Sacrificio

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Ocho brazos rodeaban mi cuerpo sin descanso, se negaban a retirarlos y romper el círculo que formábamos, y a decir verdad, yo también me negaba. Volver a sentir el calor de mis amigos hizo que mi corazón palpitara de sobremanera, que mis ojos dejaran escapar lágrimas de emoción y que mis labios se curvaran hacia arriba mostrando una alegre sonrisa. Los había echado mucho de menos, sobretodo al pequeño que se aferraba con desesperación a mi cintura; sus pequeñas y delgadas manos agarraban con fuerza mi ropa y su rostro hundido en mi pecho liberaba las mismas emociones que yo sentía.

Fue como volver a casa.

— Os he echado mucho de menos —les susurré y, tanto los que entendieron como los que no, cerraron más ese círculo en respuesta afirmativa; todos nos sentíamos igual.

A excepción de Bobby, el resto permanecimos bastante tiempo sentados en las camas, hablando sobre todo lo que había pasado; tuvieron visitas de los guardias, lo de siempre, también habían visitado al doctor como era costumbre, incluso a veces habían subido para que algún cliente les echara el ojo. Me contaron también que en muchas ocasiones escucharon a HeeChul y Kris discutir en el pasillo, que KyungSoo ya no iba tanto como antes a llevarles la comida y que, en cambio, la traía HeeChul, Kris e incluso un chico alto, que supuse era ChanYeol, lo cual me extrañó bastante.

Las cosas cambiaban no sólo para mí sino para todos, yo tenía mis problemas pero cada uno de ellos tenían los suyos, las cosas no se limitaban a sólo permanecer aquí como había sido en un comienzo, todo, absolutamente todo, se movía demasiado rápido y me aterraba conocer que había detrás de las historias de cada uno, lo que les depararía mañana, pasado o cualquier día por llegar.

— Así que te compraron —dijo Bobby después de acercarse un poco a nosotros y sentarse en el suelo pero apoyando su espalda en la cama—, por eso ya no venías por aquí —asentí aunque no me vio por darme la espalda.

— ¡Te dije que él no era ningún traidor! —exclamó JiSung un tanto ofendido, seguramente hubo algunas disputas cuando todos se preguntaban por qué no llegué a regresar después de un tiempo, había sido un mes desde que no los veía y seguramente el chico nuevo les llenó la cabeza de historias, y aunque eso me molestó en un principio, no podía culparle, pues yo también había desconfiado de todo cuando entré aquí.

— Está bien, JiSung —acaricié la cabeza del pequeño y éste hizo un puchero bastante tierno, lo que me causó ternura y no pude evitar abrazarlo y besar su coronilla.

— Debemos escapar —musitó Bobby después de un corto de tiempo en silencio.

— Ya lo intentamos.

— Ya me lo contó JiSung, pero... no debemos darnos por vencido, hay que seguir intentándolo.

Suspiré sin saber qué responder y me tumbé con el resto de chicos. Cerré mis ojos pensando en demasiadas cosas, lo cierto es que quería mantener mi mente en blanco por un rato y despejar el dolor de cabeza que me nublaba la coherencia, pues las palabras de Bobby no dejaban de repetirse miles de veces y aunque escapar era lo que todos queríamos, era prácticamente imposible, ya lo habíamos intentado y no conseguimos siquiera cruzar aquel enorme muro. Pero todo lo que yo pudiera decirle no valía demasiado, él no hubo vivido aquel día y por lo tanto sus ojos no captaron la realidad que nosotros sí, así que preferí mantenerme en silencio y dejar que el propio tiempo borrara su esperanza.

Desperté en mitad de algún momento del día; día, noche, lo desconocía, pero todos estaban dormidos, incluyendo Bobby que ahora también estaba acostado en una de las camas. Salí de entremedio de JiSung y Ten y fui hasta la pared donde estaba el agujero que ocultaba la habitación de Jimin, la tabla estaba puesta y por ello nada de luz entraba en nuestra habitación. Toqué con mis nudillos la pared, luego con el índice golpeé la madera insistentemente hasta que la tabla comenzó a ser arrastrada y el cuerpo de una persona sentarse para quedar a la misma altura que la mía.

18m² [JiKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora