XLVI

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Las despedidas siempre son duras. El saber que ya no verás a esa persona tan querida, tan amada, con ganas de abrazarla para jamás volver a soltarla.

"¿De qué manera quererte? Dime, yo acepto tus condiciones. Si quieres que nadie se entere, si sólo nos vemos una hora, me basta. Seré discreta, puedo cambiar por ti. Lo juro, sólo permiteme amarte, quiero gritarte lo mucho que me importas, lo eres todo para mí Fiorella, me otorgas esa paz que yo tanto buscaba".

Ella cerró la carta que Lee había mandado a los pocos días de confesarle su amor. Estaba tratando de analizar todo lo que ocurría.
Sentía un enorme hueco en su interior, lloraba sin consuelo hace unos días, se estaba volviendo loca, no aceptaba que Leona no estaría en su vida. Sus promesas quedaron en el aire. Le quería, le amaba, pero no de la forma que Lee lo hacía, Fiorella no había podido superar a José hasta ese instante después de darle la fecha de su primera cita al psicólogo para checar cómo sobrellevaba lo de su bebé que tampoco sobrevivió.

- Sola, otra vez. - Se susurró. -  Tan sólo quería cariño. - Suspiró y su estómago le pidió comer.
Simplemente no quería hacer nada, los intentos de sus compañeras de piso eran inútiles durante los primeros días.

"No quiero ser un estorbo Ella, ¿quieres que me vaya? Dime cómo amarte, no te preocupes, nadie fue al infierno por amar. Incluso le puedo robar al día la luz del sol y a la luna el mar".

Me siento tan impotente, nunca pude demostrarle completamente mi cariño, y ahora jamás podré volver a verla. Pensó más en mí que en ella, se quedó a mi lado esperando a que yo la amase como lo hacía con José.

Siempre me encargo de ahuyentar a todos a mi alrededor por miedo a fallarles o dañarlos, pero las cosas se complican todavía más, incluso le arruiné la vida a mi pequeño Corbin, mi primer y, ahora, único hijo.

" Siempre te amaré, el mundo nos puede juzgar, pero a fin de cuentas, sabemos que hacemos bien".

[...]

Hoy tuve un chequeo de rutina, esperé pacientemente a que el doctor me diese los resultados, obviamente me pediría seguir con la terapia y mis medicamentos.

- Señorita, al parecer todo va bien, a pesar de sus golpes, si se le dificulta caminar, consiga una silla y así transportarse mejor.

- ¿Por?

- Puede llegar a marearse, el trasplante va bien, ha seguido mis instrucciones al pie de la letra, lo cual felicito.

- Espere, ¿transplante? ¿De qué me habla? ¿Quién lo pagó? ¿Quién fue el donante?

- Señorita, al parecer no lo recuerda, pero igualmente puedo decirle nuevamente. Usted perdió la vista en el accidente, la chica que venía con usted habló con uno de sus acompañantes antes de fallecer.

- ¿Perdón?

- La paciente Leona Martinez fue la donadora. - Y mi mundo se volvió a desvanecer.

"Si quieres, cuando tú me quieras, yo apago la luz".

[...]

Necesitaban todo esto. En verdad me empeñé en la escena de Leona, pero me la pasaba llorando, es súper sad, tenía tiempo sin escribir algo así.

Las quiero y los quiero.

~ Fabs.

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En el siguiente parte ya hay Yajoe.

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