— Pick me, pick me, pick me up. Pick me, pick me, pick me up. Pick me, pick me, pick me, pick me. I want you pick me up —cantaba HeeChul desde fuera de la habitación, intentando hacer eco de la voz aguda y desgarradora del chico que estaba atado de pies y manos tirado en el suelo. HeeChul había entrado unas cuantas veces para colocar bien el trozo de tela que tenía atado en su nuca y que impedía a la voz del chico hacerse sonar, pero en las cuatro veces que consiguió soltarse, HeeChul se dio por vencido y lo dejó gritando.
Él no era el único que pisaba el suelo de nuestra habitación, dos más; un chico y una chica, lo acompañaban, pero estos simplemente permanecían callados y llorando, seguramente viendo pasar su vida ante sus ojos y despidiéndose de sus seres queridos en silencio y ante la simple imagen de sus recuerdos.
Unas horas antes, cuando ambos guardias habían traído a los tres chicos, nos habían dejado más que claro y advertido que no podíamos acercarnos y mucho menos cruzar palabras con ninguno. La mirada de ambos mientras nos advertían era de pura amenaza, como si en sus oscuros ojos pudiéramos ver reflejado el castigo que nos impondrían si llegáramos a desobedecer. Pero después de tanto tiempo escuchando esos gritos, mi cuerpo poco a poco iba comenzando a ceder, teniendo a JiSung con el corazón en un puño cada vez que se daba cuenta de mi intento por acercarme.
Ten, en cambio, estaba espaldas a todos y con sus manos tapando sus orejas por completo, impidiendo el paso de cualquier sonido; aunque aquellos gritos parecían imposibles de acallar.
— Pick me, pick me, pick me up... —continuaba cantando al otro lado de la puerta, mezclándose con la estruendosa voz del chico y los sollozos de los otros dos. Era un autentico concierto digno de un matadero.
De repente recordé las palabras de Jimin, "venta de órganos", y me sentí insensible por haber comparado la situación con un matadero. ¿De verdad hablaban en serio con respecto a la venta de órganos? ¿Eran esas tres personas las que lo sufrirían o seríamos nosotros?
Una corriente eléctrica, como si un rayo me hubiese atravesado, recorrió todo mi cuerpo, llegando a dolerme incluso los huesos por lo tensado que estaba. Miré a JiSung que lloraba en silencio y sin apartar sus ojos de los tres chicos. Sin decirle nada lo agarré por los hombros y le acuné entre mis brazos, intentando tapar sus oídos como Ten hacía con los suyos propios.
— ¡Deja ya esa puta canción! —gritó Kris al otro lado de la puerta, acallando a su compañero de guardia por unos segundos.
— ¡¿Qué problema tienes?! —continuó con su voz elevada, sobresaliendo incluso por encima de los gritos del chico que aún no callaba y que comenzaba a quedarse ronco; quizás por eso su voz ya no sonaba tan fuerte.
— ¡Entre tú y ese cerdo chillando me tenéis la cabeza loca!
— Pues entra y lo callas, yo paso de volver a entrar para nada —después de unos segundos de silencio; sin contar con la voz ronca del chico en el suelo, la puerta se abrió y los tres temblaron como corderos ante un lobo.
Kris agarró el cuello del chico que ahora había detenido sus gritos y comenzó a sollozar suplicando por su vida. Sin darle tiempo a reaccionar, Kris estampó su puño contra el rostro del chico, y lo mismo por unas siete u ocho veces más. Tapé los ojos de JiSung cuando iba por el segundo golpe y me quedé observando como, poco a poco, la fuerza del chico disminuía hasta caer desplomado en el suelo como un saco de arena. Kris miró a los dos restantes y estos, negando descontroladamente, acallaron sus sollozos. Sin más, el guardia alto salió cerrando tras de sí.
En un arrebato que ni yo mismo llegué a comprender del todo –ya que actué demasiado rápido–, me volví a Ten y lo hice girar con un agarre en su hombro. Ten me miró con sus ojos rojos de haber estado llorando, sin decirle nada sujeté a JiSung y lo coloqué cerca suyo. Comprendiendo el gesto, Ten atrajo a JiSung a su cuerpo y lo abrazó como yo hube hecho segundos antes. Me levanté de la cama y caminé en silencio hasta los tres chicos.
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18m² [JiKook]
Fiksi Penggemar❝¿Dónde estoy?, me pregunté cuando desperté con un agudo dolor de cabeza en un lugar completamente desconocido. Mis ojos divagaron por el oscuro lugar en busca de reconocimiento, pero no era más que una simple habitación con unos pocos muebles viejo...