quién es él? —preguntó señalándome.

— Es mi chico —sonrió orgulloso pasando su mano por mi nuca—. Lo compré no hace mucho.

— No sabía que tenían a un chico así —sus ojos bajaron a mis pies y subieron lentamente hasta acabar en mis ojos.

— Ni yo.

— ¿Y tu mujer qué opina de esto?

— No tiene ni idea.

— O sea que ni siquiera lo llevas a casa.

— No, no de momento —ambos rieron y JiYong bebió de su copa y me pasó la otra que pidió para mí, sólo la sostuve en mi mano pero en ningún momento le di un sorbo—. ¿Y Jimin? ¿Se porta bien últimamente?

— Bueno, ya sabes, tiene sus días. A veces es más recíproco, otras veces no puedo evitar tener que golpearlo —mi cuerpo se tensó y mordí mi labio inferior conteniendo mis ganas de asaltar a ese hombre y ahorcarlo—. Aunque..., ahora más que nunca está siendo un agudo dolor de cabeza, no parece querer colaborar en nada y los golpes ya ni siquiera lo afectan —suspiró y elevó sus ojos cuando el protagonista de la conversación llegó con la copa en la mano.

— Si te sirve de consuelo —movió su copa cerca de sus labios—, JungKook tampoco es que sea muy recíproco —bebió un pequeño sorbo y vi como ahora centró sus ojos en Jimin—. Aunque le veo futuro. Unas bofetadas a tiempo harán su labor a su tiempo, además —me miró ahora a mí y agarró mi mano entrelazándola con la suya—, cada vez siento que nos volvemos más cercanos. Hoy mismo estuvimos jugando a las cartas —rió viendo a Shindong—, es muy bueno, ¿sabes? Y a veces me deja abrazarlo, acariciarlo, besarlo —abrí mis ojos en demasía y tragué grueso cuando los rasgados ojos de Jimin me miraban fijamente—. Incluso me habla con respeto —besó el dorso de mi mano—, al menos cuando está de buen humor. Pero lo mejor de todo es cómo se dirige a mí, ¿verdad, JungKook?

— ¿Eh? —dejé de mirar a Jimin y la sonrisa algo amenazadora de JiYong parecía esperar algo de mí.

— Diles cómo me llamas —un sudor frío ya recorría prácticamente todo mi cuerpo—. ¿JungKook? —su sonrisa desapareció y una ceja alzada esperaba que una respuesta saliera de mis labios— No seas maleducado, pequeño.

— A-... A-am-... —abrí y cerré mi boca innumerables veces. Cuando los ojos de JiYong no dejaban de amenazarme mi boca se abría para darle la respuesta que quería, pero cuando corría los míos hacia Jimin, mi boca se cerraba y quedaba sellada—. Necesito ir al baño —dije borrando una gota de sudor que caía por mi sien.

— No parece verse bien —comentó ShinDong.

— ¿Qué tienes?

— Sólo necesito ir al baño —lo miré con súplica, quizás así desistiría y me dejaría ir—, por favor.

18m² [JiKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora