VI. Muñeca inflable

37.8K 659 66
                                    

Hay personas que en su afán de conseguir riquezas o bienestar propio son capaces de ofrecer su alma a cualquier ser oscuro total de obtener su anhelante propósito, sin importar las consecuencias

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hay personas que en su afán de conseguir riquezas o bienestar propio son capaces de ofrecer su alma a cualquier ser oscuro total de obtener su anhelante propósito, sin importar las consecuencias. Pero para el amor, ¿cuál es el precio que se paga por no perder al ser amado?

-¿Estas lista? -pregunto Mateo, algo me decía que él estaba más nervioso que yo. Asentí

Detrás de la puerta de cristal giratoria se encontraba un lugar que ni trabajando veinte años sin gastar podría pagar, un enorme candelabro colgado en el techo daba la iluminación de la recepción, debajo de este una fina mesa con un enorme arreglo floral, al costado izquierdo una elegante sala con una pecera incrustada en la pared con gran variedad de animales marinos.

Los trabajadores perfectamente uniformados nos dieron la bienvenida y se pusieron a nuestra orden, Mat le dio el nombre del susodicho que nos esperaba. El joven que nos atendió nos proporcionó el número de cuarto y llave.

Entramos al elevador que no era menos aparatoso que el resto de cosas del hotel. Pulse el numero cinco y empezamos a subir.

Estaba parada frente a la puerta que tenía asignado el numero ciento seis. Me sentía estimulada por el simple hecho de saber lo que adentro me esperaba, cómo sería la persona que había pagado por mí, mi mente imaginaba posiciones y le producían calor a mi vagina. Por otro lado no podía parar de temblar, tenía miedo de dar ese paso, pero quería hacerlo.

Mi primo Mateo condiciono su silencio a cambio de que lo ayudará a conseguir dinero vendiendo mi cuerpo, la cantidad que requería era elevada como si estuviera metido en problemas con gente poderosa.

Él se encargaría de conseguir clientes que le pagarían por adelantado como modo de seguridad, no obstante con eso, me grabaría teniendo relaciones con ellos.

-¿Te estas arrepintiendo -Realizo la pregunta al ver que no accionaba, sólo estaba parada sin animarme a tocar la puerta de hierro.

Recargó la mano sobre mi hombro, al sentir su tacto me estremecí sin poder evitar pensar en sexo. No había marcha atrás, entrar a la habitación era un mandato exagerado.

Sin más toqué el pequeño timbre del cuarto, atendió un joven de tez blanca, con un azul muy claro en sus ojos y peinado con raya de lado, detrás de la gran cantidad de acné se escondía un rostro agradable que sonreía con tristeza. Sin contar que no estaba segura fuera mayor de edad, miré a mi primo de soslayo, él parecía sorprendido también.

-Adelante, pueden pasar -manifestó. El muchacho examinaba mi cuerpo haciendo énfasis en mis senos-. Son enormes, me gustan.

Sentirme deseada le provocaba más calor a mi zona erógenas e hilo de culpa me atravesaban por la cabeza, quería saciar la necesidad de ese momento y largarme a casa.

Ninfómana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora