Martín

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  Luke se quedó mal por la situación con William, eso le molestó porque pensó que ya la vida que había tenido en su casa era parte del pasado. Había encontrado en Toria una razón para dejar esa rencor atrás, pero querer saber que pensaba su amienemigo sobre él y Toria, lo hizo darse cuenta que no había superado su antigua vida. Y, lo que era peor tendría que volver allí en el algún momento. Comenzó a pensar sobre muchas cosas pero sobretodo que pasaría con su chica cuando se fuera de allí, y para eso solo faltaban dos meses y una semana. Era mucho tiempo pero a la vez no, y nunca se había puesto a considerar eso con tanto detenimiento como ese día mientras intentaba dormirse. Tal vez algo pasaría y no estarían más juntos, no quería que eso ocurriese, pero estaba la posibilidad. Siguió dándole vueltas por una hora más y luego se pudo conciliar el sueño. Desde que había llegado allí habían sido pocas las veces que había logrado dormirse sin algo que perturbara su mente.

  Al día siguiente había quedado con su tío para trabajar en los campos, tenía pocas ganas y mucho sueño pero se había comprometido y tuvo que hacerlo con su mejor cara. Era algo que le facianaba, por suerte, sino le hubiese costado el doble. Se levantó como la mayoría de las veces, temprano y bajo a desayunar. El diario ya estaba sobre la mesa lo que significaba que Toria, por alguna extraña razón, ya había pasado por la casa de sus tíos. Tomó su café con leche habitual, comió sus tostadas con manteca y dulce de leche de todos los días y ya estaba listo para salir. Cuando estaba por salir escuchó que alguien bajaba por las escaleras, miró para ver quién era y para saludar. Se sorprendió al ver que era su tío que seguía en pijama y bata, y parecía que lo hubiesen golpeado de lo mal que se veía: los ojos y la nariz hinchados, se notaba que el moco le salía por todos lados y se había soñado la nariz miles de veces.

- Tío, pensé que. Espera ¿esta bien?

- No, me pasó algo que hacía años que no me ocurría.

- Te enfermaste.

- ¿Tanto se nota?

- No para nada-. Dijo Luke con tono sarcástico.

- Muy gracioso.

- ¿Y qué hago?

- Necesito que me cubran en el campo y creo que podés ser vos.

- Nose, mucha responsabilidad.

- Es fácil, ya casi es época de cosecha, sólo tienes qie ver que se riegue todo, qie no haya malezas y lo que te he estado enseñar esos días que evitabas a Toria.

- Nose y si lo hago... ¿notaste que la evitaba?

- Era muy obvio, yo en algún momento fui joven y tuve una historia parecida a la tuya. Pero menos dramática.

- ¿Y cómo terminó todo?

- Nose, le podrías preguntar a mi chica especial.

- ¿La conozco?

- Me casé con ella.

- ¿Tía Sam?

- No, tía Morgan

  Luke se quedó unos segundos en pausa pensativo, ¿tenía otra tía?. Hasta que vio que su tío estaba por explotar de la risa, o tal vez quería estornudar. Se veía tan mal que era difícil darse cuenta.

- Si, Luke es Sam. Nos conocimos no mucho más grandes que tu y Toria. Pero desde que la vi supe que quería que fuese para siempre. Era otros tiempos de todas formas. En fin, muy interesante la charla pero tienes que ir a algún lado.

- Está bien. ¿Pero me prestas la camioneta?

- ¿Tienes licencia?

- Me la sacaron pero si.

Estancia CarolinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora