10. La oportunidad

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De nuevo en el mundo de los sueños, Anne se vio en un mercado de esclavos, viendo a Cezare ser llevado por Darth Vader al frente de la multitud con las manos encadenadas.

Anne temió que si ella se presentaba en el lugar de Cezare, acabaría teniendo un dueño monstruoso.

- Un año se ha cumplido. Los esclavos vuelven a ser puestos en subasta.

La voz del presentador sonaba confiada, segura. Cada esclavo tenía colgada del cuello una placa con una puntuación del 0 al 100. Era lo bien que había hecho su trabajo. Cezare tenía 100, lo que preocupó a Anne y entendió que Cezare quería librarse e irse lo antes posible, ya que con esa calificación, cualquiera le querría, desde el más bueno hasta el más malo.

- Pero antes, la pregunta del millón: ¿hay alguien que esté dispuesto a tomar el lugar de alguno de ellos?

El presentador miró el reloj y paseó su mirada por el público. Personajes de todo tipo se miraban unos a otros, esperando ver reacciones. Anne se mantuvo callada. Cezare se mantenía cabizbajo, no atreviéndose a tener esperanzas.

- En tres... Dos... Uno...

Y entonces, una mano se levantó.

- ¡Yo tomaré el lugar de Cezare!

Todos miraron hacia la chica que había pronunciado aquellas palabras.

- ¡¡¡¡No!!!!- gritó Cezare aterrado.

Anne se horrorizó. Ella no había tenido el valor, pero Luisa sí. Ella se había dormido en las escaleras esperando a que Anne saliera. O quizá se durmió esperando aparecer en el sueño de Cezare.

- Sé que me odias, no fui justa contigo, pero sé ahora por lo que pasaste, tienes un 100 y todo es por mi culpa.

- ¡Te equivocas! ¡Te amo más que a nada en el mundo!- las lágrimas saltaron de los ojos de Cezare- Por eso hice esto y haría lo que hiciera falta, esperé a la persona adecuada para tomar mi lugar y poder volver a tener una vida normal para seguir teniendo la esperanza de volver a tener una vida a tu lado...

Luisa tragó saliva y trató de reprimir las lágrimas.

- Pero...

- ¡Yo tomaré el lugar de Cezare!- decidió Anne, conmovida. No soportaba ver que hubiera tal injusticia para unos enamorados.

- No, Anne. No. Esta es mi decisión. Y si Cezare no acepta que me ponga en su lugar, entonces me pondré a su lado y seré una esclava como él.

Entre la multitud comenzaron a oírse murmullos, sollozos, comentarios... Luisa pasó al frente y echaron a Cezare. Le retuvieron para que no hiciera nada, a petición de ella. No hubo necesidad de subasta, ya que sólo hubo un comprador. El mismo príncipe Edward. Le ofreció trabajar solamente dos horas cada noche de las que ella elegiría cuándo. Conmovido por la situación, decidió ser flexible.

- Solamente te encargaré una misión y te dejaré en libertad cuando la cumplas.

Luisa y Cezare estaban agradecidos. Se abrazaron como si volvieran a reencontrarse después de mucho tiempo. Y en parte, así era.

- No volveré a fallarte. Estaré siempre a tu lado. Vuelve conmigo, por favor.

Una sonrisa confirmó la decisión de Luisa y asintió con la cabeza. Una nueva oportunidad volvía a cobrar alas, preparada para volar.

***


Anne y Cezare se despertaron a las seis de la madrugada.

- ¡Soy libre!- exclamó Cezare, que no cabía en sí de gozo.

Anne sonrió, feliz de que salieran bien las cosas sin involucrarla. Cezare bajó de la cama y corrió a buscar a Luisa. Anne fue tras él para indicarle dónde estaba Luisa esperando. Salieron por la puerta trasera y la vieron bajando las escaleras dormida. Estaba en medio de la misión y caminaba sonámbula. En ese momento, venía un coche por la calle que Luisa estaba cruzando. Anne y Cezare se lanzaron a por ella pero fueron retenidos en el último instante por Dave.

Observaron con horror cómo el coche frenaba mientras el cuerpo de Luisa era arrojado varios metros más adelante por el impacto. Cayó con un golpe seco sobre la acera y no se movió más. Cezare gritó con desesperación mientras Anne lloraba desconsolada. Dave miró sus manos con las que trató de salvar a Cezare y a Anne pero sin saber si realmente eso evitó un accidente mayor o si por su culpa Luisa no tuvo oportunidad de salvarse. Cayó de rodillas y se llevó las manos a la cabeza. ¿Hizo lo correcto?

El conductor estaba aterrorizado, no obstante, pudo reaccionar y llamar a la ambulancia. Pero era demasiado tarde. La oportunidad de Cezare con Luisa perdió sus alas de nuevo. Quizá para siempre.

Hazte REALIDAD o Conviérteme en SUEÑO #Wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora