Capítulo 18

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-Quiero que te vayas Simon- dije con las lágrimas cayendo sobre mis mejillas. –Quiero que te vayas ahora mismo.

Su mirada estaba perdida y seguía caminando por todo el salón. No sabía que le estaba sucediendo, pero en este mismo instante me importaba muy poco. "Tuve sexo con Alice", esas cuatro palabras retumbaban en mi cabeza provocando que me sintiera más destrozada de lo que ya estaba. Mi corazón y alma estaban hechos mil pedazos. Mi esposo me acababa de confesar que me había sido infiel.

-Simon vete- repetí tranquila. No quería gritar ni alarmar a mi hija, y mucho menos escuchar a Angelo llorar. Solo quería que él se fuera de mi casa y de mi vida.

Me acerqué a él y tomé su mano temblorosa, con traspiés de su parte logré llegar a la puerta principal. La abrí y el fuerte viento helado de Londres se hizo presente. Cogí uno de sus abrigos del perchero y se lo puse encima.

-¡Peter!- lo llamé y él de inmediato corrió hasta la puerta. –Necesito que por favor te lo lleves de aquí. – señalé a Simon- Déjalo en un hotel o en su antigua casa. Cuando regreses por favor indícame en qué lugar esta para así poder enviar sus cosas.

-Sí, señora- respondió llevándoselo. Lo vi subir a la parte trasera de la camioneta y en cuanto Peter la cerró también cerré la puerta para no verlos partir.

Me dejé resbalar por la puerta hasta quedar en el suelo mientras lloraba desesperadamente, el dolor se adueñaba de mí y me estaba consumiendo. Nunca antes había experimentando algo igual, ni siquiera con la muerte de mi madre o los golpes de mi padre. Esto es más fuerte que yo, mi amor por él es inmenso, he estado enamorada de Simon desde muy joven, toda mi vida ha sido él, mi único hombre en todos los aspectos. Los recuerdos van y vienen en este momento, pero ya no son especiales. Ahora duelen. Nunca imaginé una traición de su parte, no de él, no de mi Simon. No de aquél joven barbudo que conocí en un parque una tarde de otoño, de aquél que me hizo el amor por primera vez sobre una cama de sabanas grises brillantes, tan brillantes como sus ojos, de aquél hombre que me regaló los mayores tesoros de mi vida Victoria y Angelo, mis hijos. Nuestros hijos.

-Mamá...- escuché la voz de Victoria y levanté mi rostro. Vi lágrimas en sus ojos mientras se ponía de rodillas en el suelo y se metía entre mis brazos. La abracé con todas mis fuerzas, ella sabía lo que estaba sucediendo. –Él... él te engañó- dijo entre sollozos que me hicieron llorar aún más. Dejé que mis lágrimas cayeran sobre mi rostro con fuerza. Estaba destrozada y escuchar llorar a mi hija me lastimaba aún más.

-¡Shhh! Ya pasó mi niña- susurré tratando de calmarla y de calmarme. Acaricié su espalda y poco a poco su llanto cesó al igual que el mío. Besé su frente y ella se acurruco en mi pecho. Hice a un lado los mechones de cabello que cubrían su rostro y limpié los rastros de lágrimas de sus mejillas.

Nos pusimos de pie y la abracé para dirigirnos a la cocina. Puse agua en la tetera y preparé té de durazno, mis manos temblaban al limpiar las lágrimas que seguían cayendo. Abrí la encimera y saqué dos tazas, una en forma de unicornio y la otra con notas musicales.

-Mamá.., ¿a dónde fue papá?- preguntó Victoria y volteé a verla. Justo en ese momento entró Peter a la cocina.

-Lamento la interrupción señorita Adkins- dijo e hizo una pausa. –El señor Konecki se encuentra en el hospital, sufrió una fuerte convulsión mientras lo llevaba a su casa.

...

¡Capítulo 18!
Se que es muy corto mis niñas, pero no quería pasar de hoy sin actualizar.
Gracias Siempre

Best For Last -  Part II.Where stories live. Discover now