Capítulo 3

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-Un gusto Marian- estreché mi mano con la suya. -Soy Victoria. Mi apellido ya lo sabes, al igual que el resto del grupo- bromeé y ella amplió aún más su sonrisa.

La voz de la anciana interrumpió nuestra pequeña conversación, fijé mi vista en el pizarrón mientras ella escribía en una horrenda letra cursiva su nombre. Mademoiselle Cloutier.

-¡Qué clase de nombre es ese!- dije en un susurro y pude escuchar a Marian reír. -¿Qué sucede?- le pregunté divertida, su risa era bastante pegajosa.

-Mademoiselle, es señorita en Francés- dijo y sentí mis mejillas arder, mordí mi labio apenada y desvié mi vista de la suya.

La clase dio inicio y a medida que avanzaba entendía menos. La maestra hablaba como loca y escribía en el pizarrón de la misma forma, traté de tomar apuntes pero era prácticamente imposible. Si a veces no entiendo la letra de mi madre ¿Cómo voy a entender la de ella?

Suspiré frustrada y maldije para mis adentros, definitivamente los idiomas no son lo mío, tomé mi bolso y saqué mi libro completamente dispuesta a leerlo mientras la clase terminaba. Leí más o menos dos páginas antes de que la maestra me lo arrebatara de las manos y me obligara a ponerme de pie.

-¡Al pizarrón!- me ordenó y la miré nerviosa. -Traducción- dijo señalando una frase que estaba escrita.

Caminé insegura con ella tras de mí, me puse frente al pizarrón tratando de descifrar los jeroglíficos que había escrito. Por un momento me sentí en clase de matemáticas.

-Yo no... No sé que dice- dije con la voz temblorosa.

La maestra bajo sus lentes dejándolos sobre su nariz y me fulmino con la mirada.

-¡Siéntese!- dijo entre dientes y rápidamente lo hice. Siguió con la clase y según lo que me explicó mi nueva compañera estaba hablando sobre los contenidos y los criterios de evaluación.

Cuando por fin acabo tomé mi bolso y salí del aula junto con ella, no sin antes pedirle mi libro a la maestra quien me lo entrego de mala manera.

-¿Qué leías?- me preguntó Marian mientras comprábamos un té.

-Se llama Hush Hush- dije mostrándole la pasta del libro.

-¡Ay! Ese libro me encanta- dio un gritito y sonreí al ver su expresión de felicidad. -Lo leí hace mucho tiempo, pero lastimosamente lo perdí en la mudanza.

-¿De dónde eres?- le pregunté mientras le daba un sorbo al té.

-México- respondió con un acento bastante marcado.

-Eso explica el color rosa de tus mejillas- dije y noté como se sonrojo de inmediato. Iba a decirme algo, pero mi teléfono la interrumpió, lo saqué del bolsillo de mi abrigo y en el identificador estaba el número de mi padre. -Me tengo que ir- le dije apenada.

-Oh, no te preocupes, yo también voy de salida- terminamos el té rápidamente y salimos de la escuela.

-¿Vives muy lejos?- pregunté al ver como miraba la aplicación de Maps en su teléfono.

-Un poco, ¿Conoces Hyde Park?

-Sí, esta de camino a mi cas...- me interrumpió.

-¿Sabes que autobús debo tomar?

-Emm... no, pero mi padre me está esperando en su auto y Hyde Park queda camino a mi casa, te podemos llevar- dije y ella asintió de inmediato.

-Cruzamos la calle y vi como mi padre bajaba de la camioneta, me miró con una sonrisa y abrió sus brazos, corrí un poco y me lancé sobre él, lo abracé y él me dio un besito en la nariz.

-¿Cómo te fue mi amor?- me preguntó al separarnos.

-No muy bien- dije y el frunció el ceño. -Ella es Marian- dije girándome antes de que pudiera decir algo. -Es mi compañera de Francés.

-Un gusto Marian. Soy Simon, el padre de esta preciosura.

-Un gusto señor- dijo Marian y nos miró con una sonrisa.

