Capítulo 29

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Él está aquí. No sé en donde pero aquí. Mi hija está hecha un manojo de lágrimas y yo de nervios. Mi cuerpo tiembla de miedo y temo por la vida de mis hijos y la mía, lo cual es ridículo, Simon no es psicótico. Volteo a ver y observo su silueta a través de las luces de la camioneta. Camina despreocupado hacia mí con sus manos en los bolsillos. Se detiene a pocos metros y parece que se queda analizando la situación. Me sonríe y me quiero morir. Su cabello está perfectamente arreglado y su barba perfilada.

-¿Qué haces aquí Simon?- hablo fuerte y tomo a mi hija de la mano nuevamente. Marian queda perpleja al verlo.

-Vengo por lo que es mío- sonríe y se acerca mientras nosotras retrocedemos. -¿Dónde está Angelo? ¿En la camioneta?- niego y él camina rápidamente hacia mí. Mi respiración se va al sentirlo tan cerca. –Te extrañé mi amor.

-Sim...- apenas puedo hablar y maldigo en mi interior. -¿Cómo... supiste que estábamos aquí?

-He seguido a Peter todo el día- afirma. –Cuando salió hacia el aeropuerto supuse que estabas de vuelta y así es.

-Estás loco- digo y el acaricia mi rostro.

-Tal vez- me guiña un ojo y fija su mirada en Victoria. – ¿No vas a saludar a tu padre?- intenta abrazarla pero ella lo evade de inmediato. – ¡Que niña!

-Me tengo que ir- Marian habla con nerviosismo. –Debo estar en el aeropuerto en media hora.

-¿Te llevamos?- Victoria la mira y ella niega.

-El taxi está por llegar- saca sus maletas y cierra la puerta. Definitivamente esto parece de película.

Peter baja de la camioneta y camina hacia nosotros. Le hago una pequeña seña la cual entiende y se pone justo a un lado de Simon. Aún no se que pretende y temo que intente algo para lo cual no esté preparada. El taxi llega y el señor le ayuda a Marian con las maletas. Mi hija no para de llorar y ella la observa.

-Puedes ir a visitarme si quieres- le dice acercándose y le entrega una hoja. –Esa es mi dirección y mi teléfono en México, llámame antes de ir.

-¿Seguirás siendo mi novia?- le pregunta Victoria y puedo ver el rostro de Simon llenarse de ira.

-No. Eres mi amiga- se sube al taxi y baja la ventanilla. –Deje de ser tu novia hace dos semanas, cuando te fuiste.- la mira molesta y sin decir más se va dejándonos a todos sin palabras.

Victoria da la vuelta y mira a Simon con odio. Nunca había visto esa expresión en su mirada. El verde de sus ojos ni siquiera se ve, parecen negros. Las lágrimas no dejan de rodar de sus mejillas y abre su boca intentando decir algo pero no sale ni un solo sonido. Me acerco rápidamente y la tomo entre mis brazos. Se aferra a mí y grita tan fuerte que su dolor se vuelve el mío. Su grito está lleno de dolor, de tristeza y de frustración. Se deja caer en el suelo y yo lo hago con ella. Llora y grita haciéndome llorar a mí también. Tanto dolor a su corta edad.

-Te odio- murmura y siento mi corazón quebrarse. – ¡Te odio tanto papá!- grita y se levanta a toda prisa para golpear el pecho de Simon.

-¡Victoria!- la llamo en voz alta y parece no escucharme así que me levanto también para tomarla de los brazos. –Detente mi vida, por favor.

Simon la toma de las muñecas y ella se detiene mientras solloza. Mi corazón está hecho pedazos, no hay peor cosa que ver a mi hija sufrir. Como puedo la logro girar, su rostro esta hecho un desastre, sus ojos hinchados y sus mejillas rojas. Se aferra a mi pecho e instintivamente la cargo para ir a la camioneta.

-Adele- la voz de Simon se escucha pero no le respondo. Subo con mi hija en brazos y Peter me ayuda a acomodar a Angelo en el porta bebé.

La mañana llega con una gran tormenta. Tomo una taza de té mientras Simon me observa desde el otro extremo de la sala. Mis hijos están en sus habitaciones durmiendo después de tanto caos. Me duele hasta la fibra más pequeña del corazón pero sé que lo próximo que haré será lo correcto.

-El abogado viene en camino- dejo el teléfono en la mesa del centro y él me mira confundido. - Acordaremos la repartición de bienes y la custodia de los niños que por supuesto la tendré yo.

-¡Estás loca Adele! ¡Yo no te voy a dejar y mucho menos a mis hijos! ¡Eres mi mujer!- grita y pongo mi mano en alto para hacerlo callar.

-No estoy pidiendo tu opinión- hablo tranquila. – No soy tu mujer, legalmente tú y yo estamos divorciados hace muchos años, la custodia de los niños la tengo yo y así se quedará. El loco eres tú que acabo con todo esto, te concentraste en tú trabajo, me fuiste infiel con Alice y arruinaste la relación de nuestra hija, la juzgaste sin siquiera preguntarle qué era lo que sentía. Acabaste con todo Simon, toda la culpa la tienes tú.

-¡Yo solo quería lo mejor! ¡Entiéndelo maldita sea!

-¿Lo mejor? No me hagas reír. Si quisieras lo mejor no habrías hecho todo lo que hiciste, empezando por lo de Victoria.

-Todos cometemos errores Adele, no te hagas la santa.

-Tienes razón, todos lo hacemos y no me hago la santa, pero yo no sé qué fue lo que pasó contigo, cambiaste de un día a otro.

-La escopolamina que Ali...

-No te atrevas a justificarte con eso, cuando todo esto empezó ya estabas bien. Todo lo hiciste con intención y consciente ¡Eres un imbécil!- le grito.

Me fulmina con la mirada, sabe que es cierto lo que acabo de decirle. El timbre se escucha y rápidamente abro la puerta. El abogado me sonríe y entra, Simon se sienta en el sillón grande y maldice entre dientes.

-Haremos esto rápido señor Konecki- el abogado se sienta frente a él y saca algunos papeles de su carpeta. – Esta casa es propiedad de mi clienta al igual que las cuentas bancarias y el cincuenta por ciento de la empresa en la que actualmente usted es vicepresidente ¿Correcto?- Simon asiente completamente molesto. – La potestad de Victoria y Angelo es de ella, por lo cual usted tiene derecho a verlos un fin de semana cada quince días y durante la semana un día que la señora elija, adicionalmente debe pagar cada mes la cuota de manutención de sus dos hijos la cual acordará con ella pero no puede ser inferior a las mil libras. ¿Le queda todo esto claro?

-Sí- dice sin más.

-Entonces firme aquí por favor- le entrega los documentos y Simon los firma de mala gana. –Muy bien, está todo hecho. – se levanta para dirigirse a mí. –Señora Adkins le enviaré una copia por correo.

-De acuerdo- lo acompaño a la puerta y después de un apretón de mano se va.

-¿Sabes qué?- Simon se acerca a mí. – Espero no te arrepientas de esto, me estas dejando por apoyar a tu hija, que ya no es más mía por ser lesbiana.

-¡Cállate hijo de puta!- su rostro queda hacia el otro lado por la fuerte bofetada que le doy. -¡Lárgate de mi casa!- lo empujo con toda mi fuerza y le golpeo la espalda. - ¡No te vuelvas a acercar a mí ni a mis hijos!

Cierro de un portazo y grito llena de frustración. Me duele haberlo dejado, pero me duele más que hable de mi hija así. Es un imbécil ¿Cómo pude haberlo amado tanto? Camino desesperada por toda la sala y entre lágrimas caigo al suelo. Todo se ha acabado, todo se fue a la mierda y fue su responsabilidad.

...

Penúltimo Capítulo
Gracias a todas por leer
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Best For Last -  Part II.Where stories live. Discover now