Adele
Aún recuerdo aquel día en que por primera vez estuve en una cama de hospital al igual que Simon. Hace casi dieciocho años, cuando nació Victoria. Todo tan blanco y espacioso, la diferencia es que yo estaba teniendo a mi hija, ahora él es víctima de la escopolamina.
-¿Cómo fue que pasó todo esto Simon?- mi voz sale casi en un hilo.
-Te pido que por favor me escuches Dell- su voz se escucha cansada debido a los efectos del medicamento que le suministraron. – Lo primero y más importante cariño – suspira, se acomoda en la cama y roza sus largos dedos en mi mano. – Quiero que sepas y siempre tengas presente que te amo, que amo a nuestros hijos y a la familia que hemos formado.
-Yo también Simon, yo también- miro directamente a sus ojos y él cierra los suyos negando levemente.
-Tiempo después de que tú y yo nos divorciáramos- murmura y lo escucho atentamente. – Conocí a Alice. Quise empezar una nueva relación que me permitiera olvidarte, dejar de amarte, pero eso no sucedió. Siempre has estado aquí Dell – pone su mano en el lado izquierdo de su pecho señalando su corazón. - Quise a Alice eso no lo puedo negar, pero jamás llegue a amarla a pesar de todo el tiempo que estuve a su lado.
-¿Cuánto tiempo?- pregunto alejándome un poco hacia la ventana donde el sol se refleja en pequeños destellos.
-Dos años, nueve meses.
-Es mucho tiempo Simon- hablo con un nudo en la garganta. Si yo no me hubiese comportado de esa forma tal vez él nunca se habría ido.
-No se compara al tiempo que he estado contigo, han sido los años más felices de mi vida- volteo a verlo y me sonríe.
-¿Por qué terminó tu relación con ella?- le doy la espalda nuevamente esperando su respuesta.
-Siempre dijo que nunca le di el valor ni el amor que merecía.
-¿Es cierto?
-Tal vez.
-Cuando Victoria enfermó en la escuela... - digo recordando. – Y vinimos a este mismo hospital ¡Tu sabias quien era ella! – siento el coraje recorrer mi cuerpo y volteo caminando hacia él rápidamente.
-Sí, pero no te dije nada porque ella tampoco lo hizo- me ve asustado.
-¡Que puta excusa es esa Simon!- grito y la puerta se abre.
-Señorita aquí no se grita- dice una enfermera y la miro fulminante, mi mirada la intimida y cierra la puerta nuevamente.
-¡Permitiste que esa mujer atendiera a tu hija! ¡Que le gritara! ¡Que le hiciera la vida miserable estando aquí! Dime ¿Cómo la trataba cuando iba a verte los fines de semana?- estoy hecha una furia. Sé que no debo gritar en el hospital pero ¡Me importa una mierda!
-Adele tranquila, déjame explicarte- se estira para tomar mis manos pero me alejo. – Ella nunca conoció a Victoria, nunca le permití verla.
-Entonces ¡¿Dormías a mi hija para después cogértela?!
-¡No! nunca le hice eso a mi hija- el aparato al que estaba conectado empezó a hacer un sonido extraño. No sé mucho de medicina, pero al parecer su presión estaba descendiendo.
-Dejaré de gritar. No quiero que te mueras- le digo y suelta una carcajada bastante escandalosa que es reemplazada por un grito de dolor. Toca su pecho y se deja caer en la cama.
-¡Simon! ¿Qué te pasa?- me acerco a él con las manos temblorosas.
-¡Me duele!- grita casi ahogándose y no tengo idea de que hacer ¡Maldición!
Tomo su rostro entre mis manos tratando de estabilizarlo y él me sonríe mostrando su dentadura perfecta.
-Te la creíste- susurra y con sus manos toma mi cintura haciéndome caer sobre él. –Te amo enojona.
-¡Eres un gran idiota!- grito sobre su rostro y antes de pronunciar una palabra más sus labios atrapan los míos. - ¿Me amas?- susurra sobre mis labios.
-Te odio.
-Yo también te amo mi amor.
...
¡Hola de nuevo mis niñas!
Tal vez esten sorprendidas de ver está actualización. Lo sé... dije que no podría seguir, pero la verdad fue que no pude dejarlo. Lamento muchísimo haberlas decepcionado con aquel mesaje, fue una desición muy precipitada de mi parte.
Con gran alegria quiero hacerles saber que continuaré mis novelas pase lo que pase espero todo su apoyo y amor como siempre, esto es por y para ustedes.¡Gracias Infinitas!
Con amor, Laura.
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