Los amores que subieron las escalinatas hasta mi corazón e irrumpieron adentro derribando cada seguro,
fueron amores mezquinos,
temerosos,
cobardes,
inacabados,
incompetentes,
fueron grandes desastres poéticos, porque cuando abandonaron las instalaciones yo escribí muchas cosas, cubrí mis suelos con papeles llenos de los vestigios de cada historia,
fueron amores devastadores,
tanto que cuando por fin llego el amor adecuado,
el honesto,
el real,
el puro,
ya yo carecía de ilusión,
de esperanza,
de fé,
tanto que ni siquiera pude reconocerlo en el instante y antes de que me dijera 'Hola' le lancé el portazo en las narices, para cuando me di cuenta ya el había dado vuelta en una de mis esquinas y me quede parqueada en la ventana esperando,
aún con la certeza de que ese tipo de amor es de los que no vuelven,
de los que te tocan a la puerta una vez y sí no los recibes,
extienden sus alas y vuelan lejos; sin mirar hacia atrás.
