XXI. El cuento de hadas

13.8K 304 63
                                    

Érase una vez una niña amante de los cuentos de hadas que vivía atrapada en un castillo, con un rey que resultó ser un monstruo con el corazón más feo que ella jamás conoció

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Érase una vez una niña amante de los cuentos de hadas que vivía atrapada en un castillo, con un rey que resultó ser un monstruo con el corazón más feo que ella jamás conoció.

Era él, al único que conocía como el verdadero amor y se quedó vacía, sin saber lo que amar implicaba de verdad, sus sentimientos hacia él se transformaron a miedo, rencor y odio, mucho odio y eso le dolió como si hierro caliente le hubiera atravesado el corazón.

Esa niña creció siendo una flor marchita, hasta que lo conoció a un ser único sobre la faz de la tierra, encantador por naturaleza, con ilusiones y sentimientos cristalinos como dulce agua de manantial. Él era como un niño, del tamaño de un adulto y con la madurez, pero con esa peculiar forma de amar y no dañarte.

La niña convertida en mujer quedó cautivada por él desde el momento uno, después se enamoró hasta que comprendio el maravilloso hombre que tenía y empezó amarlo con una locura fascinante, propia del amor.

Toda historia de princesas tiene un final donde se casan y viven felices para siempre, pero para esa niña el final era tan solo el comienzo. Estaba por celebrar el que sería el día más feliz de su vida, ¿por qué así debería de ser no? Aunque él no era un príncipe, pero era lo más parecido a uno.

Suspiré profundo para relajarme, tenía tantas emociones juntas que quería gritar de miedo, emoción, terror, remordimiento, quería echarme a correr.

Al mirar mi figura en el espejo me sentí realmente hermosa, tenía mi peinado recogido que caía como un racimo de uvas, el maquillaje le daba luz a mi mirada, resaltando el color marrón en ellos, el vestido; Dios, era hermoso, me trajo muchos conflictos e inconvenientes, pero valió la pena, era recatado y decente, no enseñaba de más, la pequeña pedrería que llenaba el torso le daba un aire de la realeza y las mangas de encaje que cubría mis hombros me hacían sentir elegante.

-Hija... -La voz de mi madre sonó al otro lado de la puerta-. ¿Puedo pasar?

-Sí, adelante.

-Mi niña, te ves hermosa -Se paró al lado mío, me abrazó por la cintura y me miraba a través del espejo-. Me siento tan feliz por este día, cuando saliste de casa, después de ese pequeño accidente que provoque, pensé que te había perdido por completo, que te había hecho el daño suficiente para no volver a estar en momentos especiales para ti.

"Es por eso que te agradezco permitirme estar aquí contigo, me hubiera gustado adoptar el papel de tu tía y quedarme a ayudarte, en fin, hay cosas imposibles"

Me tomó de las manos y me puso frente a ella y me dijo lo mucho que me amaba, con esa felicidad y orgullo en el rostro que tienen las madres cuando hacemos algo bien, me hizo preguntarme si merecía tan grato amor, ya que yo había provocado ese accidente del que hablaba, por acostarme con su esposo.

-Gracias mamá, también te amo.

-Estas temblando.

-Estoy muy nerviosa, es que no sé si debería hacerlo por...

Ninfómana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora