Capítulo 14~

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A ver, ¿cómo le explicas a una persona con sentimientos, emociones e ilusiones que no le interesas? Esta claro que con delicadeza. Pues en ese momento me lucí. No pude ser más borde, y en vez e explicarle bien las cosas me dediqué a agachar la cabeza y alejarme hacia la puerta.

Alba me miró. Vio mi cara y automáticamente se giró hacia Liam el cual estaba abandonando la estancia en ese mismo momento por una puerta en el lado opuesto de la sala, con la mirada aún en sus zapatillas.

Alba se acercó y con una última sonrisa a los que aún había allí, todo acabó. Nuestro mejor trabajo. Era de esperar la verdad, es decir, no teníamos la experiencia necesaria, pero en ningún momento tuvo ninguna queja… Adiós ‘Take Me Home Tour’.

NARRA LIAM

Una vez más se repite la misma historia se repite. El rechazo. El rechazo es lo único que te puede hundir, pero a la vez levantar. Es una de las cosas más horribles de la vida, te destroza, te hunde y por su culpa a veces no eres consciente de lo que hiciste, de lo que haces o de lo que tienes que hacer. Te nubla. Llega a un punto en el que el dolor al propio rechazo es tan grande que aun sin obtenerlo, ya le tienes miedo. El rechazo te deprime y te cambia.

Hay gente que arriesga y no obtiene ningún tipo de rechazo. Otros también arriesgan, son rechazados pero no se hunden, no llegan a tocar con las rodillas en el suelo cuando no obtienen lo que quieren, al contrario; se muestran al mundo con una sonrisa, una de verdad. Otros arriesgan, no ganan y se hunden. Y los otros, simplemente no arriesgan, por miedo al rechazo.

Yo sencillamente no me puedo incluir en ninguna de esas categorías. Mi categoría se basa más o menos en que arriesgo, me rechazan; no arriesgo, se burlan y me rechazan; no hago nada, ni arriesgo ni hago nada, un estado normal, pues también recibo rechazo.

Sé perfectamente que todo eso pertenece al pasado, pero aunque por pequeño que sea el recordatorio, todo me cae encima como 500 sacos de cemento. Me aplastan, me asfixian.

Me tiro de golpe en uno de los sillones que hay en uno de los pasillos más anchos. Es cómodo, me relajo e intento olvidar el error que acabo de cometer y todo lo que he pensado en el camino hasta aquí. Mi móvil vibra en mi bolsillo, lo saco. Es un número fijo, y me suena demasiado. ¿Quién pude ser justo ahora?

NARRADOR OMNISCIENTE

Liam descolgó su llamada, y se llevó una grata sorpresa al escuchar la voz de la persona que estaba al otro lado de la línea, y casualmente al otro lado del Océano Atlántico.

Por otra parte, Alba y Natalia llegaron a su apartamento y ambas se tiraron en el sofá destrozadas después de uno de los días más largos de sus vidas, aunque en cierto modo menos doloroso que los de sus pasados. No tenían nada que hacer excepto estudiar para los últimos exámenes de la siguiente semana, pero no era el mejor momento.

Alba notó la mirada perdida de Natalia en la pared de color vino que había en frente ellas. Estaba pensativa, asimilando todo lo que había ocurrido en la última hora. Todo muy confuso.

Se sentía muy mal, pero no físicamente, sino de un modo emocional. Había dejado a ese pobre chico sin una respuesta, pero ¿por qué sentía mal? Es decir, ella sabía que nada los unía. Habían hablado un par de veces a solas, pero en ningún momento una conversación de verdad. Habían reído los 7 juntos haciendo bromas.

Como mucho ella pensaba que habían mantenido una amistad, para nada fuerte, pero que esperaba, solo se conocían de una semana. Que ella recordase, solo había una persona con la que hubiese tenido total confianza sin conocerla en tan poco tiempo. Ella estaba pensando en Alba, esa chica de 14 años a la que no conocía de verdad; por no saber, no sabía ni sus apellidos, pero lo que sí sabía era que podía confiar, e hizo bien.

Love Your SmileDonde viven las historias. Descúbrelo ahora