Kill For Live.

Diamond.

Eran las 8:30 de la mañana, y Oswald por fin decidió levantarse de su cama. A pesar de que no era un mercenario que tomara muchos trabajos, le gustaba practicar tiro por las mañana, y después salir a pasear a algún parque cercano.
Busco algo que ponerse dentro de su closet, donde el 80 por ciento de su ropa eran trajes formales. Esto era debido a que tenía una filosofía que se le había quedado grabada desde que un viejo amigo suyo, actualmente un superheróe, se la había dicho: "Si eres lo ultimo que una persona va a ver, deber verte presentable".
El otro 20 por ciento era ropa común y pijamas. Tomo unos jeans azules y una camisa de Sex Pistols la cual era una de sus bandas favoritas. Salió de su habitación y fue hacia la de Charlotte. Al llegar toco la puerta y preguntó por ella:
- ¿Charlotte?-
No hubo respuesta alguna. Decidió pues, bajar las escaleras y buscarla abajo, pues, la noche anterior le dijo que se sintiera comoda de recorrer la casa.
Busco en la sala, la cocina y la sala de juegos, sin encontrarla, hasta que llego a la Biblioteca. Oswald, a pesar de ser alguien muy inteligente, no era un lector asiduo, se le dificultaba mucho que un libro le interesara, por lo que rara vez entraba ahí.
Abrió la puerta, y vio a la niña sentada en uno de los sillones, leyendo pacificamente.
- Veo que te tomaste muy en serio lo de recorrer la casa.- Dijo Oswald. La niña voltó hacia donde el se encontraba y nerviosa respondió:
- Lo lamento... Yo..-
- Descuida. Estoy feliz de que lo hagas hecho. Eso demuestra que confias en mí-.

La niña se sorprendió, pues ella esperaba un regaño:
- Usted me salvó señor Oswald, ¿Por que no habría de confiar en usted?-
- ¿Qué lees Charlotte?-
- La Divina Comedia señor, de Dante Alighieri.-
- Me han dicho que es un excelente libro.-
- ¿Nunca lo ha leído?-
- No. De hecho, de todos los libros que hay aquí, solamente como dos son míos. Los demás son de Gabrielle, algunos de Miyazawa y otros de mi amiga Patricia. A veces viene de visita y muchos de sus libros los ha dejado aquí.-
- Debería leerlo señor, es muy bueno.-
- Lo haré después.- Oswald se quedó pensando, y luego habló nuevamente. - - Charlotte, ¿sabes qué es lo que hago yo?-
- No lo sé, y no me importa señor Oswald, usted me salvó. Ellos eran gente mala.-
- Si, lo eran, pero no soy muy diferente a ellos. Soy un mercenario, hago cosas por dinero, buenas o malas. ¿Entiendes a lo que me refiero?-
- Si, lo comprendo. Pero siento que usted no sería capaz de herir a un niño, ni hacer lo que ellos hacían. Y se que si hubiera llegado antes, también hubiera salvado a las demás niñas.-
- ¿Entiendes el concepto de muerte?-
- Si, lo comprendo, pero usted me salvó. Tal vez haya una razón para que nos hayamos conocido, ¿no cree?-
- Si, tal vez.-
- Además, creo que usted no ha matado a personas buenas, ¿verdad? Creo que usted se deshace de personas malas, y eso lo ¿convierte en bueno?-
Oswald rió un poco.
- Es más complicado que eso, pero te lo explicaré luego. ¿Quieres desayunar Charlotte?-
- Con mucho gusto.-
- Ven, vamos a la cocina.-

Salieron de la Biblioteca y fueron a la cocina:
- ¿Que te gustaría desayunar?
- Hay algo que siempre he querido probar señor Oswald. Si no es molestia, me gustaría desayunar Waffles.-
- No es molestia Charlotte.-.

Saco la waflera de la estantería y la conecto. Cuando comenzó a batir la masa finalmente alguien bajo. Era Charles.
- Que cocinas Oswald.- Preguntó mientras entraba a la cocina.
- Waffles.- Respondió Oswald.
Charlotte lo observaba detenidamente, sin que esté se diera cuenta. Era un varón alto, de como 1.78, cabello rapado de un lado, y largo del otro, con expansiones en las orejas y anteojos.
A pesar de que su look parecía el de un vago cualquiera, cuando este volteó hacia ella y le sonrió de manera cortes, se tranquilizo. Su sonrisa demostraba mucha paz, y amabilidad. Eso le dió mucha confianza.

Charles se acercó al oído de Oswald y le preguntó:
- ¿ Ella es la niña de la que hablaban tu y Jeez?
- Sí, es ella.- Contesto el otro, mientras se concentraba en batir la masa.