-Papi, Marian vive en Hyde Park y no sabe cómo llegar ¿La podemos llevar?

-Por supuesto- respondió mi padre. -Suban- le abrió la puerta a Marian y luego a mí.

Camino a casa mi padre encendió la radio, algunas canciones de Coldplay sonaban en mi estación favorita.

-This could be para- para- paradise... Oh, oh, oh- cantó mi padre con su voz ronca y solté una carcajada, sentí mi teléfono vibrar y lo saqué nuevamente de mi abrigo. Mensaje de mamá.

"Vic, mi amor. Papá no contesta su teléfono. Por favor dile que se detenga en mi pizzería favorita y compre una familiar de pepperoni y queso para el almuerzo. Angelo acaba de dormirse de nuevo así que cuando entren no hagan mucho ruido. Te amo."

Reí un poco por su mensaje, me imagino cuanto le habrá costado dormir a Peanut. Le informé a mi padre del mensaje y él se detuvo por unos minutos para comprar la pizza. En cuanto subió a la camioneta nuevamente le dijo a Marian que se quedara a almorzar con nosotros, a lo cual ella se negó. Así que le insistí hasta el cansancio y terminó aceptado. Soy muy influenciable.

-Marian, emm ¿A ti te gusta la música de Adele?- le pregunté mientras bajábamos de la camioneta.

-Gustarme es poco- hizo un gesto gracioso con sus manos y reí. - ¡Adele, me encanta! Soy daydreamer.

-¿Day qué?- le pregunté confundía.

-D A Y D R E A M E R- deletreo letra por letra y la miré raro mientras caminábamos hacia la entrada de mi casa. -¿Por qué me lo preguntas?

-Bueno porque Adele, es mi madre- dije y ella frunció el ceño.

-¿Qué?

-Adele es mi madre- repetí.

-Deja de jugar conmigo Victoria.

-No juego contigo- dije sacando las llaves de mi bolso para abrir la puerta. La abrí y ella entro primero, luego yo y de ultimo mi padre.

-¡Wow! ¿Esta es tu casa?- dijo mirando hacia todo lado. -Es muy grande.

-Lo sé es bastante grand...

-Hello It's me- dijo mi madre con melodía mientras salía de la cocina. Miré a Marian quien quedó perpleja al verla.

-¡Oh por Dios!- dijo en un susurro y mi padre y yo reímos. -¡Es Adele, Es Adele!- dio un pequeño grito y empezó a saltar emocionada.

Mi madre le sonrió mientras nos miraba confundida, Marian no paraba de saltar y gritar mientras sus mejillas se tornaban rojas. De un momento a otro corrió hacia ella, se le lanzó encima y le dijo como mil veces que la amaba.

-Yo también te amo- respondió mi madre entre risas. Marian no la soltaba y en realidad era muy divertido ver esa escena.

Nunca imagine que reaccionaria de esa forma.

El llanto de Angelo nos sobresalto y ella se separó de mi madre asustada. Mamá me hizo puchero y entendí perfectamente lo que quería.

-Yo voy por Ange- dije y rápidamente subí las escaleras mientras seguía riendo por la reacción de Marian.

Entré a la habitación de Peanut, me acerqué a la cuna y quité la mantita de su cintura para cargarlo. Lo tomé de la cabecita y su espalda baja, casi lo suelto cuando su llanto se hizo más fuerte, mi corazón latió rápidamente por el susto. Lo puse sobre mi pecho y empecé a moverme para tratar de calmarlo, pero no funciono. Toqué su pañal por encima de su pequeño pantalón y noté que estaba sucio. Lo acosté en el centro de la cama individual que también hay en su habitación, tomé un pañal nuevo, los pañitos, la crema, el talco y con cuidado quité su pantaloncito.

Palidecí cuando vi en su muslo un pequeño moretón que parecía ser de un... ¡De un golpe!

...

¡Tercer Capítulo!
Con todo mi amor
Gracias Siempre❤

Best For Last -  Part II.Where stories live. Discover now