AdeleNo lograba controlar la risa de mi hija, llevaba un buen rato riendo a carcajada suelta, lo cual me causaba gracia pero a la vez preocupación, su rostro empezaba a tornarse rojo por la falta de aire.
-Vic, trata de calmarte- dije entregandole un vaso de agua que bebió de inmediato. Esperé unos segundos y se tranquilizó por completo. -¿Qué fue lo que te causo tanta gracia?- pregunté poniéndome frente a ella.
-No lo se... tal vez la espontaneidad con la que preguntaste- respondió aclarando su garganta.
-Y bien. No me has respondido, ¿te gusta Marian o no?- pregunté nuevamente.
-Es linda- susurró y desvió su mirada de la mia.
-En eso estamos de acuerdo, pero esa no es la pregunta- levanté su barbilla y pude ver cierto temor en sus ojos. -Puedes confiar en mi- agregué.
-¿Recuerdas que hace unos días tenía algo que contarte?- preguntó mordiendo su labio inferior.
-Sí, lo recuerdo bien, lo de la escuela de idiomas.
-En realidad no era eso- suspiró y se sentó en una de las sillas de la barra. -Ese mismo día cuando te pedí permiso para ir al centro comercial, Marian y yo...- se quedó callada mientras movía sus manos inquieta.
-¿Marian y tú...?- me acerqué y tomé sus manos tratando de darle valor para que me lo dijera, mi instinto de madre no había fallado, sabía que algo había pasado entre ellas y estaba casi segura de qué era.
-¡Nos besamos!- soltó en un pequeño gritito, le sonreí y ella me miró confundida. -¿No estás enojada?- preguntó más que nerviosa.
-No tengo razones para estarlo, mi amor- acaricie su mejilla. -Aunque no lo creas sabía que algo estaba pasando entre Marian y tu, además se te nota, cuando hablas con ella o la ves pones cara de tonta- reí y sus mejillas se tornaron rojas.
-¡Mamá!
-Sabes que es cierto- la abracé fuerte y di un beso en su frente. -Sea cual sea tu desición te apoyaré mi vida, mereces ser feliz al lado de una buena persona y estoy segura que Marian lo es.
-Gracias mami- dijo aferrandose más a mi abrazo. -Pero aún no se que vaya a pasar con ella.
-Aquí estaré pase lo que pase mi amor.
-Eres la mejor- me dio un beso en la mejilla y se separó de mi. -Te amo.
-Y yo a ti nena.
Me abrazó de nuevo y con una sonrisa salió de la cocina. Pedí la comida y mientras esperaba que llegará me quedé de pie en el pasillo que conduce a la sala observando a Marian y a mi hija, hablaban, reían y de vez en cuando Marian tomaba la mano de Victoria, lo cuál provocaba que ella se sonrojara.
Victoria
Después de almorzar y alistar la pañalera de Peanut, mamá y él se fueron a la disquera. Marian y yo nos quedamos solas en casa, optamos por ver una película, así que nos dirigimos a mi habitación.
-Te extrañé- dijo tomándome de la cintura en cuanto entramos a mi habitación.
-Mari...- apenas pude pronunciar su nombre al sentir como rozaba sus labios con los míos.
-¿No me extrañaste?- susurró sobre mi cuello haciéndome estremecer.
-Sí, te extrañé- dije y en menos de un segundo nuestros labios estaban unidos nuevamente, me besó de tal forma que sentí mis piernas temblar, rodee su cuello con mis brazos y seguí con desesperación su beso. Mordió mi labio inferior con un poco de fuerza provocando que soltara un pequeño pero audible gemido.
-Me gusta como gimes- dijo y mordió mi labio de nuevo, sentí mis mejillas arder y ella sonrió mientras se separaba de mi. -¿Qué película veremos?- preguntó y yo estaba sin habla. -¿Te comieron la lengua los ratones?- dijo divertida.
-No- dije saliendo de mi ensimismamiento, caminé hasta la cama y me hinque para sacar una caja que contenía las películas. -Aquí estan las...- no alcancé a ponerme de pié cuando ya estaba acostada boca arriba en la cama con Marian sobre mi.
-¿Qué haces?- pregunté con la respiración agitada al sentir sus labios en mi cuello nuevamente.
-¿Qué te parece que hago?- mordió mi cuello y yo mordí mi labio para no gritar.
-Mari... yo...
-¡Shhh!- artículo y puso su dedo índice sobre mis labios. -Haremos travesuras.
...
¡Capítulo 12!
Gracias Siempre
❤