Ay ya no seas maricón

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-¡Mierda!-escucho el alarido de Alexander, mi corazón deja de latir por unos segundo, voy corriendo hacia la entrada y un hombre muerto de tez morena, cabello negro, se encuentra en el suelo, exactamente en el marco de la puerta, Alexander esta recostado en el sillón, inclinado y apretandose el muslo.

Camino hasta quedar enfrente de él, oh dios, esta sangrando, voltea verme y frunce el ceño, llevo mis manos a mi boca y salgo corriendo al baño,vomito puro ácido, no he comido nada desde el desayuno.

Me labo la boca y regreso a la sala, Alexander esta metiendo su mano en la herida, gime adolorido, voltea y me ve.

-Ven-niego con la cabeza, si me acerco un poco más volvere a vomitar, me da mucho asco la sangre, no se por que pero desde niña lo tengo, no, no me pregunten como le hago con el periodo.

-Vamos, necesito sacar esta bala-suspiro resignada y me acerco, respiro agitadamente, tengo muchas ganas de vomitar.

-Necesito que saques la bala con tus manos, yo no puedo por que mis dedos son más gruesos, confio en ti y por favor por más gestos de dolor que haga, no pares-gia mi mano hacia su herida, meto mis manos, oigo como inspira fuerte y reprime un grito de dolor, apoyo mi rostro en su camisa, aspiro fuertmente, su olor calma un poco mis naúseas.

Siento sus musculos en la llema de mis dedos, encuentro la bala y la agarro lo más firme que puedo, jalo y la saco, volteo a ver a Alexander y tiene una mueca pero me sonrie.

-Gracias-me besa en los labios rapidamente y trata de pararse pero se vuelve a sentar.

-Vamos al hospital- duda unos segundos pero asiente, lo ayudo a pararse, lo dejo apoyado en la pared y cierro el departamento, bajamos en el elevador, busco su Audi rs5 negro.

-Pasame las llaves-me mira desconfiado pero al final me da sus ''preciadas llaves'', no entinedo por que no me las quiere dar son solo unas putas llaves.

Lo ayudo a subirse al asiento del copiloto, rodeo el carro y enciendo el motor, ascelero y salgo rápidamente.

-¡Cuidado, cuesta caro!-Alexander iba agarrado del asiento como gato

-Ay ya no seas maricón, por favor ni que conduciera tan rapido-me mira enojado pero luego empieza a sonreir

-¿Por que sonries?-él se hace el desentendido y voltea hacia la ventanilla, estaciono el coche y bajo.

Busco a un médico que me ayude pero al no verlo voy a la recepción.

-Disculpe a mi novio le han disparado y esta en el coche, podria llamar a alguien para que me ayude a traerlo-volteo a ver el coche, mientras la rubia de la recepción manda a traer a alguien, cuando veo a Alexander caminando con dificultad hacia mi, corro y le ayudo a caminar.

-¡Pendejo! te vas a lastimar, que no puedes pensar te pudiste haber caído-el me sonrie y me da un beso apasionado en los labios, mete su lengua y juega con la mía, su sabor a limón invade mi boca y me relajo.

-Tranquila, te va a dar un infarto, y seria una desgracia para mi-sonrio ante la tonteria que acaba de decir, una enfermera se acerca a nosotros y nos dice que pasemos al consultorio, le curan la pierna a Alexander y regresamos a casa.

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Les dije que iba a subir y aqui esta ya se, ya se esta muy pequeño pero no eh hecho el montón de tarea y mi maestra me matara además tambien tengo necesidades como comer.

Espero que le guste, perdón por las faltas de ortografia, yo las odio pero me da mucha flojera revisar, cuando temrmine la novela las voy a corregir.

Que tengan un buen día o noche, madrugada lo que sea.

-Mikal

¿Y por que no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora