Carcel

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Estoy completamente en shock mientras Adam y yo nos dirigimos a su casa. No puedo hablar, solo pienso en el cuerpo inerte de Jeison, el novio de mi única amiga.

Estaba convencida de que era mi hermano y casi me muero al pensar que su cuerpo era el que estaba en esa bolsa negra, pero no, es Jeison, un chico que no merecía morir. Monica y yo siempre vigilábamos el grupo de mi hermano y Sebastian puesto que ellos eran irresistibles en todos los ámbitos. Siempre estábamos siguiendo a los muchachos y adulándolos en la lejanía, pero nunca quise conocerlos a profundidad porque siempre temía que los rumores fueran reales y que mi hermano estuviera involucrado en esos aspectos con ellos. Pero ahora que todo ha cambiado sé que Monica ha conocido a Jeison como yo he podido conocer a Sebastian y a mi hermano. Y ella lo amaba, odiaba ver como sus ojos brillaban cuando se acercaba a él porque temía que la hirieran. Pero ahora está más que herida, está destrozada. La vida le ha arrebatado al chico que ama y solo le ha dejado su muerte. Una muerte que me tortura la mente al solo imaginar cómo pudo ser provocada. ¿Qué hacía Jeison en mi casa? ¿Y Por qué mi hermano se encuentra en la casa de Adam?

Despierto de mis pensamientos cuando Adam se aleja de mí para abrir la puerta de su casa, sigo completamente anonadada por lo que está sucediendo. Cuando abre la puerta me deja pasar de primero y entro, veo la casa en completa oscuridad. Siento que alguien me jala y me abraza al mismo tiempo que Adam entra y cierra la puerta.

—Ju...li...an —digo con la voz entrecortada por las lágrimas.

Aprieto a mi hermano con toda la fuerza que tengo. Sentí por varios minutos que lo había perdido para siempre y fue lo más horrible que he sentido en mi vida. Pero eso me abrió los ojos, tengo que aprovechar a Julian ahora que lo tengo a mi lado, ahora que está vivo y que está conmigo. No sé qué haría sin él, crecí con su fastidiosa voz, imitaba cada pendejada que él hacía solo para demostrarle que podía hacer todo lo que él, pasábamos peleando y gritándonos por cualquier minúsculo desacuerdo, pero esa era nuestra manera de decirnos te quiero... Y la verdad es que lo amo, no sé qué haría sin mi hermano, simplemente me desmoronaría por completo, no podría continuar viviendo.

Las luces de la casa se encienden y Julian se separa de mí, puedo observar su rostro lleno de lágrimas y está blanco como la nieve, me da miedo que se desmaye.

—No creo que nadie venga hasta aquí, no tienen por qué —dice Adam.

Volteo para verlo y lo examino mejor, sus ojos están rojos, aunque por su rostro no corre ninguna lagrima. Empiezo a mirarlo a él y a mi hermano.

— Ustedes saben algo que yo no... hablen —ordeno molesta.

No entiendo absolutamente nada y eso solo me desespera más.

—Que te lo diga tu hermano —el tono de voz de Adam está cargado de odio. Adam se da la vuelta y desaparece en su casa.

Volteo y me dirijo a mi hermano.

No quiero perderteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora