Infiltrado en su círculo.

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Oswald se sentó en la sala, mientras Itsu preparaba el té en la cocina. Observó a su alrededor en busca de pistas, algo que le pudiera servir para encontrar a Natsuki. Luego se dio cuenta que el niño lo estaba viendo y lo observó detenidamente.
A pesar de sus rasgos predominantemente asiáticos, el niño tenía ciertos detalles que lo hacían darse cuenta, que efectivamente, el niño era su hijo. Sus labios y su nariz tenian la forma de los suyos propios, y el pelo del chiquillo estaba entre el liso cabello de un japonés, y el cabello rizado de su padre.
- ¿Quieres té o café?- Preguntó la chica desde la cocina.
- Café por favor.- Respondió Oswald, mientras se levantaba del sofá y se acercaba a una repisa llena de fotos y estuches, que había llamado su atención poderosamente. Al acercarse vio una medalla del ejército, que el le había regalado años atrás. La tomó y la observó unos segundos, y luego sonrío.
- Le insistí mucho tiempo que la tirara, pero nunca me hizo caso.- Dijo Itsu, quien sostenía una bandeja con una taza de té, una taza de café, crema y azucar.
-¿Porqué tirarías algo así?- Cuestionó Oswald, tratando de romper un poco el hielo.- Es una hermosa medalla.-
- Siéntate Oswald.- Respondió ella, con seriedad.- Hablemos de esto.-

Volvieron a sentarse al sofá y empezaron a charlar.
- Bueno, Itsu. Se que no es grato para ti tenerme aquí, después del daño psicológico que le ocasioné a Natsuki.-
- En eso tienes razón. Además de que eres un hombre buscado por la ley.-
Oswald dio un trago a su café y continuó.
- Sí, eh. La última vez que vine a Tokio creí haberme reencontrado con ella, pero no fue así. Era esa...esa cosa.-
La mirada de Itsu denotó tristeza.
- Lo sé... Un día la policía llegó y nos dijo que durante los últimos meses... yo no estuve viviendo con Natsuki... sino con una imitación barata.- Itsu comenzó a sollozar.- Yo no fui capaz de darme cuenta, lleve una vida normal, incluso tuvimos intimidad. Ahora me da asco pensar en las veces que lo hice con esa cosa. Parecía tan real, parecía tan... tan ella. No me di cuenta. Dejé que ella me tocará. Sentí sus labios con los míos, cocine para ella, convivimos con ella. Y al final, era un maldita ilusión.-
- Itsu, no imagino el dolor que debes sentir por esto. Y aunque parezca que no, a mi también me duele.-
- ¿Porqué te dolería? Si durante 5 años no se vieron Oswald.- Reclamó ella, con una voz quebrada.- ¿Sabes cuánto lloró ella por ti?¿lo sabes? Cada día, ella lloraba en el parque donde se vieron por última vez. Ella miraba al cielo, esperando que algún día cumplieras tu promesa... Pero al pasar del tiempo, ella prefirió creer que habías muerto, a creer que le habías fallado. Ahora 5 años después vuelves como si nada, diciendo que quieres ayudarme. Que quieres encontrarla.- La mujer comenzó a golpear su pecho, cada vez mas fuerte.- Eres un imbécil... ERES UN IMBÉCIL. Después de todo el daño que le hiciste, del dolor que la hiciste pasar...- La chica golpeaba y golpeaba, mientras Oswald no hacía nada. Luego, Itsu rompió en llanto. Un llanto tan lleno de dolor que estremeció a Patton.
- La extraño muchísimo Oswald. No tienes idea cuanto la extraño.- Apretaba sus puños mientras las lágrimas salian de sus ojos.- Desde que me enteré de esto, no hay un solo dia en donde no llore por ella.-
Oswald la abrazó, y las lágrimas de Itsu comenzaron a llenar su traje, mientras que de sus ojos resbalaban algunas también.
- Me lo imagino Itsu, y aunque parece que no, a mi también me duele.- Oswald la apartó y la miro a los ojos.- Pero voy a ayudarte a encontrarla, a que vuelva a casa contigo y con Konin. Pero necesito que te tranquilices. Necesito que me ayudes a resolver éste rompecabezas. ¿Está bien?-
- Está bien. Dime que necesitas. Ayudaré lo mas que pueda, siempre y cuando eso la haga volver sana y salva.-
- Necesito todo.-

Se sentaron nuevamente, y justo cuando Oswald iba a comenzar con las preguntas, tocaron el timbre de la casa.
Itsu fue a abrir la puerta, y un hombre entró a la casa. Era japonés, calvo, un poco mas bajito que Oswald y traía un traje negro. Tenía tal vez 28 años.
- Oswald, el es Kenshi Okuma. Es un amigo nuestro. Kenshi, el es Oswald, es un amigo, se ofreció a ayudarnos a encontrar a Natsuki.-
El tipo respondió.
- Oh, ¿y a que se dedica para que pueda ayudarnos?- Su voz dejaba ver que era una persona muy arrogante.
- Oh, bueno. El es un...- Itsu pensaba en que decirle.- El es un...Detective privado. Si... muy renombrado en América.-
- Oh, eso es impresionante. Es un placer conocerte Oswald.-
- Igualmente Kenshi.-
Se saludaron firmemente, mientras no dejaban de verse fijamente a los ojos. Si, definitivamente sospechaban el uno del otro.
- Solo pasé rápido a saludar Itsu. Tengo mucho trabajo que hacer en casa. Un montón de papeleo y esas cosas.- El hombre metió su mano a la bolsa de su traje y saco una pequeña caja.- Toma, te traje unos chocolates.-
- Es un lindo detalle Kenshi. Muchas gracias.- Respondió ella, dandole una sonrisa.
- No hay porque. Ahora debo irme. Tengo mucho trabajo por hacer, documentos y todo ese tipo de cosas, y no quiero tardar mas de lo que he tardado. Hasta luego.- La abrazó fuertemente en forma de despedida.- Pronto la encontraremos, te lo aseguro.-
-Eso espero Kenshi. De verdad que si.-

Kill For Live.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora