14. La habilidad

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Cezare y Anne se quedaron dormidos en el banco mientras hablaban. Anne se vio en una celda. Debía de ser la continuación del sueño en que era espía y el chico que parecía que la estaba ayudando solo quería descubrirla. Oyó voces por el pasillo. Se acercó a los barrotes para ver de quién se trataba. Era el príncipe que la había engañado.

- Os podéis marchar hasta nuevo aviso- dijo a los guardias.

Anne le miró con recelo y se apartó ligeramente de los barrotes. El príncipe abrió la puerta de la celda y entró, cerrándola tras él. A Anne le hubiera encantado escapar si no fuera porque tenía un pie encadenado a la pared. No llegaba a salir de la celda.

- Pórtate bien y saldrás pronto de aquí. ¿Qué te parecería ser mi sirvienta personal?

Anne frunció el ceño. Era consciente de que solo era un sueño, por lo que podía hacer lo que le diera la gana, pero la actitud de ese príncipe no le gustaba nada. Decidió darle una lección. Pondría en práctica sus dotes de actriz. No debía de ser tan difícil fingir que estaba enamorada.

-  ¿Tu sirvienta?

- ¿Prefieres ser mi sirvienta de por vida o ir a ejecución por espía?

- No sé qué es peor- murmuró ella.

Una cosa era segura, no quería saber lo que era morir en un sueño, morir no tiene gracia en ningún sitio. El príncipe fue hacia ella hasta que la acorraló contra la pared. El nerviosismo de Anne le permitió un mejor comienzo para su actuación.

- ¿Qué dijiste? ¿Que quieres morir?

- ¿Cómo es que me quieres de sirvienta?- preguntó Anne.

- Ehh... ehh... Aquí soy yo quien hace las preguntas.

"Menos mal que es guapo que si no... Yo con esto no puedo, me pone de los nervios", pensó Anne, algo irritada.

- Tu vida está en mis manos y yo te estoy dando una oportunidad. ¿Qué decides?- insistió el príncipe.

Anne decidió meterse en el papel para variar y divertirse un poco con ello. Incó una rodilla en el suelo en posición de nombramiento de caballero y agachó la cabeza.

- A sus órdenes, mi señor. Estoy para servirle.

El príncipe se quedó algo desconcertado por su cambio de actitud y se relajó. Se agachó ante ella y le alzó la barbilla, sonriéndole.

- Me llamo Stephan. No tienes que ser tan formal conmigo cuando estamos solos, Anne.

Era el turno de Anne para quedarse desconcertada.

- No entiendo...

- Veo que has cambiado tu actitud hostil. Serás mi dama de compañía entonces.

"Así que hay ocasiones en las que solo tengo que dejar el orgullo de lado...", dijo Anne para sus adentros.

- Gracias por perdonarme la condena.

- Ahora me gustas más- dijo Stephan con una sonrisa pícara.

- Pero no entiendo...

- Como dama de compañía, debes estar en todo tiempo a mi disposición, así te mantendré vigilada. Me serás más útil viva que muerta.

- ¿Para qué me quieres?

- Quiero que recuperes a mi hermana y liberes a mis padres. Están en tu país, ¿no? Como eres su espía, no sospecharán. Si tienes éxito, trabajarás siendo mi dama de compañía y se te perdonará tu delito en este país.

Hazte REALIDAD o Conviérteme en SUEÑO #Wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora