Sangre

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Las copas iban saliendo del bar a una velocidad alucinante, de mano en mano se iban pasando, y en menos de unos minutos la copa quedaba vacía lista para otra ronda. El dinero fue el segundo protagonista en aquella fiesta, las mesas se llenaban de hombres para jugar y hacer sus apuestas, a veces había algo de pelea pero nada que no se pudiera solucionar. Una enorme humareda llenaba el lugar dándole un toque tétrico, era difícil ver quien no tenía un cigarro apresado en sus dedos o descansando en algún cenicero, pero lo que realmente me dificultaba ver era como las drogas se pasaba de mesa en mesa, como si éstas fueran un dulce esencial en cada uno de ellos. Repugnancia me causaba cuando veía esnifar directamente desde la mesa en la que estaba sentado, e incluso JiYong me advirtió de que no aceptara nada ni bebiera de ninguna copa, él mismo había ido a traerme una pequeña botella de agua que yo mismo abrí y no perdí de vista ni un solo momento, teniéndola siempre conmigo.

Por otro lado, Jimin parecía desenvolverse, como si hubiese vivido esto miles de veces, aceptaba las copas que le daban y fumaba cuando ShinDong le ponía el cigarro frente a sus labios. Evitaba mirarme más de la cuenta, a veces me echaba una mirada pero rápidamente la corría hacia otro lugar, no supe si la causa era por enfado o por seguridad, pero de todas formas me molestaba.

— ¡Kris! —gritó JiYong a mi lado y llamó al alto para que se acercara— ¿Puedes llevarte a JungKook a la habitación?

— ¿Ahora mismo?

— En un rato —pareció pensarlo mientras rascaba su barbilla y miraba por el lugar.

— Buscaré a HeeChul para que lo lleve, ahora mismo no puedo irme de aquí.

— Bien, pero que no tarde —asintió y se marchó.

— ¿Ocurre algo? —pregunté curioso, recibiendo una caricia en mi cabeza que sólo él catalogaría como tierna.

— Nada, volvamos con el resto —lo seguí hasta la mesa donde hace nada estaba jugando póker con algunos hombres, sacó unos billetes y se incorporó de nuevo. Me quedé todo el tiempo viendo la partida a sus espaldas, él reía con el resto, comentaba y creaba un ambiente bastante agradable. Parecía que JiYong caía bien a todos, o al menos eso le hacían ver.

— JungKook —escuché mi nombre en un susurro y busqué entre todos los que estaban allí quién me miraba—. JungKook —de nuevo lo escuché, sólo que más fuerte, dándome la pista de que quién me llamaba estaba detrás mío. Giré mi cabeza viendo a Jimin que rápidamente puso su mano en mi nuca y me obligó a mirar hacia adelante—. No mires hacia atrás —guardó silencio y dejé de sentir su mano—. Debes pedirle a JiYong que te lleve a la habitación.

— ¿Qué, por qué?

— Tú sólo hazlo.

— Creo que HeeChul está en camino para llevarme, pero..., ¿qué ocurre?

— ¿Ves a ese hombre de allí? El de negro entero —miré en la dirección donde sentí un pequeño toque en mi hombro izquierdo. Allí habían unos cuatros hombres, uno de ellos tenía el pelo castaño y húmedo hacia atrás, era el más bajito de los cuatro, otro llevaba un flequillo bastante despampanante, no por su forma sino por lo largo que era, ni siquiera sus ojos se le veían, el tercero tenía el cabello platino y una sonrisa en el rostro mientras movía levemente su cuerpo al son de la música; parecía disfrutar más que ninguno de este lugar, y por último, un hombre alto y bastante serio se encontraba más atrás que el resto, tenía una mirada frívola y sus ojos no dejaban de analizar hasta el último de los rostros.

— ¿Quiénes son?

— Los mejores hombres de JiYong —Jimin guardó algo de silencio y se separó un poco cuando unos hombres pasaron por nuestro lado—. Pero uno de ellos sólo hace acto de presencia cuando algo malo va a ocurrir —continuó cuando se acercó—. Llamémosle su mano derecha y quien siempre está metido en todos los trapos sucios. Que esté aquí no da buena señal, así que deberías volver.

18m² [JiKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora