XII. El lenguaje del placer

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"Estaba en una colina rodeada de la belleza de la naturaleza, respiraba aire fresco sentía una tranquilidad que hace mucho tiempo no tenía

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"Estaba en una colina rodeada de la belleza de la naturaleza, respiraba aire fresco sentía una tranquilidad que hace mucho tiempo no tenía. Un sujeto se sentó al lado mío, no lo veía pero sabía que lo conocía, escuchaba su voz en mi mente sin poder entender lo que me decía al voltear para decirle que no entendía su idioma ya no estaba y como si me hubieran echado agua fría desperté".

—Tía, ¿qué significado tendrá?

—No lo sé hija, tal vez has estado muy estresada por la organización de tu ceremonia y necesitas paz. Últimamente llegas de trabajar y te encierras en tu cuarto, ya ni procuras a Enrique ¿Hay algo qué te preocupa?

—No, no es nada, es que estaba en mi periodo y la abstinencia me daba dolor de cabeza —dije sin pensar.

—¿Y nada más ves a Enrique para tener intimidad? —Mateo dejó de prestar atención al celular y levantó la vista esperando una respuesta que no hubo por miedo a afrontar la respuesta—. No dejes que la lujuria gobierne tu relación, el sexo no lo es todo, hay cosas extraordinarias dentro de una pareja para poder ofrecer —expresó Lilia.

Cómo le explicaba que si me encerraba en mi cuarto era para masturbarme, que ya estaba gobernada y que si algo me preocupaba era el hecho de que no me consideraba suficiente, que me sentía mal conmigo misma, que lo que menos quería era casarme porque no era fiel, cómo le explicaba la desesperación que la situación me causaba.

—Bueno, vamos a desayunar, ya saben lo importante que es para mí el primer alimento —dijo animosa.

Con toda la buena actitud que la caracterizaba terminó de hacer el desayuno: huevo con tocino y frijoles refritos, un desayuno que en manos de mi tía era la gloria.

Antes de sentarnos a comer Mateo recibió una llamada, no tardó mucho en regresar y empezar a comer en silencio. Así como no tardó mucho Lilia en preguntar quién le marco. Mateo se mostró incómodo, como si no quisiera responder debido a que estaba yo. Sin embargo mi tía era tan despistada que no se dió cuenta de las muecas de su hijo. A veces pensaba que se hacía la desentendida para tener todo bajo control.

—Hijo, te pregunté algo, despierta.

‹Anda, dile que andas en malos pasos y que te hablan para presionarte sobre el dinero que debes›

Adopté mi papel de antagonista de telenovela: mirada retadora, con una sonrisa en los labios de triunfo, con unas negras y maléficas intenciones de delatarlo.

—Era... —Volteó a verme y con resignación a la mirada de insistencia de Lilia, relajó el cuerpo para continuar—. Ofelia

‹¡Ja! Jaque mate, descubierto. Espera, ¿Ofelia, quién es ella?›

—Magnífico, ¿cómo está?

—Bien —respondió entre dientes.

—¿Quién es ella?

Ninfómana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora