Los rayos de sol se filtraron nuevamente por mi ventana. Mis ojos están pesados y no es para menos, un mes llorando cada noche no podría lograr más. Desde el día en que Simon se fue no he vuelto a encontrar tranquilidad, lo extraño como nunca antes pero así mismo lo desprecio por cada una de las palabras que pronunció. No puedo evitar ser masoquista día tras día a pesar de eso. Siempre pienso en él, en si comió o durmió bien, no sé qué es lo que sucede conmigo ¿Tal vez mi amor por él es infinito? O ¿Eso es lo que hace una buena ex esposa?..-Mami- volteé a ver la puerta de mi habitación y ahí estaba Victoria con Angelo en brazos. Él aferrado a su pecho me causo demasiada ternura.
-Pasa mi cielo- le sonreí y acomodé un poco las almohadas para que se recostaran a mi lado. -¿Dormiste bien?
-Solo la mitad de la noche- acaricié su cabello mientras observaba su carita cansada. No sé quien de las dos está peor.
-Ayer en la noche hablé con Jonathan, me propuso iniciar la gira nuevamente.
-Y ¿Aceptaras?..
-No lo sé cariño, es más de un año viajando a diferentes países y Angelo aún es muy pequeño, además no quiero dejarte sola.
-Podemos ir juntos, ya sabes... Yo cuido a Ange- dijo mirándome con una sonrisa. -Acepta mami, tal vez estar fuera un tiempo nos haga olvidar y sentir mejor.
-Entonces... aceptaré- la acerqué más a mí y besé sus mejillas. -Te amo mi vida.
-Te amo mami.
La lluvia se hace presente horas más tarde, la melodía del piano se escucha en toda la casa. Mi hija lo toca perfecta y delicadamente. La observo y sonrío al verla tan hermosa, ahora con su cabello corto. Decidió cortarlo hasta sus hombros el mismo día en que su padre se fue, lo donó a un centro de atención para niños con cáncer, es mi pequeña valiente. El sonido de la puerta abriéndose me distrajo, Peter se acercó serio y en un susurro me informó que Simon estaba aquí. No miento, pude sentir como mi corazón se disparaba por completo. Dejé la taza de té sobre la mesa y sin que Victoria se diera cuenta salí de casa.
-Buenas tardes- dijo Simon acercándose un poco al verme de pie en la entrada. - Son para ti- extendió un hermoso ramo de girasoles hacia mí pero no los recibí.
-¿Qué haces aquí?- pregunté mirándolo con cierto recelo.
-Adele vine porque quiero ofrecerte una disculpa- dejó los girasoles sobre una silla y se acercó más a mí. - Se que me comporté como un idiota, fui un patán pero entiende que no fue fácil para mí asimilar la condición de Victoria. Durante estos días he pensado en si fue lo correcto haberme alejado de ti... de nuestra familia y ahora que te veo sé que no es así, te extraño mucho y también a Penaut.
-¿Solo a mí y a Angelo? ¿Qué hay de tu hija Simon?- dije mirándolo contrariada.
-Sí, a ella también. Solo que aún no acepto como es.
-¿No aceptas cómo es? Por favor Simon ni que ella hubiera cometido el peor de los crímenes. Si tú quisieras la aceptarías, pero a ti te importa más "El qué dirán".
-¡Por supuesto que me importa! ¡¿Acaso a ti no!? Imagínate, tú toda una estrella mundial leyendo en los titulares que tu hija es una les...
-¡Cállate!-puse mi mano en alto. - A mi casa no vienes a gritar, respeta que mis hijos están adentro. Para tú información no me importa en lo absoluto si dicen o no dicen, es la felicidad de mi hija y nadie se va a entrometer en eso ¡Ni tú!
-¡Pues ya lo hice!- sonrió con ironía y yo me quedé en silencio. - ¿Por qué crees que Marian se fue de la ciudad? ¡Yo le dije que se largara y que dejara a Victoria en paz si no quería que le fuera mal a ella y a su familia!- dijo y mi mente casi no puede asimilarlo.