20. Planes

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Cada mañana, Anne y Cezare iban a clases.

Cada tarde, Anne iba a teatro con Rosalie, Clara y Luis, que ya eran novios oficialmente. Además, había una chica nueva que sustituía a Luisa, que estaba descansando todavía en el hospital, recuperándose.

Cada tarde-noche antes de dormir, Anne escribía en su diario.

Cada noche, Anne soñaba con que iba a un país distinto de los sueños a averiguar que todo estaba bien y a veces iba al palacio para el retrato con el príncipe.

Así pasaron los días y las semanas hasta que dos meses más tarde, Dave regresó de América. Anne estaba tan entusiasmada que fue a verle a su casa. Se habían visto en sueños, pero no era lo mismo. Iban con Stephan y no hablaban mucho de sus cosas, menos delante de él. A Dave le fastidiaba mucho no poder estar ni un momento solo con Anne. Se había imaginado la misión de forma diferente. Mientras tanto, Anne y Edward se fueron acercando más de lo que habían planeado. Edward creía que era suficiente con alejarse de ella una vez encontraran a la reina, pero cada vez le costaba más hacerse a la idea.

Decidió que hablaría con Anne para que retomara la búsqueda del anillo ya que si se aplazaba, podía llegar a ser demasiado tarde, tanto porque tan sólo quedaba poco más de medio año para que Anne y Dave cumplieran su misión como porque los sentimientos que Anne estaba desarrollando por Edward tan solo la dañarían cuando se despidieran. No tuvo en cuenta sus propios sentimientos. No quería admitir que sintiera algo más fuerte que atracción por ella. Y para que ella no fuera a pensar en algo más serio que un juego, la haría ver que solo era eso, un juego; quizá así, pensó Edward, ella se alejaría de él por propia voluntad.

Volviendo al reencuentro de Dave con Anne. Se abrazaron como si no se hubieran visto en años.

- Por fin nos vemos en la realidad- dijo Anne-. Te he echado de menos- admitió.

Dave le ofreció una sonrisa sincera que hizo que se le notaran los hoyuelos de las mejillas. Anne no pudo evitar pensar que se parecía a su hermano. Entonces su cara cambió a la de una chica enamorada al recordar a Edward. Dave se dio cuenta de que Anne ya no le miraba a él, sino a través de él, pensando en otro. Su sonrisa disminuyó, pero el pensamiento de que él la tenía en la realidad le daba ánimos para no rendirse.

- Ahora que el ladrón de los sueños ha dejado de mostrarse, podemos volver a buscar a la reina- le recordó Dave.

- Sí, es verdad...- se entristeció Anne.

Dejaron ahí la conversación por ese día ya que ninguno sabía ya qué decir. Anne se marchó a su casa y desde entonces solo se vieron en clase y en teatro. Cezare no dejó de mantener la amistad con Anne y también comenzó a hablar más con Dave. Un día de clase, Cezare comenzó a preguntar a Dave sobre el mundo de los sueños.

- Hay algo extraño en todo esto- dijo Cezare-. Edward dijo que la cueva de los 40 ladrones está censurada pero yo sueño casi todas las noches que voy ahí y que el anillo de la reina está entre otros a elegir dentro de una caja. La caja siempre se la lleva el jefe para vender anillos en el mercado una vez a la semana. Probablemente ya ese anillo se haya vendido y a saber dónde esté.

Dave frunció el ceño. No contaba con que el anillo podría haber sido vendido.

- ¿Y cómo podemos encontrar al que compró el anillo si ni siquiera sabemos cómo es el anillo?

Cezare esperaba esa pregunta y tenía preparada la respuesta.

- Edward. Lo sabe todo.

- ¿Estás diciendo que podría haber estado planeando algo?- se enfadó Dave.

- Eso pienso. Quizá quiere atrasar su compromiso con la reina.

- Seguro que hay algo más detrás de todo esto- sospechó Dave-. No le digas nada a Anne. De todas formas está tan pillada por él que no creería nada de lo que digamos.

- Estoy de acuerdo- confirmó Cezare.

- Esta noche viajaré a tu sueño e iremos a espiar al principito de pacotilla- propuso Dave entre dientes.

Anne apareció en la clase y fue a saludar a los chicos con una gran sonrisa.

- Hola. ¡Qué día más bonito! ¿Verdad?

Dave y Cezare se miraron con cara de extrañados y se encogieron de hombros.

- ¿No tenéis nada que decirme?- insistió ella.

Los chicos volvieron a mirarse, temiendo que ella escuchara algo de su conversación. Luego negaron con la cabeza.

- No, no tenemos nada que decir- se hizo el distraído Cezare.

- ¿Por?- preguntó Dave.

Anne se molestó y fue a sentarse en su sitio.

- Idiotas. No entendéis nada.

Dave y Cezare sintieron como que algo se les estaba escapando. ¿Pero qué podía tener de especial un día de marzo?

Hazte REALIDAD o Conviérteme en SUEÑO #Wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora