Mi cuerpo cayó sobre el de Marian en la alfombra. Ella tenía la respiración sumamente agitada, y no es para menos después del beso que le di. Un beso donde nuestros labios danzaban al mismo ritmo y nuestras lenguas se encontraban una y otra vez.-Quiero terminar esta noche lo que iniciamos en mi casa... - dije con una sonrisa y ella me imitó. -Pero esta vez sin mamás que nos interrumpan.
Su sonrisa se hizo más amplia al escuchar mis palabras. Sé que me quiere hacer suya y yo quiero que lo haga. Sin pronunciar palabra alguna juntamos nuevamente nuestros labios en un beso más tranquilo que el anterior, un poco dulce pero igualmente pasional. Con gran habilidad me dejó bajo su cuerpo. Sus labios recorrieron mi cuello, se adueñó de este entre besos y pequeñas mordidas que me hacían gemir levemente. Mis manos fueron a su espalada para acariciarla por encima de la ropa, las bajé despacio y tomé el borde de su camiseta ancha gris, la subí de un solo tirón y ella gimió en mi cuello. Se sentó sobre mis caderas y levantó los brazos para que me deshiciera en totalidad de la prenda. Me elevé un poco y lo hice. Una vez fuera aproveché el momento y besé su pecho y la parte de sus senos que sobresalia del sostén negro que llevaba puesto. Sus manos se enredaron en mi cabello y tiró un poco de este al sentir como hacía un pequeño chupón en medio de sus senos.
-Vic... Vamos a la cama- murmuró con la voz entre cortada y negué.
-Nada de eso Mari. Quiero que me hagas tuya aquí. Sobre la alfombra, en el piso.
-Entonces serás mía aquí. Voy a hacerte el amor ahora mismo.
Marian se puso de pie frente a mi dejándome ver su precioso cuerpo iluminado por las luces opacas de la casa. Llevó sus manos al botón de su jean negro y lo abrió despacio, así mismo lo bajó. Mordí mi labio inferior al ver que sus bragas le hacían juego al sostén. Después de quitarlos me extendió su mano y me ayudó a levantar. Tomó mi cintura entre sus manos y me pegó a su cuerpo. Su mirada estába en la mía, sus lindos ojos negros brillaban con intensidad. Jadeé al sentir sus manos acariciar mis piernas, iba subiendo mi vestido poco a poco. Me alejó solo unos centímetros para quitarlo. Lo dejó a un lado y sus labios volvieron a tener contacto con mi piel, pero esta vez sobre mis hombros. Sus manos fueron a mi espalda y desabrochó mi sostén, deslizó lentamente las tiras por mis brazos sin dejar de besarme. Mi sostén cayó a la alfombra y un gemido se escapó de mi boca al sentir sus manos sobre mis senos, apretándolos.
-Be... Bésame- le pedí sintiendo un calor infernal en mi zona intima. Mis bragas ya estában húmedas. Solo ella había provocado eso y quería que solo ella lo hiciera.
Sus labios sobre los míos, sus besos lentos y delicados me hacían temblar. Con suavidad me acostó nuevamente sobre la alfombra. Mordió mi labio inferior al separase y bajó nuevamente a mis senos. Tomó uno entre sus manos y el otro lo llevó a su boca. Lo besó y succionó provocando que mi espalda se arqueara. Una de sus manos se deslizó por mi abdomen hasta llegar al inicio de mis bragas. Abrí las piernas rápidamente permitiéndole que se acomodara mejor.
-¡Ah..!- gemi al sentir como presionaba su muslo en mi sexo. Movió un poco su pierna y tomé mi cabello desesperada de placer y excitación.
-Eres preciosa- dijo Marian y abrí los ojos para ver su rostro. Sus mejillas estaban más rosaditas de lo normal. Volvió a hacer presión en mi sexo pero esta vez con su mano. -Ya estas lista para mí, amor- mi corazón se aceleró aún más al escuchar esa palabra. Soy su amor.
Bajó lentamente mis bragas mientras sus labios besaban mi cadera y la parte inferior de mi ombligo. Abrió más mis piernas, con sus manos presionó mi pelvis y su rostro desapareció entre ellas. Un fuerte grito salió de lo más profundo de mi ser al sentir su lengua moverse en mi zona intima. Mi piel estaba erizada y yo completamente enloquecida. Como pude solté su cabello del moño en el que se encontraba y lo apreté con fuerza cuando me penetró con la lengua. Sus manos tomaron mis tobillos y puso mis piernas sobre su espalda, elevé mis caderas y sus dientes rozaron mi clítoris. Se detuvo un momento y lamió sus labios.
-Mírame bonita- susurró y fijé mi mirada en la suya. Lentamente introdujo uno de sus dedos en mi sexo y mordí mi labio. Entró y salió un par de veces antes de introducir dos más haciéndome gritar. Mis caderas se movían al mismo ritmo de sus dedos y su lengua volvió a tocar mi punto más sensible. Mis gemidos se escuchaban por toda la casa, me estába llevando al cielo. Mis piernas temblaban, tomé mis senos entre mis manos y me dejé llevar por el placer del momento.
-¡Mari!- grité al sentir como llegaba al orgasmo. Mi cuerpo se sacudió y ella me envolvió entre sus brazos.
Mi cuerpo seguía temblando mientras ella acariciaba mi cabello. Mi respiración volvió a la normalidad después de unos minutos. Dirigí mi mirada a la suya y ella me observaba con una sonrisa. Me acerqué y le di un beso rápido, para después dejarla bajo mi cuerpo.
-Eso fue maravilloso- dije sobre sus labios. -Ahora es tu turno.
Me deshice de su ropa interior con rapidez. Quería hacerle el amor también, quería que fuera mía. Besé su cuello mientras me acomodaba entre sus piernas. Las puso a cada lado de mi cintura y me elevé un poco para mirarla. Sus ojos estában cerrados y su boca entre abierta. Me apoyé en sus senos y moví mis caderas provocando que nuestros sexos chocaran. Gemimos al unísono, la sensación era locamente placentera. Cada vez lo hacía más rápido, sus jadeos me animaban a seguir. Marian empezó a moverse conmigo. Se movía a mi mismo ritmo, rápido y placentero.
-Te... Te amo Vic- dijo entre gemidos y mi corazón se aceleró más de lo que estába. Hice un último movimiento y ambas llegamos al clímax al mismo tiempo. -Te amo- repitió después de unos minutos y mis lágrimas cayeron sobre su pecho.
Nunca antes había sido tan feliz.
...
¡Capítulo 21!
Lamento muchísimo la tardanza.
Abrazos a la distancia, espero les guste.
Gracias Siempre
❤