NARRA ALBA
El cuerpo de Natalia cayó inerte y se escuchó un ruido sordo cuando chocó contra el duro suelo de hormigón. El miedo y la adrenalina no solo corrían por mis venas, sino que también lo sentía correr por las venas de Jorge. Su cara se tornó blanca por el miedo y aflojó su agarre en mi cuello.
Sentí caer la sangre desde mi sien y mi ceja por mi mejilla, y justo cuando la mano que sostenía mi cuello me liberó, levanté mi rodilla y la choqué contra su entrepierna. Cayó al suelo mientras se retorcía de dolor y Alberto posó su dedo índice y anular en el cuello de la chica, comprobando de ese modo que seguía con vida.
El pecho de Natalia subía y bajaba sin esfuerzo pero se le notaba la respiración rápida e inconstante. Sentí mucho miedo. Cuando ese cabrón se alejó del cuerpo de mi amiga todo mi cuerpo perdió el miedo, y en su lugar apareció la rabia y el odio.
Me acerqué hacia él con paso decidido, pero de un solo golpe en mi mejilla derecha me hizo retroceder. Jorge se levantó del suelo y ambos se acercaron hacia Natalia. Me puse delante de ella, protegiéndola con mi cuerpo y sentí las manos de Alberto y de Jorge en cada uno de mis brazos tirándome al suelo junto a mi amiga.
Sabía lo que venía ahora, y no me gustó nada. Cuando creía que todo estaba perdido, lo único que hice fue gritar con todas mis fuerzas. Ellos se rieron de mí, pero cuando la puerta lateral que estaba a unos 100 metros de nosotros se abrió, sus rostros cambiaron totalmente. Estaban en shock, sabía perfectamente que no se podían mover.
Jorge tiró de Alberto antes de que Paul y Scoot llegasen a nosotras. Por sus caras tendría que tener un aspecto horrible. Sus miradas se dirigieron hacía Natalia que seguía tumbada en el suelo, destrozada y con una marca de sangre seca que iba desde la parte lateral de su cabeza hasta su cuello. Lo único que probaba que ella seguía viva era el movimiento de su pecho, que ya estaba más calmado y era totalmente constante.
Me puse en pie por mis propios medios y Scoot me sujetó antes de que acabara de nuevo en el suelo. Paul se agachó y recogió a Natalia del suelo. Mi amiga abrió sus ojos y parpadeó un par de veces para ajustar su campo de visión. Sus ojos marrones verdosos cayeron sobre mí y yo le ofrecí una sonrisa reconfortante aunque mis ojos mostraron todo el miedo que había pasado momentos antes.
Ella extendió su mano hacia mi y cuando sostuvo la mía entre la suya le dio un leve apretón mostrándome que todo iba a ir bien. Natalia suspiró y cerró los ojos.
***
Scoot me dejó con cuidado en uno de los sofás que había en el interior de una gran sala. No había nadie, todos debían estar en otra sala relajándose.
-Tenemos que llevaros al médico – Dijo Paul. Rápidamente Natalia pegó un ligero brinco en el sofá que yo entendí a la perfección. Mi amiga le tenía mucho miedo a los médicos.
-No es necesario – Dije rápidamente antes de que Natalia empezase a gritar como una histérica – Yo tengo conocimientos de medicina. Mi abuelo era médico y me enseñó muchas cosas cuando era más joven.
Les dediqué una sonrisa torcida para evitar que me preguntaran de nuevo. Asintieron y yo les pedí que me trajeran agua caliente, unas toallas, alcohol para desinfectar, gasas y vendas. Natalia me miró mal, ella confiaba en mí pero odiaba que me comportase como una doctora cada vez que le pasaba algo relacionado con la salud.