Capítulo 22~

24 0 0
                                    

‘“Yo no busco retos fáciles. Porque lo fácil alegra durante un corto tiempo, pero los retos difíciles que se consiguen superar, enorgullecen durante mucho más”. Así pensaba yo, hasta que descubrí que nunca superé ningún gran reto. Ningún gran trauma ni problema. Y así, poco a poco, me  estanqué en la monotonía que la triste vida me ofrecía, pidiéndome a cambio cada segundo de mi existencia’. – Alba Gómez Carmona

NARRA HARRY

Un terremoto se sonidos continuos se generó a mi alrededor. ‘Pum, pum, pum’ Era lo único que oía junto al constante repiqueteo de una campana. ¿Sería mi muerte? Según estudié hace años en literatura del Romanticismo, eso siempre ocurría. Siempre.

Me levanté somnoliento de la cama y me dirigí hacia la procedencia del sonido dando tumbos. ¿La puerta principal?

¡Hostia! ¡Ya sé! Emma. Como no, tocando los huevos cuando yo dormía. ¿Tanto le cuesta desaparecer durante el resto de mi vida?

  -Haroldo Edgar Styles Coz – Dijo la chirríante voz al otro lado de la puerta. La abrí despacio, tomándome mi tiempo; y cuando estuvo abierta me apoyé en ella impidiendo que la rubia entrase.

  -Soy Harry, no Haroldo; soy Edward, no Edgar; y por último soy Cox, no Coz – Dije mirándola fijamente - ¿Lo has entendido o te lo tengo que escribir?

  -Lo he entendido, no tienes que escribirlo – Replicó ella.

  -Ah claro, es verdad. Que no sabes leer – Respondí contraatacando. Ella solo bufó en mi cara.

  -¿Te apartas? – Contestó ella enfadada.

  -Tsss Esos humos jovencita – Respondí con voz grave apartándome de la entrada.

  -Soy mayor que tú. Por ello, tengo poder sobre ti y te digo que vamos a salir a dar una vuelta quieras o no, ¿te ha quedado claro?

Uf… Se había puesto agresiva. Mejor. Veremos cuanto aguanta.

Giré sobre mi mismo y me dirigí al cuarto a cambiarme de ropa. Si salía con ella nos verían y todo acabaría. Por fin…

***

  -¿A dónde quieres ir? – Pregunté cortésmente.

  -Pues estaría bien visitar algún bar por aquí cerca.

  -No – Dije rotundo.

  -Esta bien, entonces ¿dónde vamos, cielo?

¿Cielo? Emmmm... Me niego a que me llame eso. Así de claro.

  -Vamos a pasear un rato

  -Pero me haré daño en los pies con los tacones

  -Pues quítatelos.

Me miró mal y acercó su cabeza peligrosamente a la mía. Su pelo olía muy, muy raro. ¿Qué mierdas se habría echado?

  -Oye Emma – Me miró fijamente y yo me reí por lo que tenía pensado decir – Hueles mal.

Reí muy fuerte y ella cambió su gesto por uno de sorpresa y odio hacia mi persona.

  -¡¿Qué que?! ¡¿Cómo te atreves a decirme eso a la cara, simio con patas?!

  -Los simios tienen patas y tu pelo huele mal. Son verdades de la vida, no hay que negarlas – Respondí con una sonrisa irónica plasmada en mi rostro.

Ella tocó la raíz de su pelo y acto seguido llevo un mechón de este a su nariz. Y olfateó. Olfateó cual perro buscando trufas.

¡Anda mira! Perro, perra, Emma,... ¡Cuánta relación!

  -Vale, vale, ya sé porque huele así – Respondió moviendo su cabeza.

  -¿Y bien? – Pregunté con una falsa impaciencia.

  -Es por el tinte. Que el otro día fui a la peluquería y todavía huele.

  -Tu tenías unos 20 años ¿no? – Ella asintió – Entonces, ¿Por qué te tiñes si no tienes canas?

Ella rió con ganas y cuando paró respondió algo simple y estúpido.

  -Porque no me gusta mi pelo castaño. Pero – Alzó un dedo a sus labios mientras emitía un siseo – No se lo digas a nadie.

Mi mandíbula rozaba el suelo de un modo jamás visto. Ya no porque se tiña, sino porque es tonta la pobre, además de una guarra.

  -Vamos, que cuando paseaba sola vi un vestido precioso para cuando vayamos a cenar.

  -Yo no voy a salir a cenar contigo, tenlo clarito maja.

  -¡Ohhh! Claro que vamos a salir a cenar.

  -¿Y vas a pagar tú?

  -Ah no cariño, de eso te encargas tú.

  -¿Quién me manda? – Dije rápido.

  -Esto será como un trato. Tú y yo salimos una noche a cenar, y yo te doy el postre.

¡Oh Dios Mío! La rubia quiere fiesta, y la va a tener.

  -Pues vamos entonces – Dije caminando a su lado. No hay que mal interpretar, ella se ofrece voluntariamente.

Además de destrozarla sacaré algo a cambio, ¿no?

Love Your SmileDonde viven las historias. Descúbrelo ahora