16. El viaje

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Cezare y Anne se encontraban en el avión de camino a París. Hasta el momento ninguno dijo nada sobre lo que había pasado en casa de Dave. Tampoco hablaron sobre nada que no fuera lo necesario como "¿Tienes los billetes?" o "¡Deprisa!". Anne miraba por la ventanilla del avión con el mentón apoyado en la palma de la mano. Cezare miraba el móvil, donde había apuntado las cosas que quería hacer esas vacaciones.

- Oye... ¿Qué soñaste anoche?- le preguntó Anne.

- Pues... La verdad es que solo sueño con la cueva de los cuarenta ladrones y el anillo. Anoche también soñé que había muchos anillos y tendríamos que descubrir la forma de identificar al anillo que le vendría a la reina.

Cezare bajó la cabeza y apagó el móvil.

- Y también soñé que no te acompañaré en la misión- continuó.

- ¿No?- se extrañó Anne, mirándole- ¿Iré sola?

- No... Alguien irá contigo.

- ¿Quién?

Cezare apretó los dientes y no dijo nada. Anne no se atrevió a preguntar más. Volvió a mirar por la ventanilla.

- ¿Y tú qué has soñado?- preguntó Cezare, tratando de salir del incómodo silencio.

- He soñado que era Cenicienta y que el príncipe me había engañado cambiando la hora para que se rompiera el hechizo y descubriera quién soy. Es culpa de Dave, que en su sueño fue príncipe y tendió una trampa a Cenicienta y se despertó cuando ella se transformaba. Ahora me ha tocado a mí soñar la continuación.

- ¿Y qué pasó?- la intriga se notaba por toda la cara de Cezare.

Anne primero sonrió y luego rió.

- Me dio mucha vergüenza. La madrastra y las hermanastras estaban con la boca abierta. El príncipe con la boca abierta. El duque con la boca abierta. Los guardias con la boca abierta. Todos los invitados con...-cada vez se reía más-...la boca abierta. ¡Jajajajajajajajaja...!

A Cezare se le contagió la risa y acabó riéndose también.

- El príncipe me preguntó que quién era en realidad. Le conté todo. La muerte de mis padres, cómo me trataban en mi propia casa solo por envidiosas...

- ¿Se llevaron todos su merecido?

- Sí, el príncipe dijo que yo era diferente al resto y que merecía algo mejor. Decidió casarse con Cenicienta y la madrastra fue echada del país mientras que a las hermanastras se les dio la oportunidad de elegir cambiar su actitud o irse también. Anastasia se quedó pero la otra que no sé cómo se llama, Drizella o algo así, se fue con su madre. Me desperté antes de la boda. Dejaré k Cenicienta se case, no yo. Aunque me dieron ganas de quitarle el príncipe por lo que me hizo en el primer baile...

- ¿Qué pasó?- preguntó Cezare.

- Edward me dejó mal haciéndome creer que bailaría conmigo y bailó con ella.

La sonrisa desapareció de la cara de Cezare. Otra vez Edward. Pero decidió no decir nada al respecto por el momento. No tenía pruebas.

- Ah.

Y de vuelta el silencio incómodo.

Cuando llegaron al hotel por la noche, se enteraron de que les habían asignado una sola habitación. Según el recepcionista era por un error pero más tarde se enteraron de que había llegado un embajador de un país extranjero y le dieron la habitación de Cezare.

- Bueno me alegro de que nos dieran la tuya, porque me gustaba más- sonrió Cezare, tratando de ser optimista.

Pero Anne estaba roja de vergüenza.

- ¿¿Que vamos a dormir en la misma habitación?? Dime que no hay solo una cama...

- Sí...

Anne quedó descompuesta totalmente. Tanto el pijama como el dónde cambiarse le causaban sonrojo. Estaba el baño pero desde luego no tendría intimidad ninguna.

- Es un buen hotel, tiene habitación, baño y una pequeña sala de estar. Si quieres te quedas la habitación y duermo yo en el sofá- propuso Cezare.

Anne se tranquilizó un poco pero no se sentía del todo cómoda con la situación y sobre todo que Cezare tuviera que dormir en el salón aunque fue él quien pagó todo.

- Pero no es justo para ti...- protestó ella.

- No te preocupes, el sofá es cómodo. Además, con el dinero que nos han devuelto por la habitación tendremos para ir en barco por el Siena, subir a la Torre Eiffel, comer queso...

Eso último hizo reír a Anne. Cezare se alegró de que el buen ambiente volviera. Dejaron las cosas en la habitación del hotel y salieron a coger el batobus para navegar por el río Siena. Pararon en la torre Eiffel y subieron en el ascensor hasta lo más alto que pudieron. Las vistas eran increíbles. Un mar de luces de colores se extendía ante ellos dejándoles sin respiración. Desde las alturas, viendo toda la ciudad a sus pies se sintieron como los de Titanic.

- ¡Soy el rey del mundoooo!- exclamó Cezare.

- ¡Y yooo!

Cezare miró a Anne extrañado por su falta de creatividad. Se rieron.

- Era broma. Solo que me da vergüenza...

- Tú di que eres la reina del mundo.

- ...

- Venga...

Anne se acercó al borde y gritó su frase.

- Je suis la reine du monde!

- ¡Olé!

- ¿Lo he dicho bien?

- Supongo que sí.

Volvieron al hotel en el batobus y decidieron que volverían y visitarían más monumentos en las paradas de día, ya que en Francia era invierno y hacía bastante frío, sobre todo de noche. Cezare insistió que Anne se quedara en la habitación y al final ella accedió. Estaban cansados por el viaje y luego el crucero, por lo que se durmieron enseguida. Esa noche Anne esperaba soñar con la cueva de los cuarenta ladrones, pero no fue así. Tanto Anne como Cezare soñaron con París, aunque Cezare soñó con el jorobado de Notre Dame y Anne soñó con el reencuentro de Anastasia, la princesa de Rusia, y su abuela.

La semana pasó deprisa y nada intervino en sus planes. Visitaron muchos lugares, hicieron fotos, comieron en lugares diferentes cada día y asistieron a eventos navideños.

- Mañana es el último día- comentó Anne, apoyada en el balcón del saloncito de la habitación del hotel.

Era ya de noche, o mejor dicho, de madrugada. Ambos estaban cansados pero no querían perderse ni un segundo de disfrutar de Francia. No solo habían visitado París, sino que también otros lugares como Orleans, Nancy, Nantes... Pero había un lugar más al que Anne quería ir.

- Sur le pont d'Avignon...- empezó ella a cantar.

"Te pediré salir", completó Cezare en su cabeza, "En el puente de Avignon".

Pero todavía les quedaba una noche de sueños por delante y muchas cosas podrían pasar. 

¿Conseguirán cumplir sus sueños y planes?

Hazte REALIDAD o Conviérteme en SUEÑO #Wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora