El pecho me dolía, lo sentía completamente comprimido, como si una mano me atravesara y agarrara con fuerza mi corazón en un puño apretándolo hasta dejarme sin respiración. No era una sensación desconocida, pero hacía demasiado tiempo que no volvía a tenerla, recordé que tan cruel podía llegar a ser ese dolor; tan largo y angustioso.
Desde aquel día, el mismo que los ojos sin vida de BaekHyun se grabaron en mi mente, estuve encerrado en la habitación blanca del doctor. Permanecí en su camilla por no sé cuánto tiempo, como siempre, el tiempo era algo de lo que nunca podía estar seguro, pero se me hizo tan pesado que fácilmente podría llevar aquí unos días.
El doctor no me quitó el ojo en todo el día y HeeChul no lo hizo en las noches. Odiaba sentirme observado, pero supongo que la vigilancia era necesaria. El día después de todo lo que ocurrió, escuché que el hombre que nombran como jefe, le había pegado un tiro a quien antes era su mano derecha; Junsu. No supe por qué lo hizo, o quizás sí, realmente no podría decirlo con certeza y tampoco es que me importara demasiado. El mundo no iba a echar de menos a un ser horrendo como lo era él..., aunque, aún quedaban muchos por estos pasillos.
— ¿Cómo te encuentras hoy, joven? —el doctor caminó desde su escritorio hasta mi cama y se sentó en una silla que había junto a ésta. Yo simplemente giré mi cabeza al lado contrario como respuesta— Supongo que eso es un "bien".
Por el rabillo del ojo lo vi levantarse e ir hasta el mueble blanco donde sacó unas pastillas y volvió hasta mí con un vaso de agua. Lo dejó en una pequeña mesita junto a la cama y me ayudó a incorporarme, dejó las dos pastillas sobre mi mano y me las metí a la boca, bebiendo luego un poco de agua para tragarlas. Él esperó como siempre a que abriera la boca y se asegurara que no intentara engañarle.
— Buen chico, quizás hoy te devuelvan a la habitación —levanté mi cabeza en su dirección, pero no dije nada, tampoco tenía qué decirle, pero me sentí mejor interiormente al saber que volvería junto a JiSung y Ten. Después de estos días no supe nada de ellos y estaba demasiado preocupado.
Alguien llamó a la puerta con sus nudillos y entró cuando el doctor le dio paso. Era un chico que nunca había visto, su pelo era rubio y su tez morena, pero lo que realmente me llamó la atención en el chico, fueron sus ojos, pequeños pero con una mirada fría y calculadora.
— Oh, NamJoon, ¿qué te trae por aquí?
— Al parecer me tocó hacer el trabajo de Junsu.
— ¿Eso significa aumento de sueldo? —el doctor dejó escapar una risa socarrona.
— Eso espero porque no me va mucho el trabajo que hacía.
— Demasiada responsabilidad, supongo —el chico rubio dejó soltar un suspiro mientras asentía no muy convencido por las palabras del señor mayor frente a él—. Mira el lado bueno, no vas a jugarte tanto la vida como lo hacías antes.
— Preferiría jugarme la vida a ver toda la mierda que se cuece aquí abajo.
— No lo digas muy alto, por si acaso —el doctor palmeó el hombro del chico y luego se volteó hacia mí. Yo dejé de mirarlos nervioso y me tapé con la sábana hasta el cuello.
— ¿Él es la causa de la muerte de Junsu? —me encogí en mi lugar sin siquiera pestañear. No había nadie más en la habitación como para dudar de si se refería a mí o no, y claramente era yo. ¿Era culpable? ¿Por qué? El malo fue él, yo tan sólo sufrí de su crueldad sin límites— ¿Por qué lo sigue conservando? —oí un siseo, suponiendo que del doctor.
— No lo sé, asegura que podría ganar un buen dinero con él, pero... desde que está aquí ha gastado más que diez chicos.
— Cuando se le mete algo en la cabeza... En fin, debo llevármelo.

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18m² [JiKook]
Fanfiction❝¿Dónde estoy?, me pregunté cuando desperté con un agudo dolor de cabeza en un lugar completamente desconocido. Mis ojos divagaron por el oscuro lugar en busca de reconocimiento, pero no era más que una simple habitación con unos pocos muebles viejo...