Capítulo XIX

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Parecía que hubiese pasado una eternidad, pero no... solo había pasado una semana desde ese día cuando pidió que "fuese como ella" ¿lo peor? Sus palabras fueron "¿por qué no son como ella? "Se refirió a varias personas, mujeres para ser exacta. Y es que fui una ilusa al pensar que solo era yo en su vida. Agradecí al cielo que usáramos protección al momento de estar juntos, de lo contrario no pudiese dormir tranquila; no es que me arrepienta, es que así descarto cualquier duda que pueda pasar por mi cabeza.

He investigado un poco sobre su vida los últimos años y no ha sido muy... inspiradora. Cuando leí todo lo que se decía y la cantidad de mujeres con las que ha salido, cerré la ventana de inmediato y preferí pensar que todo lo que se dice es solo una exageración de periódicos amarillistas. No quiero aparecer como una más en su lista.

Unas piernas largas y perfectamente trabajadas se posan frente y no tengo que terminar de alzar la vista de mi laptop para darme cuenta de quién se trata.

—Debes estar feliz porque ya te vas a graduar —estoy sentada en unas de las mesitas que esta al aire libre al fondo de campus, levanto la vista fatigada hacia ella cuando sigue hablando —. Quizá con una profesión salgas por fin de la pobreza.

—Ojala que si, gracias por tus buenos deseos, de verdad. —vuelvo la vista a mi laptop.

—Aunque quizás no... —Suelta con semblante arrogante.

—Siempre me he esforzado por ser la mejor, esfuerzo, creo que tu no conoces esa palabra —Le regalo la mejor sonrisa sarcástica que puedo darle y tomo mis cosas para salir de allí bajo su mirada dura. Esa chica no se cansa de molestar, ¿es que acaso no le basto con la secundaria? Debió haber sido un ogro allí.

Mi celular vibra en mi bolsillo anunciando un mensaje y lo tomo de inmediato, es Ángel.

*Estoy en la biblioteca*

Lo guardo de nuevo y me encamino hacia esta. Ángel y yo estamos haciendo nuestro trabajo de grado juntos. Asumiré las consecuencias que esto cause en Bianca, aunque esta última ya no parece tan interesada en el primero. Vuelvo abrir mi laptop y él hace lo mismo para meternos de lleno en lo que nos interesa.

Son casi las seis y treinta de la tarde cuando mi celular suena anunciando una llamada; es la señora Alana.

—Buenas tardes, señora Alana.

—Alana, ¿contaremos contigo hoy? Dallan está loco por verte —Puedo escuchar la voz del último pidiendo que vaya, que no quiere a la otra niñera —. No se lleva muy bien con la otra niñera —Aclara mi jefa.

—En unos minutos estoy allá —Aseguro y ella cuelga de acuerdo.

La Universidad está acaparando todo mi tiempo y esta semana no ha sido la excepción. Tengo una semana sin ver ni cuidar a Dallan, en unos meses me graduó y podre cumplir otro de mis sueños. Los señores Vernacci se vieron obligados a contratar a alguien mas mientras salgo de todo esto. Hoy tienen un evento muy importante y necesitan que me quede con el casi toda la noche.

Ángel se ofrece a llevarme ya que mi pequeño auto se lo deje a mamá, lo ha estado necesitando más que yo. El primero me deja frente a la casa de mis jefes y yo me adentro a esta caminando unos diez metros para llegar al pórtico, pero no termino de hacerlo cuando Dallan y nuestro perro salen a recibirme, ambos corren emocionados hacia mí y nos fundimos en un abrazo.

—Pensé que no volverías mas —habla Dallan agitado por la carrera —. La otra niñera no me gusta, quiere que lave mis dientes cada dos segundos —explica mostrándome dos de sus dedos y moviendo sus manos frenético —. Es como Troncha Toro, ¿te has visto Matilda? Bueno, así, exactamente. —suelto una carcajada cuando termina de hablar agitado.

Después de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora