Yamete

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— Con lo que te acabo de poner te sentirás mejor, tus pulsaciones se establecerán y dejará de dolerte —decía mientras escribía lo que parecía ser un informe. Por mi parte dejé de escuchar lo siguiente, me encontraba demasiado relajado en comparación a unos instantes antes, el corazón me latía más lento y ya no notaba las pulsaciones en mi garganta—. Te dejaré descansar un rato.

Tú..., eres un estúpido.

Aquella frase caló todas las capas de mi mente, perforando mi cabeza de tal forma que hasta me dolía físicamente. No tuve mi oportunidad para preguntar por qué Jimin había usado esas palabras contra mí. ¿Qué había hecho mal? ¿Fue por qué se lo oculté o había algo más en sus palabras? Yo tan sólo quería que se me tratara como una persona más, que no sintieran lástima por saber de una enfermedad. No iba a ocurrirme nada, lo tenía controlado.

Muy controlado...

En las próximas horas permanecí encerrado en la habitación del doctor, en un primer momento pensé que me devolverían a la habitación, pero no fue así, incluso el doctor pareció sorprendido cuando llegó Kris con aquella orden. Al parecer las cosas cambiarían, o al menos eso parecía. Y tristemente, sentía que para peor.

— Tráeme a JungKook —escuché la voz de NamJoon después de llamar a la puerta y ésta fuera abierta por el doctor. Mis manos volvieron a ser atadas y mi cabeza tapada. Unas horas antes llegué a pensar que pondría fin a esta tortura, que mis muñecas dejarían de tener rozaduras por las cuerdas, que dejaría de sentir esa claustrofobia cuando el saco cubría toda mi cabeza, que mis moratones sanarían del todo y mi piel obtendría su color natural, pero no fue más que un pequeño sueño fugaz, tan efímero como una pompa de jabón.

En nuestro camino hizo una parada, pero no porque quisiera sino porque parecía que en el pasillo se estaba montando una pelea entre, lo que parecía ser, guardias. Entre ellos reconocí la voz de Kris, y tras algunos gritos más, la de HeeChul, quien había vuelto a desaparecer y ahora parecía estar recibiendo el sermón de varias personas.

NamJoon resopló como si estuviera harto de ver este tipo de panoramas, así como también parecía no tolerarlos. Lo poco que había conocido de él dejaba claro que era una persona muy tranquila, muy metida en su propio espacio, parecía tener poca paciencia con las personas y no daba la misma oscura sensación que transmitía, por ejemplo, Kris. Y lo agradecía.

— Pasemos de ellos —susurró cerca de mí y volvió a empujar mi cuerpo conduciéndole entre ese paraje que parecía acabar en guerra en cualquier momento.

— ¡Terminarán matándote, imbécil! —oí a Kris por mi costado derecho— ¡¿Quieres acabar como Junsu, enterrado en el bosque?!

— ¡Esto sólo me concierne a mí, dejad de meteros en mi vida!

Más voces se escucharon, pero ya no pude descifrar más porque NamJoon había abierto una puerta y me había metido dentro, desatando mis muñecas y liberando mi cabeza de esa tupida tela. 

— La cerradura ha sido cambiada y fortificada. Te informo para que evites volver a intentar escapar. Al menos... no te busques líos si no quieres morir antes de tiempo —dijo y se marchó, dejándome en el mismo lugar donde desperté después de ser arrebatado de mi propia vida.

— Hyung... —la voz de JiSung obligó a mi cuerpo a reaccionar girándose para ver a mis tres compañeros sentados en la cama. Todos ellos tenían golpes en sus rostros, incluso JiSung. Eso me hizo sentir tan culpable que no pude verlos por más tiempo a la cara.

Me senté en una de las esquinas y oculté mi rostro ante todos, me sentía incapaz de encararlos, de ver como en sus ojos habían perdido toda esperanza posible, no sólo las que yo les implanté sino incluso las pocas que aún guardaban en su interior.

18m² [JiKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora