001| Gerard el gordo

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"Eres de la ley del tordo, las patas flacas y el culo gordo"

           

Gerard.

-          ¡Maldita porquería de auto! – mi padre ha logrado que despegue la mirada de mi teléfono, bostezo, ya que son las seis de la mañana y me acerco para chismosear sobre lo que ocurre con él - ¡Le dije a tu madre que le habían alterado el kilometraje! – sigue - ¡Ah, pero no! ¡Dean, compremos este auto, por favor! ¡Y Ahí voy de idiota a comprarle lo que quiere! – me mira como si yo tuviera el rostro de mamá y me reclamara sus propios errores. 

Mi madre siempre ha tenido gustos extraños en coches, y no es que yo sepa mucho de ellos, pero por como luce, puedo deducir que no es un coche que me gustaría presumir; lo conseguimos en una feria a la cual Josh, mi hermano, propuso ir. Mamá se enamoró de ese Ford pinto color naranja desde que lo vio, tuvo que hacer berrinches de niña pequeña para que papá accediera a comprar eso...

El vendedor no tenía buena pinta, pero a como es Dean... mamá terminó regresando con su nuevo coche a la casa y ahora henos aquí, mi padre, Josh dormido y babeando a un costado mío y yo varados en el garaje porque no arranca.

-          ¿Por qué mejor no esperamos el autobús? – pregunto, después de todo es buena idea.

-          ¿Y qué me cobren cuotas escolares? ¡Ni soñarlo! Gerard, estamos apretados económicamente, tenemos que ahorrar. – sus ojos grises me miran de una manera profunda y está a unos cuantos minutos de comenzar a llorar – Así que lo mejor que pueden hacer por mí es ir a pie ¿Qué les parece?

Si hay algo a lo que puedo temerle, es al ejercicio. Yo, pesando más de setenta kilos a mis dieciséis años es una tortura siquiera pensarlo. Josh es deportista, pero debido a la cantidad de baba que tira por microsegundo creo que la idea de caminar al colegio sería una broma de muy mal gusto. Sin embargo, segundos más tarde me encuentro a tres casas de la mía caminando por la acera. Josh consiguió que sus amigos vinieran por él, pero no logró conseguirme un lugar, así que estoy solo.

Josh es menor que yo,  pero se relaciona mucho mejor y más fácil con la gente que yo, sin embargo, cada que tengo la oportunidad de socializar la tomo ¿Qué puedo perder?

-          Sube al batimóvil, hijo mío. – me giro para ver quién ha osado decir batimóvil con una pésima pronunciación – arreglé esta carcacha, sube. 

Obedezco y miro a mi padre de mala manera, arruga su nariz y toma una bocanada de aire para después aferrarse al volante, la carcacha tiembla como chihuahua y no hay manera de que pueda llegar temprano a mi primer día de clase.

-          Pronunciaste mal batimóvil – Dean me mira fugazmente pero solo sonríe - ¿No crees que es demasiado cliché que pasen estas cosas justo en el primer día de clases, papá?

-          ¿cliché? ¿Cómo esas novelas que lee tu madre? – asiento, pero digo que sí porque mi padre no deja la vista del camino y dudo que haya visto mi asentimiento – No, no lo creo... ¿Y después qué pasaría? ¿Encontrarás el amor de tu vida? ¿Tu primer amor? – ríe, pero una tos tuberculosa se apodera de él antes de que termine.

-          ¿Por qué no? – me recuesto sobre mi mochila, soñándome a mí mismo con mi primer amor, pero no logro imaginar más que yo mismo engullendo un Hot Dog.

Cuando uno inicia un año escolar nuevo, se imagina que podría ser lo mejor o que al menos podría mejorar, como es mi caso. Quizá me pase algo espectacular como en las series japonesas que miro durante mis ratos libres, que venga una chica a mi habitación a decirme que soy el elegido para ver una perla o el único capaz de derrotar a los malos con mis super poderes; pero no.

Destruyendo a Gerard. [Frerard] DONEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora