A veces voy hasta la ventana con la intención de poder mirarlo,
a veces tengo suerte,
a veces no,
cuando tengo suerte sé que el me nota pero también sé que no me comprende,
a veces me gustaría que lo hiciera,
que me reencontrara en sus memorias,
como yo lo reencontré en las mías el día en que volví a verlo,
mientras tanto seguiré asomándome con esa esperanza ciega de que un día,
me lo encontrare de golpe,
mirando y sonriéndome de frente,
con la ilusión materializada de que por fin será el quién este asomado en su ventana,
buscándome y esperando encontrarme.