Estancia Carolina

La quiero

  Toda la tarde Luke estuvo con poca ganas de moverse, recordaba la cara de Toria llorando y le dolía el pecho, había hecho lo único que quería evitar, lastimarla.

  Llegó la cena, todos estaban sentados a la mesa. Luke bajo tarde y Peter lo miró con cara seria.

- Yo se que algo pasa acá-. Dijo Peter

  Sam lo miró sin saber que esperar.

- Poco me interesa, pero si tienen que ver con mi familia y la hija de mi más cercano amigo, tendré que intervenir.

  Luke se venía venir un gran reprimenda.

- Yo nunca creí que eras un mal chico Luke, y todavía no lo creo. Esa en la razón por la que te traje, no quiero que termines mal solo porque te juntaste con un mal grupo. No pienses que no eres suficiente para nadie, porque eras una gran persona y tienes un enorme corazón. 
 
  Todos se quedaron bocabiertos. Sam miraba con tanto amor a su esposo. Tessa no podía creer lo que había escuchado y que su papá supiera todo lo que estaba pasando. Luke se sentía raro, feliz porque lo que le habían dicho le habia subido el ánimo pero seguía dándole vueltas al asunto.

 
  Pasaron dos noches desde esa charla entre Peter y su tío. Ese día era la reunión-cena, algo que hacían todos los meses, para celebrar a la familia y las cosechas. Ese año en particular las cosas no habían estado muy bien económicamente pero era una forma de no bajar los brazos.

  Los empleados con sus familiares, Peter y Martín estaban en el patio de la casa principal, hacían unas hamburguesas a la parrilla. En la cocina están Sam, Tessa, Toria y el pequeño Thomas que hacían las ensaladas y las tartas para el postre.

  Luke estaba en su pieza, no quería cruzarse a Toria, pero sabía que tenía que hacerlo. Se armó de valor y bajo.

  El ambiente de la comida era muy alegre y familiar, todos estaban felices  y parecía que nada estaba mal.

  Luke bajó, se asomó por la ventana que daba al patio y como vio que no estaba Toria fue al patio, se acercó a la parrilla, Peter le dio una hamburguesa y le dio una mirada paternal pero de preocupación. Luke miró a la cervezas y luego lo miró a él, preguntándole con los ojos si podía agarrar una. A lo que Peter le guiño un ojo.

- Pero sólo una-. Murmuró.

  Pasó la cena sin inconvenientes, Luke estuvo hablando con los empleados y sus familias, jugo con los más pequeños, todo iba bien por el momento. Sam mando a Luke y a Teresa a la cocina por las tartas.

  Cuando entraron a la casa Tessa lo miró a Luke.

- Te estas escapando-. Dijo Tessa

- Basta Teresa, estoy cansado de pelear y hablar del tema-. Contestó Luke.

- Es que no te entiendo.

- Tessa no me quiero enojar con vos, no te metas más, no es tu problema. Te lo digo de onda.

- Vos no me vas a decir a mi donde me tengo que meter yo.

- Pero qué te pasa.

- Es que estoy cansada de que no tengas los pantalones suficientes para asumir lo que sentís.

- No es ese el problema.

- Y cuál es el problema.

- Es que la voy a cagar, ya lo sé.

- No, no lo sabes porque nunca estuviste con alguien serio.

- Pero tengo miedo.

- ¿Miedo de qué?

- Nose.

  Mientras hablaban Teresa iba cortando las tartas y Luke las ponía en platos.

- Cómo que no sabes.

- No, nose cada vez que quiero hablar con ella y decirle lo que siento, no puedo hablar-. Luke tenía tono de importancia.

- Y qué le querés decir.

  Luke se quedó cayado.

- Sos un cobarde, eso sos. Sentís que no sos lo suficiente para ella, y sabes que tenés razón. No vales la pena.- Sabía que las palabras provocarían a Luke.

- Si soy un cobarde. Cada ves que la veo le quiero gritar lo que siento y no puedo.

- Qué querés que sepa.

- Que la quiero-. Gritó Luke.

  Ambos miraron hacia la puerta de la cocina que daba al patio y allí se encontraba Toria y Sam. Sosteniendo ensaladeras que llevaban a lavar. Luke se pudo pálido y Sam se sentía satisfecha por lograr su cometido.

  Toria dejó la fuente en la mesa y se fue corriendo pasando por el medio del patio hacia el establo.