♣ Capítulo 24: Y los chicos te rompen el corazón

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23 de diciembre de 2014. Santiago. En un departamento cerca de metro Salvador.

—¿Se puede saber qué haces tú aquí?

La nariz de Vicente se arruga cerca de donde nacen sus cejas y el pelo le cae desordenado sobre la frente. Realmente Vicente es muy guapo, mucho más que Gabriel y todos sus hermanos. Creo que nunca lo había visto enojado, siempre lo veía con la cara llena de risa, jugándole una que otra broma a Gab, no sabía que también podía molestarse. No lo culpo, la familia entera de Gab está tremendamente molesta conmigo, no veo por qué Vicente tendría que ser la excepción.

—¿Qué no me escuchaste niña? No eres bienvenida ¡Largo!—él hace en intento de cerrarme la puerta en la cara pero yo pongo mi… ¡Oh, mierda mi pie!

—¡Auch!

La puerta se abre y me inmiscuyo dentro del departamento con la destreza de un pequeño ratón. Creo que me partió el tarso con el portazo.

—¡Exijo ver a tu hermano!—chillo mientras me agarro el pie—Sé que está aquí ¡Gabriel! ¡GABRIEL! ¡Aparécete ahora mismo Vernetti!

—El único Vernetti acá soy yo, y por tu integridad más vale que comiences a bajar la voz.

—Sé que está acá y no me iré hasta hablar con él.

—Ya te he dicho que mi hermano, el chico al cual rechazaste fríamente después de que te revelara sus sentimientos y te jurara amor eterno, no está ¡Ahora vete! Nadie te quiere en esta casa.

—No me moveré, no hasta hablar con tu hermano

Escucho pasos a mi espalda y me volteó emocionada. Por fin podré arreglar las cosas con Gabriel, por fin.

Pero no es Gabriel, es Dena. Me mira asombrada y pestañea rápidamente ¿Está más gordita? ¿No era que ellos dos habían terminado? Parece que me perdí algunas cosas.

—¿Camila? ¿Qué haces acá?

—Quiero verlo Dena ¿Dónde está?

—¿Dónde está quién?

—¡Gabriel!

Abre la boca y después desencaja la mandíbula. Parece que hubiese visto un muerto. Lo acepto, es un poco impactante que me aparezca ahora, a un mes desde la última vez que yo y Gab hablamos, pero no es razón suficiente como para actuar así de raro.

—Le decía a Camila que es momento de que se vaya—Vicente me toma de un brazo e intenta sacarme de la entrada, pero ofrezco resistencia y me niego rotundamente. No pienso irme hasta que no hable con Gabriel.

—No puedes echarme, este no es tu departamento, es de él, y mientras ÉL no me eche no me iré.

—Entérate entonces que el departamento ahora en mío—acota con una amplia sonrisa adornándole la cara—. Ahora ¡LARGO!

 —¿Qué? ¿A que se refiere con eso?—miro a Dena buscando algo de apoyo.

—Gabriel le vendió el departamento a Vicente…

—¿¡POR QUÉ!?—grito asombrada.

Gabriel nunca haría algo como eso, él ama este departamento ¿Para qué dárselo a alguien más?

—Porque…

—¡NO! Silencio Dena—brama Vicente, a lo que ella cierra la boca casi automáticamente—¿Qué quieres con mi hermano Camila? ¿Romperle el corazón de nuevo? ¿Es eso? Porque la última vez fue lo suficientemente denigrante como para que vengas para terminar de hundirlo.

La casa de puertas rojasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora