El cuerpo de Marian se mueve ávidamente sobre el de Victoria. La rubia muerde su labio y por momentos le sonrie a su novia provocándole una inmensa satisfacción. A pesar de ya haber hecho el amor anteriormente Marian sigue viendo en ella nerviosismo, delicadeza y dulzura al entregarse al placer que pensaba que ella había sido su primera vez.
-¡Ah!- un gemido se escapa de los labios de Victoria al sentir los besos de su novia en su abdomen. Marian sube y baja recorriendo la piel blanca que emana un delicioso aroma a vainilla, sus manos estan concentradas en bajar las bragas blancas que lleva la rubia y hasta no lograrlo no quedó satisfecha. Abrie sus piernas tomándolas de las rodillas y despacio besa la entrepierna de su novia provocando que de ella solo se escuchen pequeños jadeos. Esos que la volvían loca.
-Eres perfecta Victoria- susurra Marian besando sus muslos. –Te haré completamente mía.
-Hazme lo que... quieras- apenas llega a ser un murmuro. Su mente está en blanco, solo se puede concentrar en el placer que está sintiendo. Ya había olvidado lo ocurrido hace unas horas con su padre. –Dios mío... Mari- gime fuerte al sentir los dedos de ella deslizarse suavemente en su interior, muerde su labio al sentir como entra y sale de su cuerpo para callar todo lo que quiere gritar. Sus manos estan aferradas a las sabanas, está perdida entre tantas sensaciones, eleva sus caderas, hala del cabello de su novia y se ayuda tocando su parte más intima en busca de llegar al éxtasis.
Marian sonríe al ver ese característico sufrimiento en el rostro de su novia al llegar al clímax. Mueve su mano aún más rápido para prolongar el placer, pero con lo que no contaba es que Victoria no pudo callar el fuerte grito de placer que se escuchó por toda la habitación y el cual se combinó con el de Adele, el cual no era de gozo sino de terror.
Dos habitaciones más allá de la su hija, una Adele completamente horrorizada despierta de el peor sueño que ha tenido en la vida. Las lágrimas salen de sus ojos sin siquiera ella desearlo. Simon la sostiene de los hombros observándola confundido.
-¿Estás bien?- limpia sus lagrimas y pone un mechón detrás de su oreja. –Lo que haya sido solo fue un sueño.
-No...- lo mira espantada y de un solo movimiento sale de la cama. Abre la puerta a toda prisa y va a la habitación de Angelo. Para su tranquilidad su hijo está bien, dormido y hermoso tal como ella lo dejó. Su mente la traiciona de nuevo y corriendo va en busca de su hija. Pone la mano sobre la manija de la puerta para girarla pero antes de que lo pueda hacer la puerta se abre desde adentro.
-¡Mamá!- grita Victoria al verla de pie frente a ella. –Me asustaste.
-¿Estás bien hija?- la detalla, la gira y la observa por todo lado.
-Estoy bien mami. Te escuché gritar ¿Estás bien?
-Eso creo mi amor- toca su frente intentando aclarar sus pensamientos. Todos están bien. Recuerda que cuando subió a su habitación Simon le pidió que no hablaran de su hija por lo tanto se quedó dormida minutos después.
-Adele- la voz de Simon se escucha. Ella voltea a verlo y él se acerca detallando a Victoria quien baja la mirada de inmediato. -¿Por qué tienes bata y no tu pijama?- toma la barbilla de su hija y al levantarla ve las pequeñas marcas que hay en su cuello.
La furia se hace presente. Entra a la habitación de su niña esperando no encontrar lo que piensa, pero al encender la luz ve a Marian salir del baño con otra bata. Sin pronunciar una palabra se devuelve y de un solo golpe el labio de Victoria está roto.
-¡Una mierda Victoria!- grita exasperado y su hija cubre su rostro para evitar el siguiente golpe. Adele reacciona poniéndose en medio. –Yo creyendo que estabas dormida y ¡No! lo que estabas haciendo era revolcándote con "Tu novia"
-Simon, detente- Adele tiembla de miedo al sentir que su sueño se está volviendo realidad. –No es la manera.
-¿Entonces cual es Adele? Esta es la segunda vez que hace esto. Acaso ¿No te acuerdas cuando la encontramos en mi casa metida con ese tal Alex en la cama?
Victoria suelta un fuerte sollozo y voltea a ver a Marian quien la mira impresionada, sus ojos no tardaron en mostrar decepción. Observa como se pone su abrigo sobre la bata y sus zapatos a toda prisa. Sin mirar a nadie sale de la habitación rápidamente. Victoria intenta detenerla pero su padre se lo impide sosteniéndola de un brazo.
-Mari... déjame explicarte- dice entre lágrimas. –Eso no significó nada, por favor-Marian voltea a verla con tristeza.
-¿Por qué nunca me lo dijiste? ¿Acaso no confías en mí?
-Mi amor sí... claro que confió en ti- la rubia trata de soltarse de su padre pero es prácticamente imposible.
-Ella no confía en ti- Simon sonríe sarcástico. – Dime ¿Te contó qué cuando era pequeña su madre no la quería y la golpeaba?
Marian abre más sus ojos al igual que Adele. Esto se ha salido de control. Sabe que Simon hará hasta lo imposible por destruir la relación de su hija.
-Ella no tenía porque saber eso- grita Victoria desesperada. –No tenías derecho papá.
-¿No tengo derecho?-Simon la observa mientras se sonríe. –Yo te crié, te cuidé ¡Te di todo! Y tú me pagas con esto. En cambio ella- señala a Adele quien lo observa sorprendida. –Ella te maltrató, nunca te quiso, desde que se enteró que estaba embarazada maldijo e hizo promesas para destruirte, te presento a tu verdadera madre Victoria, a la que has amado pero nunca te ha correspondido.
Victoria observa a su madre quien no pronuncia palabra alguna. Adele camina hacia su habitación y segundos después sale con un abrigo puesto. Entra a la habitación de Angelo y toma a su hijo en brazos.
-¿No vas a decir nada?- Simon la reta y ella niega sin hacer algún sonido. –Eres una cobarde.
-No soy una cobarde- responde tranquila. –Soy leal- él la ve confundido. –Sí Simon. Leal. El día que me casé contigo te prometí lealtad y eso significa ser lo mejor para ti y ayudarte en lo que necesites, no hacer lo que tú acabas de hacer, hablar mal delante de mí hija y de su novia. He cometido errores sí y tú también, pero he estado a tu lado para resolverlos juntos, pero, ahora veo que no fue suficiente, por esa razón me voy, no tiene caso seguir aquí. A tu lado.
Adele suspira agobiada y acomoda mejor a Angelo en sus brazos.
–Una última pregunta. Victoria ¿Te vas conmigo o te quedas con él?