‘Me voy a poner como una foca’. Sí, ese fue mi primer pensamiento justo después de que cogiese el primer pastelito. Se me hacía la boca agua. Miré a Natalia que tenía ya nata en su labio y no se había dado cuenta. Prefiero callármelo y reírme un rato.
Ella seguía tan tranquila y mientras tanto Marco y yo aguantando la risa. No voy a aguantar más sin reírme.
-¿Queréis un café o algo? – Pregunto rezando para que digan sí y poder ir a la cocina.
-Vale – Dicen a la vez y comienzan a reír. Aprovecho y desaparezco de ahí.
Corro, y pese a que nuestra casa tiene las estancias totalmente abiertas, me río. Parezco una niña pequeña, es decir, solo es una mancha de nata. Pero la verdad, es que se veía muy cómica. No recuerdo que es lo que me han pedido.
Rodeo la barra de la cocina y miro hacia los sofás de la sala donde dejé a mis 2 amigos. Lo que veo no me lo creo. Se están besando. Juntos. ‘Alba, no se van a besar separados’ me dice la voz de mi conciencia con un toque cómico.
Me apetece mucho volver a cortarles el rollo, siempre resulta gracioso sus caras después. Carraspeo. Nada, están embotados el uno con el otro y no se enteran… Carraspeo de nuevo. Nada, aun peor, Marco parece una aspiradora. En este momento el término ‘Comerse la boca’, cobra mucho sentido. Actúo de un modo más drástico.
-A ver vosotros dos – Se separan de golpe – Siento interrumpir el momento, pero no me he enterado que era lo que queríais beber.
Natalia parece un tomate y Marco no se queda muy atrás. Suena un móvil. ‘Marimba’, le tengo asco a ese tono pero es el que mejor suena. Un suspiro sale de los labios de Marco y mira la pantalla. Al instante se corta la llamada.
-Me tengo que ir. Es urgente – Dice mientras camina hacia la puerta sin despedirse – Adiós.
Y desaparece dejando caer la puerta tras de si. Miro a Natalia y me empiezo a reír de un modo muy exagerado. Ella me mira y se deja caer en el sofá con las manos en la cara roja como un tomate.
-No es gracioso – Dice ella aun con las manos en la cara.
-¡Ohhh tía! – Le digo despegando las manos de su cara, haciendo así que me mire a los ojos – No es gracioso – Le digo seria y ella me mira con una sonrisa – Es todavía peor, es descojonante.
Me mira mal, muy mal y me empuja fuera del sofá. Coge la bandeja de pastelillos y se levanta en dirección a su habitación.
-Eres odiosa – Me dice con una sonrisa antes de cerrar la puerta de su cuarto. Cojo mis apuntes y me siento en el sofá. ¿He mencionado ya que odio estudiar?
NARRA HARRY
Llevamos ya 15 pitidos de llamada seguidos y no hay ningún cambio al otro lado de la línea. Nos están haciendo sufrir. Tres tonos más y de repente dos voces en castellano hablan al otro lado. Nada más reconocerlas nos ponemos a gritarles cosas como ‘Teneis que volver’ ‘Nos quieren matar’ ‘Las dos chicas estas van a abusar de nosotros’ Suena un pitido chirriante. Volvemos a repetir todo el rato lo mismo.
-¿Os habéis dado cuenta de que lleváis casi dos minutos hablándole al contestador automático? – Dice una voz de hombre a nuestras espaldas. Nos giramos de golpe por su aclaración.
Veo a un joven apoyado contra el marco de la puerta. Va con un traje gris y nos mira sonriente.
-Me llamo Jeff, soy el nuevo ayudante de George; y si os sirve de algo, yo estaba delante cuando las echaron, sus argumentos no... Bueno, eran una mierda de argumentos.