Soy Min Yoonji.

Prólogo.

— Mamá, ¿porque tenemos que cambiarnos? — replicó la niña —. Ya es bastante malo eso de mudarnos, ¿te imaginas ir a una nueva escuela?

— ¡Yoonji! — su madre frunció el ceño —. El señor Min tuvo que cambiar la localidad de su empleo. Que tu no puedas comprenderlo, no significa que haremos caso a tus berrinches.

— ¡Papá!

El señor Min tragó.

— Lo siento mucho, preciosa. Pero mi empleo...

— ¡No quiero mudarme!

El señor Min dudó.

— No quiero que siga siendo una consentida — la señora Min fulminó a su esposo, conociendo lo débil que era ante los caprichos de su hija —. Por favor.

— ¡No soy una consentida! — gritó la pequeña.

— ¿Entonces porque gritas y reclamas a tus padres? Ten más respeto por nosotros, Yoonji — pidió su mamá al borde de la desesperación.

— ¡Papi!

Después de gritos, caprichos, berrinches y frustraciones, Min Yoonji no tuvo otra más que ir a su habitación para empezar a empacar sus cosas. Era tan injusto para ella volver a empezar en una escuela... Tener que volver a hacer todo otra vez para tener su reputación intacta.

Que flojera.

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