8 de abril

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Nuestros brazos se hacen un sólo nudo,
entre abrazo y abrazo,
beso y beso,
caricia y caricia,
acabamos suspendidos en pequeñas esquinitas del universo,
o en habitaciones mentales,
lejos del mundo,
-que siempre encuentra maneras de juzgarlo todo, o de joderlo todo, hasta el amor-
habitaciones llenas de nada y recubiertas de espejos,
espejos de alta definición donde no se puede ocultar ni la sombra,
allá vamos a parar cada vez que nos tocamos/así sea con el aliento,
o con las pestañas,
aunque nuestros cuerpos queden fundidos en la cama,
nuestras almas son cometas al viento,
que sin ir atadas vuelan juntas a través de cada corriente de aire,
así nos hemos mordido/besado/lamido/cogido; miedos,
fantasmas,
demonios,
cagadas monumentales,
fracasos,
incertidumbres,
defectos en serie,
me atrevo a decir que incluso hemos metido manos/nariz/boca/esencia, en cosas innumerables, indecibles.
Hemos estado en cada lugar de donde otros ya han escapado antes, en cada; cicatriz/acera/cordillera/protuberancia/lunares...
Y sí, otros han acabado locos, asqueados, absortos, rotos...
pero nosotros no, nosotros acabamos enamorados,
tan enamorados que no nos muerde frío de invierno ni nos quema calor de veranos pasados,
tan enamorados que ya nos sobrevino el tiempo y vamos intactos/con peleas a bordo pero invictos, invictos de dudas, de infidelidades y de rupturas,
ya no nos gana la premura como cuando apenas reconocíamos las palmas de las manos,
ahora siempre nos tenemos así;
con fuerza pero con calma,
porque estamos seguros de que nos pertenecemos,
porque envolver nuestro nosotros en las sabanas y en nuestros brazos es sencillamente estar en casa/nuestra casa.

El diario de varios/desvaríos poéticos Where stories live. Discover now