Capitulo3- poder sin control

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David
— ¿ Como demonios obtuviste tanto control de la habilidad ? — pregunté en un tono enojado mientras me quitaba mi sudadera para así tener mejor comodidad al pelear.

— Ayuda de un Dios — contesto el bajo esa capa de fuego dorado que le rodeaba por completo, pero luego de entonar esas palabras el fuego que le cubría el rostro comenzó a bajar hasta su cuello, dejando su cabeza al descubierto.

Los ojos de David se habían pintado de un color negro con un centro rojo carmesí muy brillante, esa era la mirada de un demonios que estaba dirigida hacia mi.

padre te eligió a ti para caer primero — decía ese ser con un tono de voz muy distorsionada, era una voz por completo distinta.

— ¿ Quien demonios es padre ? — pregunté yo haciendo notorio mi enojo, mientras mi aura anaranjada comenzaba a hacer cenizas el pasto de la cancha de juego.

El ser envuelto en fuego dorado blandió sus enormes halas, y en ese simple movimiento ya había llegado hasta mi quedando a escasos dos metros, con sus pies despegados algunos centímetros del suelo, y con sus ojos rojos aún dirigidos a los míos.

Un dolor de cabeza comenzó a ser presente en mi, tanto fue el dolor que termine cerrando los ojos y poniendo ambas manos en mi cabeza aguantando mis ganas de gritar por el dolor, con mis ojos cerrados lo pude ver, a el, era la muerte la que había aparecido en mi cabeza con una túnica negra y una inmensa hoz, con solo ver ese rostro sin carne y cuencas sin ojos pude reaccionar, para al fin darme cuenta de que era lo que estaba pasando.

— Muerte te trajo de vuelta, y te fundió con uno de sus hijos — En mis palabras una sorpresa fue más que notoria, una sorpresa de terror, porque si muerte había traído de vuelta a David, Entonces pudo traer de vuelta a más personas, el ángel caído Daniel y el Marco de otro mundo, fueron las dos personas que vinieron a mi mente enseguida, ante mis palabras ese ser frente a mi sonreía de oreja a oreja.

— Bingo — En una palabra respondió a la que era mi hipótesis de lo que había ocurrido, yo no sabía el como salir de este que era posiblemente un reto tan grande como el de enfrentar al mesías, pero ahora estaba solo, algo que no había cruzado por mi mente, sin mis amigos está era una batalla casi perdida para mi.

— Soy maldad, el hijo de padre, este humano ahora cuenta con un poder 10 veces más grande del que tuvo en su momento como el mejor usuario de su habilidad — Ese ser explicó mientras el fuego dorado que los rodeaba se hacía más y más brillante.

Pero aún no me rendiría porque tenia algo bajo mi manga, algo más poderoso que el fuego dorado, pero no podía hacer uso de ese poder sin sufrir de alguna consecuencia física hacía mi, como se miraba mi situación hacer uso de ese poder era mi única salida.

Controle y calme mi respiración, para luego apagar mí aura anaranjada que rodeaba todo mi cuerpo, deje que la calma me llenara por completo y apunte la palma de mi mano izquierda hacia el espectro demoniaco que no dejaba de sonreír frente a mi.

— Desaparece — Con esa palabra una inmensa llamarada de fuego verde salió de mi mano, dando directo contra mi adversario, mi ataque fue tan fuerte que ese ser fue a dar contra las gradas del estadio, el dolor que recorría todo mi brazo era uno tan grande como si toda mi mano se quemara viva, era como si el fuego corriera por mis venas, el dolor fue tan grande que tuve que cortar la llamarada y cuando lo hice vi que mi ataque se había salido de control, mi fuego verde se había esparcido por todas las gradas del estadio y ahora bajaba al campo de juego, el sonido del concreto rompiéndose fue algo que se hizo presente, mi ataque había sido tan fuerte que estaba apunto de destruir todo el estadio.

El final de los usuarios Donde viven las historias. Descúbrelo ahora