Nos sentamos en una de esas cómodas sillas, mientras un incómodo silencio nos rodeaba a los cuatro. En ese momento, dos golpes en la puerta hicieron que ambas nos sobresaltásemos. George y Rober, a diferencia que nosotros mantuvieron la calma, posiblemente porque conocían la razón de esos golpes.
La puerta se abrió y tras ella se encontraba Paul, seguido de esos 5 chicos que hacía un rato habían actuado frente a toda esa multitud de personas.
-Adelante chicos, tomad asiento – Dijo George mientras se ponía en pie para saludarles. Nosotras no veíamos la necesidad de saludar, más bien les tendríamos que decir adiós. Al paso que íbamos… estaríamos fuera y sin sueldo en unos minutos. Nos mantuvimos sentadas, al igual que Rober mientras sentíamos ambas como 6 pares de ojos nos miraban esperando que hiciésemos algo.
-Bueno, porque estamos aquí George, que yo sepa tenemos que empezar ha hacer las maletas – Dijo ese tal Liam, el que no había saludado al principio del día.
-Lo sé Liam, pero tenemos que hablar los 9 de lo que ha pasado hoy – Su mirada severa oscilaba entre Rober y nosotras. Pude notar como esos 5 pares de ojos que minutos antes no estaban en esta sala nos miraban con una mezcla de intriga y pena.
-Bien, tenemos que hablar, hablemos – Dije segura de lo que iba a soltar – En 2 horas vence mi contrato, es decir, nuestro contrato – Miré a Natalia, con gesto inseguro. Con mi mirada la estaba pidiendo permiso para decir lo que la conté en aquel momento horas antes. Ella me mostró una pequeña sonrisa cómplice que me dio ánimos. De nuevo miré a George y comencé.
Le conté todo lo que vi y oí cuando salí del camerino. También todo lo que ocurrió en aquella sala. No me sobraron los detalles, pero por lo que vi en la mirada de George, eso no le sorprendía nada.
Cuando acabé de contar todo, Natalia posó su mano sobre mi hombro transmitiéndome de ese modo todos sus ánimos. Miré a Natalia, la cual me hizo una seña con la cabeza para que nos pusiésemos en pie y de ese modo abandonar la sala lo antes posible.
Cuando íbamos a atravesar la puerta cuando una voz nos detuvo.
-¿Dónde creen que van señoritas? Su contrato aún no se ha acabado
-Nos queda hora y media de contrato y por la cara que usted ha puesto no creo que podamos disfrutar de esta hora y media – Natalia soltó esto muy decidida.
Unos aplausos se escucharon a mi espalda, no eran sarcásticos, al contrario, eran sinceros. Me giré y vi con cara de asombro como George y los 5 chicos nos aplaudían.
-Habéis sido las primeras operadoras de audiovisuales que han sido totalmente sinceras de lo que ocurría – Nuestras caras debían de ser un poema. Ambas nos miramos sorprendidas y George prosiguió hablando – Por favor tomad asiento de nuevo y os explicaremos.
De nuevo nos miramos y volvimos a tomar asiento en nuestras anteriores sillas de cuero. Ya sentadas, miramos a todos los componentes que estaban sentados alrededor de la mesa, desde Liam que estaba sentado a la izquierda de Natalia; hasta George que estaba a mi derecha.
-Bien chicas, lo que me habéis dicho no me sorprende, no es la primera vez que esto ocurre; de hecho esta es la 4ª vez en todo el tour – Dijo mandando una mirada severa hacia Rober que se mantenía sentado y callado mirando hacia la mesa – Es bien sabido alrededor de todo este mundillo que los micrófonos se cierran, no por orden mía, todas esas ordenes vienen de más arriba, no sé si me entendéis.
-¿Más arriba? – Dijo Natalia reflejando en su voz la confusión que ambas sentíamos. Una risa sarcástica salió de los labios de George a la vez que se ponía en pie para hablar.
-Si, yo no soy el dueño de Modest, por no ser no soy ni su manager. Se podría decir que soy un segundo al mando. Pero, en ningún momento Modest pidió que el micrófono de Niall se cerrase – Esa última frase la dijo más fuerte y con más contundencia mirando hacia Rober.
Rober estaba realmente asustado en aquellos instantes, y la presión ejercida por nuestras miradas y el silencio no le ayudaba a recuperar la compostura.