♣ Capítulo 3: Lo poco que se sobre amar

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—Esa es Carlota y esta es Vanesa, tenían menos de un día de nacidas—digo mostrándole las fotos a mi público en el teléfono—acá está Vanesa bostezando, acá esta Carlota con su madre, aquí están en brazos de Alex.

Las miran con ternura, no quiero jactarme pero mis sobrinas son los bebés más lindos que he conocido, no como los demás arrugados y azules, no, Vanesa y Carlota son morenitas y terciopeladas desde el primer segundo. Lamentablemente sacaron  lo peor de sus padres, lloronas como la madre, enojonas como el padre, aun así adorables.

—Acá tienen un mes…—digo enseñándole la foto donde sostengo a Vanesa en mis brazos para hacerla dormir.

—Son exquisitas—dice Magda tomando mi teléfono en sus manos—no se parecen mucho a tu hermana.

—Para nada, la genética Shomali ganó todos los puestos. Bueno supongo que podemos estar seguros que él es el padre.

—¡Mírala! Acá se chupa el dedo—grita Moira.

—Y esperen que tengo fotos de ellas en pijamas de perrito…

Se les derriten los ojos de ternura y siguen hurgueteando entre los archivos fotográficos de mi teléfono.

Debo aceptar que en un principio no me cayó para nada bien la noticia de que mi hermana fuese a tener hijos, me costó bastante hacerme a la idea de ella armando una vida tan joven, no la creí capaz, pero lo hizo, apenas, pero lo hizo.

—¿Esta es Camila?—pregunta Moira colocando mi teléfono a pocos centímetros de mi cara. La foto que muestra es la de Cami con Vanesa en brazos y yo junto a ella con Carlota en los míos. Nos estamos besando.

—Creí que la había borrado—respondo desanimado—Sí, ella es Camila.

—Me la imaginaba menos… ¿Cómo decirlo? ¿Común?—río ante su honestidad.

—Me lo han dicho. Todos suponen que es una despampánate modelo o algún adefesio, pero la verdad es que se ve como cualquier otra chica, es su personalidad lo que entretiene.

—¿Me vas a decir que te fijaste en ella por su personalidad?—Magda me mira con la interrogante en la cara.

—Claro, eso y su trasero.

Ambas ruedan los ojos ¿Qué esperaban? Soy hombre.

—Debe ser duro separarte de ellas, me refiero a Camila, Vanesa y Carlota.

—Es terrible separarme de Vanesa y Carlota, se supone que yo seré su tío favorito pero si me voy un año fuera mis hermanos podrían tomar ventaja de ello.

—¿¡Un año!?—exclaman ambas al unísono.

—Sí, me voy a una pasantía de derecho internacional a Italia.

—¿Y que dice Camila respecto a eso?

—No mucho, no sabe, las cosas no salieron muy bien entre nosotros.

Ambas me miran con la mandíbula fuera de su articulación. No se esperaban eso.

—¿De nuevo?

—Oye, esta vez fue su culpa. Yo hice todo lo posible para arreglar las cosas y ella me dio la espalda.

—No se porque pero no te creo—sentenció Moira con la ceja arqueada—. Mejor continúa con la historia.

—Bien ¿Dónde iba?

—Querías matar a Alex.

—Claro, Alex.

La casa de puertas rojasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora