Hard Times.

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- Bien, llegamos.- Dijo Oswald a su amigo, para luego bajar del auto. Ambos se dirigieron hacia la parte trasera del mismo.
La bruma cubría la superficie del lago, y le daba un aspecto tétrico. El lugar era conocido por los habitantes de Echoes como "El lago de las Mil voces" esto debido a que, según las historias, si se iba a un islote que estaba en el centro, se podían escuchar las voces de las personas que se habían ahogado ahí.
Oswald empujó el automóvil hacia el lago, dejando que este se hundiera. El lago tenía cerca de 100 metros de profundidad, así que las posibilidades de que lo encontraran eran pocas.
- Oswald, ¿que tan lejos estamos de tu casa?- Preguntó Joseph, mientras volteaba a los lados.
- Como a dos kilómetros. Hay que empezar a caminar. ¿Que hora es?-
- Es la 1:28 de la mañana.-
- Bien, debemos irnos de aquí.-

Comenzaron a caminar por el denso bosque, y Oswald encendió un cigarro.
- Joseph ¿que tan dispuesto estas a ayudarme con esto?- Preguntó Patton.
- En lo que sea necesario, ¿por?-
- ¿Incluso matar?-
- No... Eso es algo que va contra mis principios.-
- En la guerra derribaste 60 aviones enemigos...-
- Si... ¿Y?-
- Nada... Solo lo considero algo irónico.-
- Oswald.. Lo que hicimos en la guerra, quedó en el pasado. Han pasado 6 años desde que terminó... Simple y sencillamente, ya no quiero matar otra vez.-
- Lo entiendo.-
- ¿Querías que matara a alguien?-
- No, no, esta bien. Apresuremonos en llegar a la casa. Hay que cambiarnos de ropa, estamos bañados en sudor.-
- Si... Tienes Razón.

La habitación era muy grande, decorada con pinturas y esculturas. La cama era gigantesca, como la de una princesa. También había muchos peluches de distintas formas y tamaños; uno de ellos, un oso de casi dos metros de altura.
Sentía miedo, a pesar de que había logrado escuchar que Diamond no estaba, y que regresaría hasta la tarde siguiente, se sentía intranquila. Además, la habían sacado de la habitación del hotel y la habían traído a esta gigantesca casa en medio de la nada. Estaba preocupada, confiaba en Oswald, pero tenía miedo. Tenía miedo de que el no llegara a tiempo, y que Diamond la lastimara.
-¿Porque me quiere?- Se preguntaba la niña a si misma, encogiendose sobre sus rodillas, mientras luchaba por que las lágrimas no salieran.- ¿Para que me quiere?.. Papá... Por favor apresurate. Tengo miedo...- Su voz se rompió y comenzó a llorar, pero luego se relajó un poco. Comenzó a pensar en sus poderes.... Si, sus poderes le servirían para conseguirle tiempo a Oswald para llegar. Había descubierto un poder muy extraño, pero que era divertido de usar: Podía dotar de vida a objetos inanimados. Sólo lo había usado para jugar con sus muñecos, y, para cuando estaba sola, que estos le trajeran Libros de su estante hasta su cama. Cabe destacar que, claramente, nunca los había usado para defenderse, y que posiblemente le cansaria mucho utilizarlos en combate. Pero debía hacerlo. Oswald iría por ella, pero mientras eso pasaba, ella no se quedaría de brazos cruzados. Así que se levantó, y comenzó a darle vida al oso gigante que había en su habitación. Diamond se cagaria en los pantalones al ver eso.

Llegaron a la casa, y esta estaba totalmente a oscuras. Oswald le dijo a Joseph que subiera a darse un baño, que el esperaría, ya que tenía que preparar varias armas.
Mientras el estaba en su cuarto metiendo munición a los cargadores, Gabrielle se paró detrás de él, apoyada contra el marco de la puerta.
- ¿Porque no me dejas ayudarte?- Preguntó la castaña.
- Porque no... Simple y sencillamente por eso.-
- Estas actuando raro Oswald.-
- ¿Porque dices eso?-
- No lo sé... Solo estas actuando raro.-
- ¿Cómo quieres que me porte, eh? Un puto pedofilo asqueroso y con tendencias homicidas secuestro a mi hija por segunda vez, ¿y quieres que me esté riendo?-
- Eso se arreglaría si hicieras lo que mejor sabes hacer... Mátalo.-
- Es lo que quería hacer la última vez... Pero su hermano intervino.-
- Matalo a él también.-
- Si, claro, lo dices como si fuera tan fácil. Te recuerdo que yo no controlo el tiempo Gabrielle, mis peleas deben ser a tiempo real.-
- ¿Que tratas de decir con eso?-
- Lo que trato de decir Gabrielle, es que me dejes de estar jodiendo, ¿si? Suficiente tengo con el maldito bastado de John Diamond como para preocuparme porque tu te sientes inutilizada. Ahora, ¿porque no vas con Joseph? Esta dándose un baño.-
-.... A veces eres insoportable, ¿lo sabias?-
- Si, lo sé.-

Gabrielle entro  enojada a la casa, azotando la puerta en una muestra de enojo. Pero a él le daba igual, ya tendría tiempo para pedir disculpas, si es que lo hacía, después. Lo que le importaba ahora era ir por Charlotte. Siguió llenando los cargadores de sus armas. Un fusil Galil, una escopeta de doble cañón recortada, una Colt M1911, un Smith & Wesson 629, y algunas granadas. Luego volteo hacia la derecha, y vio el arpón que Miyazawa le había vendido. También lo metió en su mochila militar. Se le quedó viendo un rato a esta, pues era la misma que usaba cuando estaba en la Boy Division. Aún tenía los parches y pines que le habían puesto. Luego pensó en MacArthur, esperando que este no interfiriera esta vez.

Se metió a la ducha, después de que Joseph hubiera salido. Era agradable la sensación del agua caliente recorrer su cuerpo, y muy relajante. Mientras se tallaba, sintió en su abdomen las heridas de la espada de Chandelier, algunas heridas viejas de bala, y una en la rodilla. Su vida había estado llena de muerte, asesinatos, miseria y desgracia. Y ahora que podía ser feliz, con una niña que le había alegrado todos los días, parecía ser que el destino no quería que lo fuera. Los últimos meses no habían sido muy tranquilos, a pesar de querer a Charlotte, parecía que hacía las cosas por inercia. Ya no disfrutaba las cosas como antes.
- Dicen que los tiempos difíciles crean hombres fuertes. No tengo idea de cuando terminarán esos tiempos difíciles para hacerme fuerte... - Dijo Oswald a sí mismo, para luego dejar salir un suspiro de desconsuelo.

Kill For Live.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora