El sonido que nuestros móviles produjeron dejaron a la sala en total silencio. El murmullo que se oía procedente de distintas conversaciones cesó, pero a los pocos segundos se reanudó. Sentíamos un par de miradas todavía sobre nosotras, pero no nos molestó. Creo que ser el centro de atención en situaciones incomodas nunca me había afectado.
Nos sentamos bien el sofá y extendimos ambas nuestras manos al bolsillo de nuestros vaqueros cortos. Miré la pantalla de mi IPhone bloqueado para comprobar de quien era el mensaje. ‘Oculto’. Esto era demasiado extraño…
‘Hola perra,
vaya, no me imaginaba que supieses defenderte tan bien… Solo quería que supieras que tienes muy buena voz, que pena que no les haya dado tiempo a escucharte decir sus nombres. Eso habría sido excitante… También quería decirte que tuvieses cuidado con todo lo que te rodea, nunca se sabe lo que puede pasar cuando menos te lo esperas… Recuerda que yo lo sé todo… Bendito Google’
Ese mensaje me hizo sentir muy muy incómoda e insegura, sobretodo insegura. Levanté la vista de la pantalla de mi móvil, sentía mi cara pálida, debía de tener por cara un jodido poema. Sentí la mirada de Natalia sobre mí y sin dudar un segundo me giré hacia ella. Nuestros ojos coincidieron. Ambos mostraban miedo.
NARRA NATALIA
Me senté bien y saqué mi IPhone de mi bolsillo. Me lo regalaron Alba y Marco por mi pasado cumpleaños, Alba sabia que lo quería y bueno, Marco no se pudo resistir a la cara de pena que ponía cada vez que pasábamos por delante de la tienda…
‘Oculto’ ponía en la pantalla, ¿ya tenía admiradores? Me tomaba esto a broma pero cuando abrí el mensaje mi cara cambió.
‘Hola zorra,
mmm… Me han dicho que estabas muy guapa tumbada en el suelo, que pena que la perra de tu amiga se interpusiese. Estamos en confianzas, así que te diré que lo mejor es no fiarse de lo que te rodea, de nada ni de nadie. En ocasiones, la verdad se maquilla… También quería decirte que tu secreto, ya no es un secreto, yo lo sé todo gracias a alguien cercano…’
Miré a Alba, ella aún miraba su teléfono. En estos momentos yo estaba muy asustada, que clase de loco estaba haciendo esto. La respuesta estaba clara.
NARRA ALBA
-¿Qué pone el tuyo? – Me dijo Natalia poco segura de recibir una respuesta. Le tendí mi móvil y ella hizo lo mismo con el suyo. Leí con detenimiento cada palabra. La forma en la que el mensaje estaba escrito me hizo pensar…
-Natalia – Susurré. Ella levantó la vista de mi móvil y me miró con la curiosidad grabada en el rostro – Te has dado cuenta en la forma que están escritos los mensajes, es como si una persona externa a lo que ocurrió antes lo escribiese.
Natalia regresó la vista al móvil, y con el ceño fruncido leyó cada palabra que estaba allí escrita.
-¿Por qué el tío este dice que sabe todo lo que pasó? ¿Qué pinta aquí Google?
-Se referirá a lo que pasó en el accidente… En... – Las palabras me iban a fallar en cualquier momento. Respiré hondo – Cuando murió mi abuelo, ya sabes lo que pasó después y los problemas que surgieron a raíz de eso…
Dejé las palabras en el aire, no me gustaba ese tema de conversación.
-Supongo que cuando muere un medico famoso y su familia se desmorona aparece en Google… - Preferí cambiar el tema de conversación – Y que quiere decir todo esto sobre tu secreto, que persona de confianza…
Natalia me miró fijamente a los ojos.
-Tú ya sabes lo que es, eres la única que lo sabe
-¿Solo yo?
-Si, creo que sí – Su mirada se clavó como dagas, pero yo no había dicho nada.
-Tía, sabes que yo no dije nada, sabes que puedes confiar en lo que te estoy diciendo… Yo nunca te mentiría o te engañaría y lo sabes.
Su mirada se relajó. Sonrió y me abrazó con fuerza.
Decidimos que lo mejor sería irnos de allí e ir a nuestra casa a descansar y bueno, a estudiar algo.
En cuanto salimos del ‘Palacio Vistalegre’ y atravesamos una de las vallas, algunas chicas se nos acercaron a darnos las gracias por lo que hicimos en Barcelona. Nos sorprendimos bastante y después de nos fuimos caminando hasta nuestro apartamento, no estaba lejos de allí. La verdad es que tenía ganas de darme un baño relajante, no había tenido un buen día que digamos…
Encajé la llave en la cerradura y al abrir la puerta nos encontramos a Marco sentado en nuestro sofá, tenía una sonrisa en sus labios pero sus ojos se veían nerviosos. No le tomamos importancia.
-¡¡MARCO!! – Gritamos Natalia y yo a la vez. Corrimos a abrazarlo. Marco abrió sus brazos y nos estrecho contra él.
Marco era un amigo de Natalia de Cáceres. Cuando ella vino a Madrid para estudiar, él la acompañó. Se podría decir que eran mejores amigos, y él no quería separarse de ella por eso se mudó al apartamento que había justo debajo del nuestro.
Nos sentamos los 3 en el sofá, y al final tuvimos que contarle que había ocurrido. Tragaba saliva ruidosamente mientras le decíamos lo sucedido. Su labio superior temblaba ligeramente y sus ojos no mostraban solamente pena. En sus piscinas chocolate había una mezcla de miedo, pena, tristeza e ira, mucha ira.
Supongo que es una mezcla de emociones muy normal, ¿no?
Pasamos así una hora, hablado solamente. Se acercaba la hora de comer y le ofrecimos que se quedara con nosotras. Él negó, y argumentó que debía irse al médico porque tenía la cita cogida.
Se despidió con prisa y abandonó la casa. Natalia y yo decidimos hacernos unos sándwiches, la verdad es que con el día que habíamos pasado aún me sorprende que no tuviésemos más hambre.
Nos tiramos en el sofá y Natalia empezó a hacer zapping. Se paró en un programa de cotilleos del corazón. Yo odiaba esos programas. Apoyé mi cabeza en las piernas de Natalia y cerré los ojos relajándome totalmente hasta que el grito de una de las tías nos sobresaltó.
Decidimos apagar la televisión y ponernos a estudiar lo que quedaba de día.
***
-¡Eh tú levanta que llegamos tarde! – Y justo después de escuchar eso, sentí el agua fría caer en cara.
-¿Esto de despertarme ya lo has tomado como costumbre o que? Me has empapado el pelo – Ella solo sonrío y me miró feliz.
-Me gusta más cuando dejas tu pelo normal, rizado. Es mucho más divertido porqué así puedo tirar de ellos y que vuelvan a su sitio. Así que ahora ve a ducharte y no te seques el pelo.
Así hice. Salimos de casa, la notaba feliz y su felicidad se me pegó. Yo también estaba feliz, pero en el trabajo no perdían el atrevimiento y tiraban de mis rizos. Algunos acompañaban este acto con la misma frase ‘Harry también tenía así el pelo antes’…
***
Ya estábamos Natalia y yo preparadas junto al escenario. Segundo concierto que hacíamos… La sala hacía un buen rato que estaba llena, las fans de estos chicos gritaban como locas. Supongo que eso es lo que se siente cuando tienes ídolos ¿no?
Nuestros IPhones vibraron sobre la mesa. Natalia y yo nos miramos extrañadas, otra vez a la vez. ‘Oculto’. Abrimos el mensaje, en ambos ponía lo mismo.
‘Os veo perras, estoy más cerca de lo que pensáis’