Parte 2: Three Cheers For Sweet Revenge, ó La venganza de la familia Amenoff.

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Hacia unas semanas que había pasado el asunto con Diamond. Oswald había adoptado legalmente a Charlotte, con algunos trucos y una identidad falsa que un viejo conocido le había ayudado a conseguir. La vida de ambos era muy tranquila, ya que no había habido una sola señal de Diamond, o de cualquier amenaza desde entonces.
Con ayuda de una conocida que era directora de una escuela privada en Echoes, Oswald consiguió inscribir a Charlotte al sistema educativo.A pesar de que perdió el tiempo que había estado cautiva en la casa de seguridad de Amenoff, no había sido difícil para la niña ponerse al corriente. Había demostrado ser muy inteligente.

- Padre.- Dijo la niña, mientras se dirigia a Oswald, quién se encontraba en su habitación dandole mantenimiento a sus armas.
- ¿Qué pasá Charlotte?- Respondió este, mientras desmontaba el cañon de una de sus escopetas para limpiarla.
- Debo decirte algo que he estado ocultando. Hay un niño que me molesta en mi clase. Dice que soy un fenomeno.- Dijo la niña, mientras ocultaba su dulce mirada de los ojos inquisidores de Oswald.
-¿Por qué dice eso?-
- Dice que no es normal que alguien aprenda tanto de la nada; Que seguramente yo soy una de esas "aberraciones" de los Alterados. Y ni siquiera se que significa eso.-
- Los alterados son un grupo de personas que algunos idiotas insisten en relegar de la sociedad. Son los que, al igual que Jeez, Gabrielle, Charles y los demás, incluido yo, tienen habilidades fuera de lo común para un ser humano normal, y algunos imbéciles nos ven como una amenaza o una aberración antinatural. Pero tu no haz mostrado indicios de ser uno de ellos corazón. Ahora. Ese niño.¿Conoces su nombre?-
- Sí, se llama Damien.-
- ¿Y su apellido?-
- Pendleton.-
- Pendleton.- Reacciono Oswald, un poco sorprendido.- Ya veo por que es así. Su padre debe de ser Johnen Pendleton, el director de esa estupida sociedad antiderechos... ¿Frente Nacional de la familia? Alguna estupidez asi. No te preocupes, mañana iré a hablar con su padre, y si no te deja de molestar, voy directamente a la escuela.-
- Esta bien padre.- La niña salió de la habitación de Oswald, tarareando por el pasillo.

Al día siguiente, Oswald se encontraba frente a las oficinas centrales de la organización, cuyo nombre era Frente Nacional por la familia y la humanidad, dispuesto a entablar una conversación civilizada. Antes, directamente le hubiera partido la cara, pero ahora tenía alguien para quién ser un ejemplo, y no podía dejarse llevar por sus impulsos.
Luego de un rato esperando apoyado en su auto, divisó a quien estaba esperando. Era un hombre de no mas de 35 años, ataviado en un elegante traje color gris ceniza. Su cabello negro estaba acomodado hacia la derecha, y sus gafas reflejaban la luz del sol. Se levantó de su punto de apoyo y se dirigió hacia él.
- Buenas tardes. ¿Es usted el señor Pendleton?- Preguntó Oswald cortesmente.
- Si, soy yo.- Respondió el otro. Oswald le tendió la mano en forma de saludo.
- Soy Oswald Patton, señor Pendleton. Vine a buscarlo para hablar con usted al respecto de su hijo Damien.-
- Sí, que pasa con él.-
- Bueno. Su hijo ha estado molestando a mi hija Charlotte.-
- Ah. Ya veo. ¿Comó la molesta?-
- Mi hija es una niña muy inteligente, algo que al parecer su hijo comprende como que es una Alterada. Usted debera saber que no hay ningun registro que ligue la inteligencia a las mutaciones registradas en los mismos. Así que le agradeceria hablar con su hijo para detener este comportamiento.-
- Por supuesto señor Patton. A pesar de que estoy en contra de que posean los mismos derechos que usted o yo, tampoco promuevo el abuso verbal o físico en su contra. Hablare con Damien. Si su comportamiento sigue así, por favor hagamelo saber.- Dicho esto, se dieron la mano en forma de despedida, y el hombre siguio su camino.

Oswald regresó a su casa. Esperaba que Pendleton tranquilizara a su hijo. Bajo de su auto y entró. Saludo a Charlotte y a sus compañeros, y se sentó en la sala.
Aproximadamente 10 minutos despues de que Oswald llegara, Charlotte entró corriendo a la sala, y se abrazo a Oswald, visiblemente nerviosa.
- ¿Que pasa?- Dijo Oswald.
- Hay un auto muy raro estacionado afuera.-
- Espera aquí. Creo saber quien es.

Afuera de la casa se encontraba una comitiva de automoviles de lujo. Una limosina custodioda por dos autos Bentley de lujo, y dos camionetas tipo Hummer color negro. Una mujer, de estatura baja, como de 1.50, o poco más, vestida con un uniforme militar rojo con detalles en negro. Botas formales color negro, y su oscuro y rizado cabello le llegaba a los hombros.
- Pueden retirarse señores. Creo que estare segura aquí.- Dijo la mujer a sus hombres.
- Canciller Svetlova. Tenemos ordenes del congreso de protegerla de todo.- Respondió uno de sus hombres.
- No importa. Los quiero lejos. ¡YA!-
- Esta bien señora. Pero será bajo su propio riesgo. Llamenos cuando este lista para irse.-
- Oye. Podra ser un idiota, pero estoy por segura de que al menos puede cuidar a su mejor amiga.- Dijo la Canciller mientras señalaba a Oswald.
- Cuanto cariño enana.- Habló el otro mientras sonreía.
- Sabes que te quiero-.
- ¿Quieres pasar?-
- No, fijate que me planeo quedar a dormir aquí afuera.-
- Jaja...- Replicó Oswald con una voz sarcastica.- Ya, pasa Patricia.-

La chica entró a la casa, y Charlotte la observaba desde la sala, oculta tras el sillón. Al momento de que Patricia y la niña hicieron contacto visual, la primera reacciono un tanto confusa, e inmediatamente volteó a ver a Oswald.
- ¿De quién es la niña?- Preguntó la Canciller.
- Mía.- Respondió el mercenario.
- ¿Como que tuya? Oswald, no me digas que...
- No, no, no, no, no. No es lo que crees. La adopté.-
- ¿Y cual es su nombre?-
- Charlotte.-
- Es un bonito nombre.-

La dama volteo hacia Charlotte, y Oswald le hizo un ademán para que se acercara. La niña se acerco nerviosa, ya que, a pesar de la calida voz y la pequeña estatura de Patricia, su porte y su ropaje la hacian verse bastante seria.
- Mucho gusto.- Dijo la niña, con una voz delicada y respetuosa.- Mi nombre es Charlotte.-
- Mucho gusto Charlotte.- Dijo Patricia mientras tomaba su mano en forma de saludo.- Yo soy Patricia Svetlova. Soy una amiga de tu padre. ¿Podrías darnos un poco de privacidad pequeña? Tengo algo importante que decirle a tu papá.-
La niña sacudio la cabeza afirmativamente, y volvió a la sala.
- ¿Cuanto tiempo planeas quedarte Patricia?- Preguntó Oswald.
- Quizas tres días, o tal vez cuatro. Quiero tomar un descanso fuera de la presión del congreso.-
- Bueno, pues sabes que mi casa es tu casa. Ahora bien, ¿Lo que le dijiste a Charlotte era en serio? O ¿Se lo dijiste para que se fuera?-
- No Oswald, es muy en serio. Vayamos a la Biblioteca a hablarlo.-
- Esta bien. ¿Quieres café?-
- Si, por favor.-

Despues de que Oswald preparara las bebidas, y Patricia se pusiera una ropa mas comoda;una camiseta gris, pantalón azul entallado y rasgado y unas botas militares; Fueron hacia la Biblioteca.
- Bien. ¿Que es eso que tienes que decirme?- Preguntó Oswald, seguidamente dandolé un sorbo a su café.
- Bien.- Contestó Patricia.- ¿Recuerdas el trabajo que tuviste hace unos meses en Rusia?-
- Sí. De ahí fue de donde rescate a Charlotte. ¿Por qué?
- Oh, vaya. Eso explicaría muchas cosas. Verás. Según mis infiltrados en el Ministerio Ruso de Defensa, el Hijo mayor del mafioso al que asesinaste.- Hizo una pausa, le dio un sorbo a su café y continuó.- Esta planificando una venganza en tu contra.-
- Bien, y ¿como lo saben tus hombres?- Dijo Oswald riendosé.
- Veras; El ministerio de Defensa tiene infiltrados en la familia... ¿Nikiforov? ¿Smirnoff?...-
- Amenoff, Patricia. Familia Amenoff.-
- Andalé, esa. Pues ellos tienen inflitrados ahí, y la información que ellos reciben va directamente al Ministerio. Y del ministerio pasa a mis Infiltrados, y de ellos a mí. Cualquier cosa que pueda afectar a Rusia, como debes de saber, puede afectarme a mí también, ya que es mi mayor aliado, y la entrada de Yrsejistan a la comunidad internacional.-
- Muy bien, lo entiendo, pero...¿Como afecta una mafia RUSA a tu país?-
- No sé, pero prefiero prevenir que lamentar. Y deberías agradecerme. Si no me hubieran pasado esa información, aparentemente irrelevante, quizás podrían atacarte y no estarías preparado.-
Oswald finalmente se terminó su café. Se acercó a la ventana que había en la biblioteca y encendió un cigarrillo.
- ¿Que podrían hacerme Patricia? Maté a Dimitri Amenoff con el mismo esfuerzo con el que la gente mata a una cucaracha.- Dijo el hombre de cabellos rizados y ojos cafés. Patricia se acercó hacia él y le dijo:
- No te confíes Oswald. Hasta donde sé, los Amenoff son astutos, y aprenden de los errores. Podrían contratar a alguien mas fuerte que tú para asesinarte. Así que deberías andar con cuidado.-
- Tienes un punto Patricia.- Respondió Patton mientras daba otra calada su cigarrillo.- Tienes un muy buen punto.

Finalmente acabaron su platica y decidieron que era hora de ir a sus respectivos cuartos a dormir. Oswald no sabía que esperar, pero estaría listo para cualquier cosa. No iba a dejar que le hicieran daño a las personas que amaba. Y si Vladimir quería venganza; Pues que viniera por ella.

Kill For Live.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora